Lizzie Siddal: la esposa de Rossetti
Por Silvia Pato
Elizabeth Eleanor Siddal Rossetti (1829-1862) era modelo, pero también fue poeta y artista, aunque su fama la alcanzara por la cantidad de ocasiones en las que fue inmortalizada por los pintores de su época. Todos hemos visto su imagen, pero muy pocos saben su nombre.
A mediados del siglo XIX, cuando la joven trabajaba como modista en Londres, fue descubierta por Deverell, quien la contrató como modelo. De esa forma, comenzó a posar para artistas, siendo la imagen inspiradora de grandes obras pictóricas, tarea que no siempre fue fácil.
En 1852, John Everett Millais la contrató para que posara para su famoso cuadro Ophelia, haciendo que flotara en una bañera para representar el ahogamiento de la protagonista de Hamlet. Todos los días de aquel invierno Millais la pintó. Para que el agua no estuviera helada, colocaban debajo de la bañera unas velas. Un día, los cirios se apagaron y la modelo permaneció en silencio, sin protestar. Como consecuencia, enfermó, seguramente de neumonía, y el padre de Lizzie le exigió una indemnización al pintor.
Si hubo alguien para quien posó en numerosas ocasiones esta mujer delgada, de cobrizos cabellos y ojos verdeazulados fue para Dante Gabriel Rossetti (18285-1882), quien se convertiría en su esposo en 1860, después de una azarosa historia de amor durante la cual ella se hizo adicta al láudano.
Elizabeth escribía y también dibujaba, aunque fuera su trabajo posando el que la haría formar parte de la historia del arte. Su relación con Rossetti estaba marcada por las infidelidades de este con sus modelos, al tiempo que no permitía que su mujer posara para otros pintores.
Un día, cuando contaba 33 años, después de haber dado a luz por segunda vez a un niño muerto, Elizabeth se suicidó tomando una dosis elevada de láudano. Su viudo se vio sumido en una depresión y recopiló los poemas que había escrito inspirado por su eterna modelo para enterrarlos en su tumba, en el cementerio de Highgate. Después de aquello, la representó incansablemente en obras como El sueño de Dante ante la muerte de su amada (1856) y Beata Beatrix (1863).
Siete años después, el agente artístico de Rossetti lo convenció para que permitiera exhumar los poemas y los publicara. Cuenta la leyenda que, cuando se abrió aquella tumba, el cuerpo de Elizabeth permanecía intacto, como si el tiempo no hubiera pasado por él. Así vio la luz Poems (1870).
Por su parte, como suele pasar, los poemas de esta eterna Ofelia tuvieron que esperar más tiempo antes de ser publicados.
FUENTE: