Cuestionario literario: Maria Oruña
Cuestionario realizado con la colaboración de @MientrasleoS, que firma la introducción
La última apuesta por las voces femeninas en la novela negra española viene de la mano de Destino. Este septiembre llegaba a las librerías Puerto escondido de la, hasta ahora, desconocida María Oruña. Esta viguesa, abogada de profesión, realizó su primera incursión en el mundo literario en el año 2013 con una novela sobre el acoso laboral titulada La mano del arquero. Escrita, según palabras de la propia Oruña, casi por obligación tras ver la situación a la que estaban siendo sometidos algunos trabajadores. En ese momento y guiada por su instinto de informar a los lectores que lo necesitaran, escribió una novela que hoy en día recomienda la Asociación de Acoso Laboral de la Xunta de Galicia. Una vez finalizado este libro, por fin pudo dedicarse a escribir lo que realmente le gustaba, y que se tradujo unos cuantos meses más tarde, en Puerto escondido. En esta novela, y partiendo de testimonios locales que incluyen a la abuela de la propia autora, se recogen pequeñas anécdotas, casi curiosidades, que forman en su conjunto un mosaico en el que encuadrar la trama negra que se desarrolla en sus páginas. María Oruña es de los escritores que opinan que no hay que hacer de los escenarios un personaje más de una novela, pero sí que pueden servir para dar una descripción más profunda de los personajes cuyas vivencias más intensas se hayan producido en ese lugar. De este modo, cada uno de sus protagonistas e incluso secundarios, aparecen fuertemente ligados a un enclave diferente, arrojado así luz sobre sus sentimientos más ocultos. En Puerto Escondido nos encontramos un trabajo a dos voces, una más dinámica, en el presente, y otra que se ambienta en la época de la posguerra Civil Española, en la que la autora usa el tiempo presente para que el lector no se desligue de ninguna de las tramas. En este momento y tras la presentación oficial a los medios el día 16, María se encuentra inmersa en plena gira promocional, mientras busca tiempo que le permita seguir recorriendo parajes que completen una segunda parte que, no sólo está en su cabeza, sino que ya ha comenzado a escribir. Sin hacer comparaciones, parece que estamos en un momento en el que las voces femeninas han encontrado su espacio en las mesas de novela negra, mediante sagas que mezclan lo policiaco y lo personal, entremezclando familias y crímenes que hacen que los lectores, principalmente del género femenino, se sientan atraídos por sus títulos.
¿Cuál es su idea de felicidad perfecta?
No creo en la felicidad perfecta, sino en momentos de felicidad, que son finitos y temporales. En ellos, casi siempre, se incluye a mi familia más cercana.
¿Cuál es su gran miedo?
No tengo grandes miedos. Pero sé que el Mal existe, que las personas malas existen, y no poder proteger, en su caso, a mi hijo pequeño —o a cualquier menor cercano a mí— ante algunas atrocidades me resulta, como mínimo, inquietante.
¿Cuál considera que es la virtud más sobrevalorada?
La belleza física. Y la inteligencia, creo. Hay inteligentes nada listos.
¿En qué ocasiones recurre a la mentira? (en el caso que confiese mentir)
¿Pero en este cuestionario hay que decir la verdad? Señor, en qué lío me he metido.
¿Se muerde la lengua antes de expresar determinadas opiniones por temor al qué dirán?
Quien diga que no lo hace alguna vez, miente. Creo que las personas deben posicionarse, pero también entiendo que mis opiniones deben ser más o menos comedidas según las circunstancias y las personas que resulten afectadas con mis declaraciones.
¿Cuándo fue la última vez que tuiteó o publicó algún comentario en las redes sociales con plena libertad?
Hoy mismo con mi cuenta de twitter secreta.
Es broma. No tengo tal excentricidad. La plena libertad no tengo claro que exista. Todo lo que hacemos está condicionado por nuestra educación, por nuestra idiosincrasia cultural y social concreta, la que nos ha tocado y la que dejamos que nos moldee: no somos tan rebeldes como nos creemos.
¿Qué es para usted la libertad?
Supongo que poder hacer lo que me plazca sin dar explicaciones a nadie ni tener que considerar las opiniones de los demás. Dicho lo cual, acabo de darme cuenta de que no soy libre en absoluto.
¿Siente el ser una persona reconocida públicamente le resta libertad con respecto a la persona anónima?
De momento no tengo la sensación de ser reconocida especialmente, de modo que mi ánimo libertario no se ha visto afectado. En cualquier caso, las personas desconocidas que se han acercado a mí lo han hecho con tanta simpatía y respeto que lo veo más como algo enriquecedor que como un obstáculo.
¿Hablar y expresar públicamente opiniones políticas o silenciarlas?
Depende del contexto. Si dispongo de una página personal, por ejemplo, en las redes sociales, puedo expresar lo que me plazca y creo que incluso debo hacerlo, porque el no posicionarse es un posicionamiento en toda regla. Sin embargo, si tengo una página que estrictamente recoge mi trabajo —ya sea literario o de abogada, pongo por caso —para mí no tiene sentido que en ese espacio desarrolle opiniones de ámbitos ajenos.
¿Activismo público o compromiso privado?
El que resulte necesario para cumplir con los principios personales. No por recibir palmadas en la espalda de forma pública el activismo es más valioso. He observado muchas veces activismos cuyo objetivo real es publicitario,… creación de fundaciones con mismo fin y por causa de beneficios tributarios…a menudo desconfío de las “buenas obras” de los personajes especialmente populares.
¿Informarse o ser informado?
Ambas cosas. Todas las historias tienen dos lados. Es interesantísimo ver la misma noticia contada por tres periódicos diferentes. Los matices logran contenidos prácticamente opuestos. Creo que hoy, que disponemos de internet y de información inmediata, sufrimos, incongruentemente, de gran desinformación, porque creemos todo lo que vemos y escuchamos en los medios, lo damos por sentado, cuando la historia de verdad, la real, cuando llega a nosotros, ya ha sido matizada por terceros.
¿Qué es para usted y qué valor tiene la información?
La información es poder. En todos los ámbitos.
La cultura, ¿cuestión de esnobismo o conocimiento transversal?
La cultura es todo, se encuentra hasta en los hábitos más pueriles. No sólo tenemos cultura en los libros, en la ópera o en los teatros. La encontramos en las tradiciones de los pueblos, en nuestra manera de disfrutar el tiempo de ocio; todo conforma nuestra cultura.
¿Todo es cultura? O, mejor dicho, ¿qué no es cultura para usted?
Anda, ¿cómo sabía usted que yo iba a contestar antes que todo era cultura?
La segunda cuestión no es fácil: hasta lo detestable a veces forma parte de nuestra cultura.
¿Sus referentes culturales son literarios, musicales, artísticos, cinematográficos…?
Creo que mis referentes son todos los incluidos en la pregunta, añadiendo el componente gastronómico. Todo deja un poso en nosotros, hasta lo más liviano, y creo que eso después se traduce, en mi caso, en la forma de escribir, en las palabras que utilizo y en cómo visualizo lo que escribo.
¿Un autor para releer?
No suelo leer dos veces el mismo libro. En mí sería algo extraordinario, incluso. Sólo repito, en su caso, en libros de historia, de arte y de viajes. Creo que no es una contestación nada intelectual pero me he acordado de que en este cuestionario tengo que decir la verdad.
¿Un autor recién descubierto?
Anthony Doerr: he terminado de leer “La luz que no puedes ver” hace poco. Me ha llamado la atención su forma de escribir, no porque me parezca extraordinaria —siendo un muy buen libro — sino por su delicadeza y elegancia.
¿Una película, una obra de teatro o un espectáculo recientemente visto y que no olvidará?
Por desgracia tengo memoria de mosquito y suelo olvidarlo casi todo. Los espectáculos en los que participa mi hijo del colegio sí que encuentran un hueco estable en mi mente, que suele conservar lo esencial. Y tengo debilidad por los espectáculos callejeros de las grandes ciudades: suelen ser elaborados, independientes al idioma del espectador y divertidos.
La creación, ¿un arte, una pasión o un ofició que se puede aprender?
Escribir, junto con viajar, es una de mis pasiones. No voy a añadir el cocinar porque eso lo hago bastante regular. Escribir bien, en esencia, no es difícil. Lo complicado está en convertirse en un creador de historias, en parir un estilo propio. No es lo que se cuenta, sino cómo se cuenta. No sé si es algo que puede aprenderse o si ya debes llevar una semillita literaria dentro, pero sí sé que se puede mejorar y depurar la técnica leyendo mucho y escribiendo otro tanto.
¿Todos podemos escribir un libro?
Creo que no. La paciencia, la perseverancia y la cabezonería por hacerlo no están en manos de todos. No es una cuestión de capacidad, sino de interés. Sería tedioso enfrentarse a algo que no nos supone estímulo alguno. En mi caso personal, sería completamente incapaz de aprender un cuadro eléctrico, por ejemplo, porque mi concentración se desviaría invariablemente a otros puntos: ¿Qué historia habrá detrás del hombre que me lo está explicando? ¿Por qué lleva manchada la bata en tal sitio? ¿Tiene cara de asesino o esos pelos son consecuencia de cortarse él mismo el cabello? Y entraría en bucle de forma interminable. Suspenso asegurado.
¿Todos podemos publicar?
Por supuesto. Todos los que han escrito un libro, al menos. Para eso están las editoriales de auto-publicación, en caso de que una editorial no acepte o no pueda leer nuestro manuscrito.
¿Todos podemos ser artistas?
¿Un escritor es un artista? Yo sólo sé que puedo escribir y que me gusta hacerlo. Pero no me considero una artista, sólo una mujer que escribe. Personalmente siempre he asociado los artistas a un nivel de arte elevado, pero si entendemos el arte en un concepto amplio, ¿por qué no? Sí, supongo que todos podemos ser o tener algo de artistas.
El éxito, ¿personal o profesional?
A menudo van de la mano: un intelecto satisfecho con un corazón alegre. Si existiese la individualización radical de ambos conceptos, que no existe, escogería el éxito personal.
El éxito, ¿fama, dinero, reconocimiento o no necesariamente?
¿El éxito? ¿Qué es el éxito? ¿Salir en los periódicos y ser conocido? Para mí el éxito en el ámbito literario no es eso, sino vender libros. Suena comercial, materialista quizás, pero lo que hay detrás no lo es: si las personas te leen con gusto es porque conectan con la historia que les estás intentando transmitir, es porque has logrado enlazar con ellas mediante hilos invisibles. En el caso de Puerto Escondido, para mí el éxito se ha dado cuando algún lector me ha dicho que ha disfrutado realmente la lectura y que ha encontrado su puerto escondido.
¿Cuál considera que es su gran logro?
No siento que atesore grandes logros en mi vida. Pero haber creado una familia es, sin duda, una de las cosas más bonitas que creo que he hecho.
¿Cuál es su lema?
Madre mía este cuestionario es más difícil que escribir un libro. Pues creo que no tengo lemas, ni ideales definidos. Repito mucho a mi hijo de cuatro años lo de que “lo que no es tuyo no se toca” y que “no escapes de los problemas, enfréntalos”. Sí diré que creo en la honestidad y en la gente noble, en la lealtad. Mirar de frente, pisar firme y no traicionar a los tuyos ni a ti mismo.