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Cuestionario literario: Andrea Stefanoni

 

abuelaSi bien los libros siempre han conformado su escenario vital, fue en el 2012 cuando Andrea Stefanoni dio un paso hacia adelante y se adentró verdaderamente en el ejercicio literario publicando, en la histórica editorial argentina Emecé, Tiene que ver con la furia. Se trataba de una novela escrita a cuatro manos con el escritor Luis Mey, una novela avalada por la reputada crítica literaria Sylvia Molly, que firmaba la contraportada, y que tenía como escenario narrativo una librería. Y no es casual que la librería fuera el lugar elegido por los dos narradores para enmarcar la historia de Luciano y Sofía, los dos protagonistas: si la imagen, metafórica y literal, de la biblioteca ha definido la literatura argentina, al menos desde Borges, la librería define la trayectoria profesional y vital de Stefanoni, actual gerente de la librería más grande de Buenos Aires, El Ateneo-Grand Splendid. Y es que, como ya hemos dicho, la trayectoria vital y profesional de Stefanoni se define por los libros, por los libros leídos, los libros vendidos, escritos y editados desde su editorial Factotum, fundada hace algunos años. Han transcurrido dos años desde la publicación de su primera novela, cuatro años durante los cuales Andrea Stefanoni ha estado concentrada en la escritura de la que es su primera novela en solitario: La abuela civil española. Publicada en Seix Barral, cuyas relaciones editoriales con la gran literatura hispanoamericana merecen un insigne capítulo dentro de la historia editorial española, La abuela civil española es, por un lado, la consolidación literaria de Stefanoni y, por el otro lado, la presentación oficial en tanto que escritora ante el público lector español. En este país en el que no es fácil que el éxito de público lector sea acorde con el reconocimiento crítico, Andrea Stefanoni lo ha conseguido: aplaudida por la crítica literaria, avalada por autores de indudable prestigio como Enrique Vila-Matas, Stefanoni ha obtenido el reconocimiento de los lectores que, no sólo han llevado la novela hasta su tercera edición, sino que han visto en La abuela civil española el relato de la propia historia, de la historia de los propios abuelos, condenados a vivir la Guerra Civil y, sobre todo, a sobrevivir huyendo de su país y buscando refugio en desconocidas tierras de ultramar. Andrea Stefanoni, en efecto, cuenta la historia de sus abuelos, obligados a abandonar España en la inmediata postguerra y comenzar una nueva vida en Argentina: dividida en dos partes, la novela nos describe, en su primera parte, la historia de los dos abuelos en la España de los años treinta, en un pueblo cerca de León; una historia que, en el caso de la abuela, se define por la pobreza, por la dureza del día a día y por la frialdad de sentimientos, mientras que, en el caso del abuelo, por el compromiso político, por la necesidad de tomar partido, por la traición en nombre de la libertad y por la consecuente pena de cárcel. Si bien la primera parte de la novela se desarrolla entre los años previos a la Guerra Civil hasta la inmediata posguerra, La abuela civil española no es, afortunadamente, la enésima novela de la guerra civil: huyendo de los tópicos y de los acontecimientos políticos, Stefanoni pone su mirada en la cotidianidad, en la microhistoria que se desarrolla a expensas y a la sombra de la historia oficial. Sus abuelos son los protagonistas, ellos son los que hacen la historia, ellos son los que la relatan, protagonistas y autores a la vez. En cierta medida, La abuela civil española es un homenaje al relato oral, a los recuerdos transmitidos entre generaciones así como al silencio que se impusieron aquella generación de exiliados que, una vez en Argentina, trataron de olvidar a través del silencio la vida, los escenarios y las penurias dejadas en su tierra, a la que nunca regresaron. Inscrita en la mejor tradición literaria argentina, tradición que, como diría Rodrigo Fresán, se define por su extraterritorialidad, Andrea Stefanoni entra por la puerta grande en el campo literario español con una novela excelente, una novela que nos obliga a estar atentos a los futuros proyectos literarios de esta escritora que como el maestro Borges escribe desde la orilla, desde esa orilla argentina que es la literatura sin etiquetas nacionales.

 

Foto: Silvana Sergio.
Foto: Silvana Sergio.

¿Cuál es su idea de felicidad perfecta?

Mi perra Frida y yo, recostadas en el suelo de la terraza, mirando el cielo, una tarde cualquiera.

 ¿Cuál es su gran miedo?

Confirmar que no valió la pena.

 ¿Cuál considera que es la virtud más sobrevalorada?

La bondad. El mundo no se divide entre buenos y malos.

¿En qué ocasiones recurre a la mentira? (en el caso que confiese mentir)

En todas en las que esas mismas mentiras, podrían perfectamente ser verdades.

 ¿Se muerde la lengua antes de expresar determinadas opiniones por temor al qué dirán?

No. Nunca. Aunque luego me arrepienta.

¿Cuándo fue la última vez que tuiteó o publicó algún comentario en las redes sociales con plena libertad?

Siempre lo hago con plena libertad.

¿Qué es para usted la libertad?

La libertad es no tener miedo, supongo.

¿Siente el ser una persona reconocida públicamente le resta libertad con respecto a la persona anónima?

No… La persona es una sola. Siempre.

 ¿Hablar y expresar públicamente opiniones políticas o silenciarlas?

Me encanta hablar de política, me gusta el debate. Me gusta aprender de los que saben más que yo. Pero creo que hay contextos en los que no suma opinar o hablar de política, por ejemplo, Facebook o Twitter.

 ¿Activismo público o compromiso privado?

Las dos cosas.

 ¿Informarse o ser informado?

Para estar informado hay que informarse y para informarse hay que estar informado.

Frida
Frida

 ¿Qué es para usted y qué valor tiene la información?

Mayor información es ser más contemporáneos de nuestro tiempo, como se decía antes, pero el exceso de información actual –su velocidad y la imposibilidad de jerarquizarla- puede desinformar.

 La cultura, ¿cuestión de esnobismo o conocimiento transversal?

Hoy, es esnobismo. El vaso de agua medio lleno de 20.000 euros.

¿Todo es cultura? O, mejor dicho, ¿qué no es cultura para usted?

Todo es cultura, menos la cultura. Parafraseando a Nicanor Parra cuando define la poesía.

¿Sus referentes culturales son literarios, musicales, artísticos, cinematográficos…?

De todo: Enrique Vila-Matas, Agota Kristof, Sylvia Molloy, Leonard Cohen, Woody Allen, Bob Dylan, Marianne Faithfull, Idea Vilariño, Ángel González, Henri Cartier Bresson, Raymond Carver

¿Un autor para releer?

Enrique Vila-Matas.

¿Un autor recién descubierto?

Aurora Venturini. (La Plata, Argentina, 1922).

¿Una película, una obra de teatro o un espectáculo recientemente visto y que no olvidará?

El musical “Casi normales”. Es maravilloso. Es de esos en los que terminás llorando a escondidas, deseando que tarden un rato más en encender las luces del teatro

La creación, ¿un arte, una pasión o un oficio que se puede aprender?

Las tres cosas.

¿Todos podemos escribir un libro?

Sí, pero no.

¿Todos podemos publicar?

No. Aunque siempre quedará como opción esa mala costumbre de autopublicarse.

¿Todos podemos ser artistas?

No, pero todos podemos creer que lo somos.

El éxito, ¿personal o profesional?

Ambos o ninguno. No sé.

El éxito, ¿fama, dinero, reconocimiento o no necesariamente?

El éxito supongo que va de la mano con el reconocimiento.

¿Cuál considera que es su gran logro?

Haber seguido, aquellas veces en las que se me pasó por la cabeza abandonar.

¿Cuál es su lema?

“Pelearé como un loco para ocultar que me estoy rindiendo”, lo escuché el otro día en una canción. No es un lema, pero me gusta mucho: “I will fight like hell to hide that I am giving up”. Es una hermosa canción. No tengo lemas.

 

 

 

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