El audiolibro y el cuento literario

Por Carlos Almira Picazo/ Carlos Almira Pérez.   

El cuento literario, compuesto para ser leído, aún puede diferenciarse de la novela por la importancia ad origen de la oralidad. Pues todos los cuentos, a diferencia de las novelas, adquieren sentido y riqueza al ser escuchados (aun cuando sea en el silencio del acto individual de la lectura). Un buen cuento debe resonar como si alguien lo relatara, es decir, como si transcurriera en el momento mismo de la narración.

El formato de audiolibro se presta muy bien a esto. Quizás sea una de las formas más adecuadas de arrancar al relato de la cárcel del texto escrito para volverlo a sus orígenes. Yo he podido comprobarlo con mis alumnos, con el audiolibro que les propongo aquí.

LOBO surgió como un texto escrito, es decir, como un cuento literario. A la mayoría de los adolescentes no les gusta leer. Sin embargo, se dejan encandilar por una buena historia. El formato audiovisual ha primado las imágenes y el movimiento, creando un lenguaje complejo, con demasiada frecuencia empobrecedor de la narración. Este es el formato que ellos prefieren.

Sin embargo, me he llevado una sorpresa agradable al comprobar que este audiolibro atrapaba su atención. Además de sustituir el acto de lectura por el más primitivo (pero no más pasivo), de escuchar, el audiolibro ha captado su interés gracias a la combinación, relativamente sencilla, de tres elementos básicos: la voz que narra la historia; la música que crea el ambiente de fondo; y la imagen, estática, del lobo mirándoles fijamente desde la pantalla mientras escuchan.

Ha sido mi hijo Carlos, un adolescente pero experimentado ya en este lenguaje, quien lo ha montado. Transcribo algunas de sus recomendaciones:

  1. Lo primero que necesitamos para grabar un audiolibro es instalar un programa (como audacity), que podemos bajar gratuitamente de internet.
  2. Lo primero que debemos hacer, a continuación, es grabar nuestra voz (la lectura del texto), y editarla desde ese mismo programa. Para ello necesitaremos un micrófono que incorpore cascos para escuchar. Puede ser, en principio, relativamente sencillo y barato (unos sesenta euros).
  3. Una vez grabado el video, ya sólo hay que exportarlo (siguiendo las indicaciones del programa), y proceder a su edición. Para hacer esto, necesitamos un editor de video (como por ejemplo, Sony Vegas).
  4. En este punto, hay que dividir la edición en tres partes o componentes: audio, música e imágenes. Música e imágenes deben acompañar adecuadamente al tema, tener relación con él y contribuir a crear el ambiente que enriquezca el relato (su audición). Hay que elegir música e imágenes libres de copyright, como la música rollalty free que puede encontrarse en internet. En cuanto a la voz, debe editarse en un volumen adecuado, de tal forma que no quede ahogada por la música.
  5. Una vez ensamblados estos tres elementos, ya sólo queda exportar el video con una cierta calidad (por ejemplo: 1280 por 720 en MP4); renderizar el proyecto y subirlo a alguna plataforma, como youtube.”

En España, a diferencia de otros países, las editoriales no han apostado por este formato. La producción de audiolibros es lo suficientemente sencilla y accesible, sin embargo, para que los autores la consideren, aun sin apoyo editorial. Otra cuestión es su rentabilidad económica. En cualquier caso, puede ser un buen medio para promocionar un texto que, de otra forma, acaso duerma el sueño de los justos en un cajón, o en el estante de una librería.

La literatura sólo vive cuando es leída o escuchada. Un libro cerrado es como una tumba a la espera de la resurrección.

Termino: este audiolibro, pese a ser, en origen, un texto escrito (y no un cuento tradicional transmitido oralmente), se relaciona con un mito, el del hombre-lobo (el fondo salvaje de la humanidad), aunque invertido como el lobo-hombre.

Que lo disfruten y, sobre todo, no sigan el ejemplo de LOBO.

 

 

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