El reverso y el anverso de la escultura de Sergi Aguilar en el Macba
Por Carlos Toribio.
Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba)
Plaça dels Àngels, 1, Barcelona
hasta el 31 de enero de 2016
“Reverso/Anverso”, título de la exposición de Sergi Aguilar que ha realizado para el Macba, parte de una frase del director de cine, Jean-Luc Godard, que propone comenzar a filmar aquello que nos gusta por la espalda, para no olvidar que todo siempre tiene un reverso, una cara oculta. “Soy gran fan de Godard”, afirma el escultor.
Esta muestra que tenía que inaugurarse unos meses antes, no lo hizo hasta el 4 de junio, y perdurará hasta el 31 de enero de 2016. Esta demora viene dada por toda la problemática que ha envuelto al Macba en los últimos meses y que hizo que esta inauguración no se mostrará al público hasta unas semanas más tarde (hay que comentar que la exposición ha sido concebida por el comisario Valentín Roma, persona implicada en el serial del museo). Una vez inaugurada, la atmosfera del taller de Sergi Aguilar tiene en el barrio de Poblenou se trasladó al museo instalado en el Raval, recreando las dinámicas del espacio de trabajo del artista, mostrando más de sesenta obras que realizan un viaje por cuatro décadas de creación, donde pone en relación el camino constante de piezas, muy unido a otros escultores del momento, como es el caso de Susana Solano, Miquel Navarro o Cristina Iglesias. La exposición se encuentra estructurada entorno a cinco episodios, creando dualidad entre obra y ciclo temático: instrumentos y medidas, geometrías, signos y paisaje, lugar y territorio, para finalizar con fugas y tiempos.
La exposición, que no muestra o no representa una antología de su dilatada trayectoria, coge en cierta manera, un carácter retrospectivo, todo conjuntado con obras donde no prevalece el reposo, sino un movimiento de paso continuado, de escala humana, acentuando la reunión entre el rigor constructivo y las concesiones a una dimensión emotiva que siempre caracteriza el trabajo escultórico de Sergi Aguilar. Ahora bien, la auténtica obsesión del artista catalán, no es otra que la relación de su obra con la naturaleza, ya sea para interpretarla como modelo, o para explorarla como escenario de experiencias personales. Por tanto, acaba formando un binomio perfecto entre naturaleza y geometría. Estos dos elementos, lo vinculan directamente con artistas como Richard Serra o Walter de Maria (en el caso de estos dos artistas, además, alteran el lugar), y Richard Long o Giovanni Anselmo (dentro del montaje hay la pieza A G.Anselmo del 2013, que Aguilar dedica al escultor italiano), que reconducen la escultura hacia formas más primarias. Estas referencias de artistas y formas de crear de manera tridimensional, donde la naturaleza es el elemento principal, se encuentran dentro del trabajo de Aguilar, que lo conjunta con la mirada frontal, subjetiva y donde la luz y el color asumen un rol sustancial. En el Macba, por ejemplo, estos dos elementos, tienen una importancia principal, por las salas utilizadas para llevar a cabo la exposición.
Una de las piezas principales que se exponen es Norte-Sur de 1990-1991. Se trata de un muro imponente, de unas dimensiones considerables que marca la frontera con el espacio y enfatiza la necesidad de orientación sobre la superficie, con unos cilindros que emergen con virulencia, situados de tal manera que insinúan las iniciales de los puntos cardinales, haciendo confrontación con Ruta roja. La otra gran pieza es Entre viajes del 2005-2009, integrada por 153 dibujos que nos remiten a un cuaderno de fichas relacionadas con sus viajes. Este tipo de creación, los dibujos sobre papel o cartón (esta pieza marca el punto final a la muestra expositiva del Macba), se presentan como auténticas ventanas donde se desenvuelven experiencias formales con sentidos autónomos. El elemento del viaje siempre está presente en Sergi Aguilar, aquí por ejemplo hace relación al viaje que llevo a cabo en territorio de Libia, al norte de África, durante el 2005, y que en la exposición muestra a través de un montaje videográfico y dos fotografías, que dialogan entre ellas, donde conjugan la densidad del mirar subjetivo sobre la naturaleza y la experiencia de la visión.
Otras piezas que nos devuelven a sus inicios es Tronco, espacio, tierra, herramienta o Herramientas y medidores de 1974, donde Aguilar busca la voluntad de encontrar el valor de la herramienta rural, tradicional y popular en el resultado escultórico. El resultado de esta combinación es la creación de una escultura instrumental, normalmente de pequeño formato, que se dispone sobre una mesa de trabajo a partir de la acumulación y que obliga a una lectura en horizontal, con ruedas, para su fácil transporte, y que lo relaciona con elementos como los termómetros o las asas.
El Macba poco dado a mostrar artistas locales, ya que normalmente busca artistas foráneos para sus exposiciones temporales, nos trae una muestra con una trama infinita de relaciones posibles entre las piezas, recorriendo de manera sinuosa por la producción escultórica de Aguilar, todo unido al dialogo entre el objeto y el proceso, la acumulación, la solidez y la ligereza, y lo artificioso y lo natural. Una acción-reacción constante de Sergi Aguilar.