Breve reivindicación de la ficción especulativa
Recuerdo cuando empezaron a interesarme las etiquetas. Con el inicio de la pubertad estaba empezando a descubrir ─de verdad─ la música y la literatura; y las múltiples divisiones y agrupaciones en base a géneros, subgéneros y territorios fronterizos me abrumaban al tiempo que se me antojaban algo apasionante a descifrar. Ahora, años después, he asumido mi derrota en el apartado musical y renunciado a diferenciar el ‘gothic symphonic metal’ del ‘epic power metal’, o el ‘post-punk revival’ del ‘new new wave’. Quiero pensar, sin embargo, que en el campo literario hice algo mejor mis deberes. Lo cual me lleva al tema clave de este artículo.
¿”Literatura de género”?
Hay quien agrupa la fantasía, el terror y la ciencia-ficción bajo el paraguas de la ‘literatura de género’. Reconozcamos que constituye una etiqueta tan extendida como problemática. En primer lugar porque, si bien ha sido asumida por buena parte del fandom, transmite ciertas ganas reprimidas de hablar de ‘literatura poco seria’, de la que tiene que ver más con videojuegos y tebeos que con ‘Guerra y Paz’. En segundo lugar, porque supone una redundancia: la otra literatura, en puridad, también tiene género. En tercer lugar, porque en la actualidad la coletilla ‘de género’ conduce a la confusión de los profanos, al dar a entender algún tipo de vinculación con los ‘estudios de género’. Estamos, en definitiva, ante una mala etiqueta.
Y lo es, ante todo, porque nada dice sobre los dos elementos que actúan de nexo de los géneros que pretende englobar: que son de ‘ficción’ y les mueve un ánimo especulativo. Efectivamente, debemos ver la especulación como el mínimo común denominador que comparten autores tan dispares como J.R.R. Tolkien, H.P. Lovecraft, Clive Baker o William Gibson.
Estos reinos de la ficción especulan sobre lo que podría haber más allá de nuestra realidad cotidiana. Ese ‘más allá’ puede ser literal, como en muchas obras de terror, y abordar lo que se oculta más allá del mundo de los vivos; puede referirse, también, a lejanas eras que quedan fuera de los registros históricos (como la Era Hiboria o la Tercera Edad del Sol) y cartográficos (¿qué hay más fantástico que el “Hic sunt dracones” que señalaba en fin del mundo en los antiguos mapas?); puede proyectarse, igualmente, hacia el futuro, y mostrar qué será de la Humanidad cuando navegue hacia otros soles o deba enfrentarse cara a cara con la Singularidad; por último, la especulación puede tener como objeto a universos paralelos, muy similares al nuestro pero dotados de una cuasi imperceptible pero asombrosa particularidad, o de un punto de discrepancia en la corriente histórica que les conduzca a la ucronía.
Por eso, esta nueva sección que hoy estrenamos en Culturamas nace con el nombre de SpecFic. Porque apostamos por esa unidad temática de los géneros antes vilipendiados (hoy en progresiva reivindicación); porque consideramos que muchas de las grandes obras que han producido los géneros que agrupa carecen de pureza temática y se deslizan, más bien, hacia lo fronterizo; porque permite, por último, ampliar definiciones y dar resguardo también al realismo mágico y al technothriller, al bizarro y al pulp.
Y, por último, porque la ‘ficción’ trasciende la literatura e incluye también al cómic, el cine y la televisión.
Especulemos.
Imagen | Cartel promocional de ‘Forbidden Planet’ (1956, Metro-Goldwyn-Mayer Corp.)
Autor: Marcos Merino