Rachilde: la reina de los decadentes
Por Silvia Pato
Marguerite Vallete-Eymery (1860-1953), más conocida por su seudónimo Rachilde, fue una escritora francesa, a caballo entre dos siglos, que escandalizó a la sociedad de su época, tanto por sus obras literarias como por su forma de vida.
Con 20 años, abandonó Aquitania para ir a vivir a París, con la intención de probar suerte en la literatura. Aunque en 1880 apareció la primera de sus novelas, Monsieur de la Nouveauté, fue unos años después cuando vio la luz la que sería la más famosa de todas ellas: Monsieur Vénus (1884), editada en Bélgica.
Monsieur Vénus está protagonizada por una dama de la alta sociedad que viste como un hombre, en la que se describen escenas sexuales explícitas, con dosis de sadomasoquismo y erotismo. Todo ello le valió una condena por obscenidad, de dos años de prisión, en Bélgica, así como al pago de una cuantiosa multa. No obstante, Rachilde permaneció en París.
Desde entonces, unos la llamaban «la reina de los decadentes» y otros se referían a ella como «señorita Baudelaire».
La autora se casó, en 1889, con el escritor Alfred Vallette (1858-1935). Ambos fundaron la revista Mercure de France, donde aparecerían algunos de sus trabajos.
Semanalmente, en los salones de la casa del matrimonio, y muy interesados en ayudar a nuevos autores, se reunían los escritores emblemáticos del simbolismo y decadentismo francés, entre los que se encontraba, Villiers de L’Isle-Adam.
La controvertida Rachilde, quien en sus tarjetas de presentación añadía el epíteto de «Hombre de Letras», y que no renunciaba a vestir con ropas masculinas, a pesar de que estuviera prohibido entonces por la ley francesa, llegó a escribir más de sesenta obras, entre las que se encontraban, además de las de ficción, otras del género ensayístico, como Pourquoi je ne suis pas féministe (1928).
Famosa en su tiempo, admirada por algunos de sus contemporáneos y repudiada por otros, fue perseguida durante la Segunda Guerra Mundial, al ser considerada judía por los nazis.
Es difícil encontrar publicada la obra de Rachilde. Dicen que sus herederos, con una mentalidad más estrecha de la que tenía su antepasada del siglo XIX, se han negado a ceder los derechos para traducir sus obras. Habrá que esperar a que todas pasen a ser del dominio público. Sin duda, ella habría estado satisfecha.
FUENTE: Página 12