Los trastos de Szymborska
Trastos, recuerdos. Una biografía de Wislawa Szymborska
Bikont y J. Szczesna
Pre-textos, Valencia, 2015
Por Ricardo Martínez
“Confesarse públicamente es como perder tu propia alma. Hay que guardar algo para uno. No puede derrocharse todo” Así expresó Szymborska uno de los rasgos de su carácter, al que fue fiel durante su vida. De ahí que pueda decirse que su poesía (ese sí un discurso consentido) es, en esencia, su autobiografía. O su biografía sin más, por cuanto en el avatar de su vida ha sido ella y sus circunstancias quienes han contribuido a generar uno de los testimonios poéticos más sencillos, entrañables, limpios y trascendentes de cuantos se hayan dado en la última poesía europea.
“Soy quien soy,/ un caso inconcebible,/ como cualquiera” Pero, ¿acaso no somos cada uno de nosotros inconcebibles en su forma de ser, en su mismidad? Ahí está y radica el más elemental sentido de trascendencia. Ser único, distinto; un ejemplo que mueve y conmueve a todos los demás.
A pesar de los duros tiempos que le han tocado vivir, transitados por dos horribles guerras, no perdió la compostura ni se entregó más que a esa fórmula cotidiana, de alusiones más o menos explícitas, a la realidad. La de los sentimientos, la del propio vivir, algo que ha hecho perdurar su elegante ingenuidad (aparente, pues es de gran trascendencia poética) hasta hoy: “En sueños/ pinto como Vermeer van Delft.// Hablo griego fluidamente/ y no sólo con los vivos// Conduzco un coche que me obedece”
La concesión del Nobel se consideró como algo natural, necesario. Continuó su labor minuciosa, muy humana, y se fue con discreción. O así quiso decirlo: “Aquí yace ella, como la coma, anticuada, la autora de algunos versos”
Las autoras de este libro, uniendo testimonios gráficos, escritos y recuerdos, han elaborado una minuciosa y delicada foto-biografía que nos ayuda a recordar a la poetisa recién fallecida, al tiempo que nos invita, implícitamente, a poetizar la agria realidad.