Gabino Diego, Antonio Garrido y Antonio Hortelano a vueltas con «Nuestras mujeres»
Por Horacio Otheguy Riveira
Una obra de Eric Assous, un tunecino de éxito en Francia que se especializa en hombres con dificultades para encontrar amor del bueno, atrapados en conflictos inesperados. Hombres grises que procuran vivir despreocupados. Aquí hay un crimen de por medio en un entrelazado de emociones encontradas. Y una pregunta que golpea duro entre risas: ¿Amigos para siempre?
Tres amigos se reúnen, como tantas otras veces, para jugar a las cartas: un médico y un contable son los primeros en llegar: resultan graciosos, simpáticos, hablan un poco de sus mujeres, personajes ausentes que irán creciendo según avance la función, una representación que da un brinco y aumenta considerablemente su interés cuando llega el tercero, el empresario de varias peluquerías, el más joven de los tres que asegura haber cometido un homicidio, y cuando lo cuenta provoca la gracia del buenazo que no lo es tanto, del torpe que ha metido la pata… y lo mismo no recibe la ayuda que espera de sus queridos amigos.
La comedia se expande sobre el drama de tres hombres solos, muy solos, de dudosa comunicación con sus mujeres (alguna hija incluida), pero que han estado autoengañándose cuanto han podido. Una trampa tras otra, y los conflictos universales típicos de hombres grises europeos con una vida acomodada, y el aguijón de la desdicha acechando en cada esquina.
Gabino Diego es el hombre manso y formal, el médico acostumbrado a una vida muy ordenada, tan ordenada que le parece de lo más normal que su mujer prefiera que se vaya con amigos para irse a dormir cuanto antes. Ya nada en su vida será igual de fácil: va de sorpresa en sorpresa.
Antonio Garrido es el sabelotodo muy seguro de su vida independiente, viviendo solo, sin necesidad de casarse con su pareja, cada uno en su casa y todos felices. Quizás el más egoísta, habrá que ver cómo se desenvuelve entre los peligros que amenazan su tranquilidad.
Antonio Hortelano cuenta con el personaje mejor desarrollado. Una vez más demuestra encontrarse muy cómodo con un sentido del humor irónico, más de ida que de vuelta, un humor en el que suele quedar atrapado: propio de la alta comedia francesa donde nada es lo que parece.
Igual que sucedió en Burundanga, de Jordi Galcerán, y en Una semana nada más, de Michel Clement, Hortelano —en ambas dirigido, como en esta, por Gabriel Olivares— compone con fantástica precisión a su personaje. En este caso oscila entre el cinismo y la ingenuidad, y es el germen del nervio de todo lo que sucede: y cuanto le sucede desenmascara las debilidades y posibles fortalezas de este trío de amigos íntimos en la cuerda floja.
Entra en escena con una sentencia y una consigna que habrá de dislocarse a lo largo de una obra que parece lineal, y tal vez muy discursiva, demasiado «explicada», pero a la que la puesta en escena otorga una dinámica que aborda con eficacia muchos matices. Los matices de una comedia burguesa tradicional, atravesada por una intriga propia de un policiaco inusitadamente negro.
Otras dos obras de este autor que llena teatros en Francia, han sido estrenadas en España con éxito por Arturo Fernández, la excelente La Montaña rusa, con Carmen del Valle, y la más modesta, Los hombres no mienten, con Carlos Manuel Díaz y Sonia Castelo.
Nuestras mujeres
Autor: Eric Assous
Adaptación y dirección: Gabriel Olivares
Ayudante de dirección: Mónica Vic
Intérpretes: Gabino diego, Antonio Garrido, Antonio Hortelano
Escenografía: Ana Tusell
Vestuario: Libert Lado
Iluminación: Carlos Alzueta
Fotografías: David Ruano
Lugar: Teatro La Latina
Fechas: Hasta el 1 de noviembre de 2015
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