Presentación de la Compañía Nacional en el flamante Teatro de la Comedia
Por Horacio Otheguy Riveira
El teatro De la Comedia, inaugurado en 1874 y reconstruido en 1015, renació tras 13 largos años de restauración (2002-2015). Vuelve a ser la sede de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), dirigida por Helena Pimenta —artífice de espectáculos extraordinarios— que asumirá la puesta en escena de El alcalde de Zalamea, de Calderón de la Barca, en versión de Álvaro Tato, con un reparto formidable encabezado por Carmelo Gómez.
Ayer por la mañana el bullicio habitual de Madrid se coronó de gloria teatrera y bendita: el patio de butacas lleno de caras asombradas y perplejas, a cuestas con el mar de sorpresas de un nuevo acontecimiento teatral, en medio de tantas derrotas con el peor gobierno de Europa, perseguidor acérrimo de la cultura, muy a la cola de los intereses del continente. Igual que tantas dictaduras, el actural gobierno es portador del desprecio a todo fenómeno cultural «portador de valores» que no les corresponden.
Al cumplirse los primeros 30 años de la Compañía [creada e inaugurada por el gran Adolfo Marsillach (1928-2002), contra viento y marea], se le restituye su sala original después de muchos años de obras que parecían eternas. El teatro De La Comedia ofrece unas condiciones espléndidas, con plenas condiciones para que nuestros clásicos resuciten año a año con el esplendor que les corresponde.
Esta presentación, comandada por Helena Pimenta con la simpatía que la caracteriza, hubo novedades singulares, desgranando información sobre las representaciones que vendrán bajo el patrocinio del CNTC, empezando por un Alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca en rigurosa versión de Álvaro Tato a las órdenes de una creativa imaginería propia de Pimenta.
Ambos se confabulan y el coautor de Calderón deja plasmada una anécdota extraordinaria de cuando era un estudiante de instituto premiado por Adolfo Marsillach tras un concurso de relatos. Al subir al escenario de la Comedia a recibir el galardón robó un pétalo de una flor del decorado haciéndose la promesa de pisar esos tablones como artista.
Veinte años después, Álvaro Tato y la compañía de humor y música Ron Lalá —que la pasada temporada triunfó con una versión de El Quijote—, estarán nuevamente de la mano de Miguel de Cervantes en una Cervantina que ya se supone espléndida.
En la presentación del CNTC, Ron Lalá fue la única expresión humorística en una plasmación de proyectos dramáticos, cuando no trágicos. Subieron a escena, con el director Yayo Cáceres como uno más de la troupe, ofreciendo un breve pero regocijante Hospital de los podridos, que forma parte de su espectáculo: Cervantina, lo que será la única nota de humor desenfadado de toda la programación.
Fue una aparición divertida, un soplo de notable frescura con su carga de visión crítica propia de Cervantes:
— ¿De qué estás podrido?
— De la vida.
— De la injusticia.
— De la pobreza.
— ¡Al hospital de los podridos! E
Entre canciones y chascarrillos del siglo de oro y este que nos toca vivir, más bien de latón o cartón piedra…
Una programación, por otra parte, muy ambiciosa e interesante que arranca con El Alcalde de Zalamea el 16 de octubre hasta el 20 de diciembre de 2015 con un reparto que contará con Carmelo Gómez, Jesús Noguero, Joaquín Notario, Clara Sanchis, Rafa Castejón, Nuria Gallardo y, entre muchos otros, la cantante Rita Barber.
Entre muchas novedades: La Celestina dirigida por José Luis Gómez, quien también asumirá el papel de la protagonista [la última vez que se representó por está Compañía dirigió Marsillach a Amparo Rivelles].
Lorenzaccio, de Alfred de Musset, obra maestra del romanticismo francés, llegará por pocos días en francés con sobretítulos en castellano, a cargo del Teatro Nacional de Burdeos en Aquitania, con dirección de Catherine Marnas.
Por último, gran expectativa ante el primer Shakespeare en el CNTC: Hamlet en versión de Miguel del Arco con Israel Elejalde como protagonista, junto a Carmen Macchi, como su madre y Ángela Cremonte como Ofelia.
El acto de presentación de temporada en el flamante teatro estuvo felizmente acompañado con tres brillantes actuaciones por el Coro de Jóvenes de Madrid dirigido por el maestro Juan Pablo de Juan. Ofrecieron unas obras bellísimas con una misión: llenar de noble y pujante energía la nueva sala.