Sara Watkins: canciones que valen la pena

Por: Miguel Mendoza

Hace algunas semanas, Sara Watkins, Aoife O’Donovan y Sarah Jarosz, tres de las jóvenes damas del bluegrass, mostraban su categoría musical sobre las tablas del Teatro Principal de Badalona. Y quizá los que tuvieron oportunidad de estar allí volvieron a preguntarse el porqué de la casi clandestinidad de ciertas músicas para el gran público. No hablamos de sonidos crípticos ni de aventurados experimentos armónicos, sino de canciones que gustarían a casi todo el mundo si pudiesen abrirse paso entre la marea de los medios y llegar a ser escuchadas.

Sara Watkins, nacida en 1981, era una cría cuando empezó a actuar con el trío Nickel Creek. La banda decidió tomarse en 2006 un respiro que duraría hasta 2014, y que ella, como los demás miembros, aprovechó para trabajar en su propio material. Publicaba en 2009 un primer disco que se llamó, naturalmente, Sara Watkins, y que atrajo la atención sobre el talento de aquella chica de California; sobre su expresividad como violinista, sobre su bonita voz, emotiva y libre de efectismos, y sobre piezas como Any old time o la tierna My friend.

sara watkins 2

Era aquel un muy buen disco al que la perspectiva del tiempo ha situado como anticipo del magnífico Sun midnight sun. Éste llegaba tres años después, tras ser madurado y pulido sin prisa, lejos de las exigencias de la industria, y confirmaba la talla de la talentosa Watkins. Incluía entre las colaboraciones el nombre de Fiona Apple y el muy ilustre de Jackson Browne, con quien Sara había hecho una larga gira en aquel 2012.

Sun midnight sun contiene una inspiradísima colección de canciones que habrían podido ser hits en cualquier emisora si la música no fuese, habitualmente, empaquetada con etiquetas más o menos forzadas ni segregada en guetos estilísticos más o menos ficticios. En un mundo distinto a este, You and me y maravillas como When it pleases you serían conocidas por todos, disfrutadas por todos, y Sara Ullrika Watkins, suponemos, habría vendido una cantidad de discos que ahora mismo está muy lejos de soñar.

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Su biografía no parece tener, por lo demás, grandes titulares. Creció en tierras californianas y se hizo profesional muy pronto; se subió a multitud de escenarios, y descolló por su evidentes cualidades hasta llegar a grabar en solitario. No hay información llamativa sobre su persona que distraiga de la música, ni pretende ella vender nada más que su valía como cantante, violinista y compositora. No parece poco, pero, vistas las cosas, quizá lo es.

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