Antoine Carême: Chef de reyes y rey de chefs

Por Silvia Pato @SilviaP3

El francés Antoine Carême (1784-1833) nació en París, en el seno de una familia humilde. Se cuenta que tenía entre quince y veinticinco hermanos, por lo que sus padres, como solía suceder en la época, lo abandonaron de pequeño, incapaces de mantener a todos sus hijos.

TX719_C27c2v1En esas condiciones, el muchacho deambuló por las calles, hasta que, un día, sus pies lo condujeron a una pequeña taberna, de nombre La Fricasé de Lapin, donde su dueño lo acogió y lo puso a trabajar como ayudante de cocina. Aquel hecho determinaría el futuro del joven Antoine.

En 1799, su vida volvería a dar un nuevo giro. Dejó su puesto en la taberna y se empleó como aprendiz en Chez Bailly, negocio de uno de los más importantes pasteleros de París. En sus ratos libres, Antoine acudía a la Biblioteca Nacional, donde descubrió su pasión por los libros, que provocó que aprendiera entonces a leer. Allí, también dio rienda suelta a otra de sus aficiones: la arquitectura y el dibujo. Sus ilustraciones pasaron a formar parte de la cocina. Dibujaba los pasteles que luego convertía en realidad. Y la pastelería alcanzó todavía más fama por las construcciones arquitectónicas que realizaba el cocinero.

En 1804, abrió su propia pastelería. La carrera profesional del cocinero despegó del todo entonces. Estuvo al servicio del zar Alejandro I de Rusia, y en 1816 se trasladó a Inglaterra para ponerse al frente de las cocinas del príncipe de Gales. Un año después, regresó a su país natal, donde continuó trabajando para la aristocracia y los personajes más eminentes de su época.

Carême batalló porque las condiciones de trabajo en las cocinas fueran mejoradas. A él le debemos el uso del uniforme blanco de cocinero, muestra de pulcritud y cuidado, así como la utilización del gorro. En lo que a la comida se refiere, fue quien estableció los fondos y las salsas que todavía se utilizan como base en la cocina actual, e inventó los célebres bufés.

A lo largo de su vida, Carême publicó varios libros, como Le pâtissier pittoresque (1815), Le pâtissier royal parisien (1815), Projects d’architecture, dédiés à Alexandre 1.er (1821), Projects d’architecture pour les embellissements de Paris et de Saint-Pétersbourg (1821), Le maître d’hôtel français (1822), Le cuisinier parisien (1828) y el más famoso de todos ellos, L’art de la cuisine française au XIXe siècle (1833).

Cuenta la leyenda que el rey de los chefs falleció en 1833, mientras enseñaba a un alumno a corregir los fallos cometidos en la preparación de unas albóndigas.

FUENTE: Zapardiel.org,

MÁS INFORMACIÓN: El gusto por la ciencia, Heritage Radio

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