Vuelve

No sé muy bien cómo decírtelo y no sé si debería contártelo, pero eres la falta de verdad por la que sigue latiendo mi corazón. Lo mucho que hay que echar de menos para no echar de más. El mucho (y cero) tiempo que he pasado contigo y, a su vez, el tanto que me gustaría pasar a tu lado. Porque volverte a recordar, o no olvidarte mejor dicho, es hacer de nuevo todo aquello que quisimos construir a destiempo, y ambos encontramos más interesantes que los motivos las excusas para no ilusionarnos con nadie más. Para no querernos de verdad, ni sentir estar verdaderamente enamorados. Para no darle la razón a otros. Por eso, lo único que sé es que he vuelto a escribir porque tengo algo que contar, algo importante que recordar y algo que me gustaría no olvidar nunca. Porque, volverte a ver, aunque sea en mi mente, significa mucho más que recordarte, es mirarnos a los ojos sin saber lo mucho que nos queríamos antes de dejarnos pasar como oportunidad de estar juntos; recordar aquella sensación tan evitada pero deseada al mismo tiempo por ambos, de encontrarnos y sonreír como tontos.

 

 

Ojalá fueras el cielo para coger fuerza e impulsarme antes de alcanzar mis metas, siendo una utopía por la que caminar aunque sólo sea un horizonte más del camino que, me haga retroceder con cada paso que doy, que se aleje de mí instantáneamente. Al menos me hace caminar, seguir en pie y tomar conciencia de que avanzo poco a poco, aunque cada tres pasos que doy sean dos de retroceso. Me gustaría ser el aire del que se llenan tus pulmones porque no tienes otra opción de supervivencia, el agua del mar a orillas de la playa que te cubre de arena en verano e incluso esa ola que muere en la arena deseando formar parte del mar otra vez. Ojalá fuera café para que, en una de esas noches de desvelo o, simplemente, cuando tengas sed, tengas la necesidad de beberme. Me gustaría ser uno de tus latidos para poder saber lo que piensas de mí, incluso cuando esté delante; cada beso que no te di por idiota para saber cuánto de loco estás y te mueres por mí. Pero, en especial, me gustaría ser el tiempo para poder controlarme cuando quiera y aprovechar más juntos y menos por separado. Aquel fenómeno que lo cura y, a su vez, lo destruye todo. Quien escucha, otorga y calla. Quien, en ocasiones, me hace fallar para saber que voy por el buen camino. Y, por último, que todos aquellos “te quiero” que te pude escuchar me hagan saber si de verdad me querías o, solamente, era una manera más de llevarte a estar con alguien.

 

 

Pero, no quiero que pienses que he vuelto a escribir para volvernos a ver, qué también, sino por el miedo de sentirme diluida por mis propias emociones de la misma manera que el azúcar o la sal se diluyen en agua. Apenas tengo miedo de lo que pueda pasar, por raro que parezca, me acongoja más la idea de dejar de sentir aunque sólo sea el dolor del ahora. Sentir dolor es la última forma de querer a alguien. Y que seas tú quien, por azar o error, se tatuó en mi corazón su nombre. En aquel lugar del que ya no podré hablar a nadie, por no echarme a llorar. Aquel lugar tan íntimo como extraño a la vez. Tampoco escribo para recibir noticias ni compartirlas con nadie, ni siquiera contigo. Hoy, sinceramente, mi única intención es hacerte hablar de ti, del lugar y el origen del que partes para conocerme.

 

 

Puede no haber salido bien desde el principio, a pesar de las muchas ganas que nos pusimos el uno en el otro siendo éstas las que cambiaron de dirección. Por ello, y si todo sale bien, sólo te pido que no te vuelvas a enamorar de mí. Que no te quiero hacer daño y, muchísimo menos, me sobran ganas para sufrir. Tan sólo quiero disfrutar de tu compañía, ya que querer a alguien conlleva un riesgo que ni tú ni yo estamos preparados para afrontar; que nuestras realidad no son tan distintas como nos las pintan, ni tan parecidas como nos las imaginamos. He vuelto a escribir para que sepas, que no todos los barcos sobreviven a la misma tormenta. Que el dolor no se evapora, pero sí seduce; y mientras me siga doliendo nada es más importante que romper en mil pedazos un corazón que ya está roto.

 

Un artículo de opinión de Isa Topham, su blog: http://blogs.culturamas.es/isatopham

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