Con Ele de Elefantes
Por: Marisa Nocea
A estas alturas, son pocos los halagos que me quedan por decir del grupo barcelonés Elefantes. Tras un parón de varios años, el grupo volvió a reunirse en 2013 con más fuerza que nunca y sacaron nuevo trabajo: El Rinoceronte. La gira de presentación de este disco les ha llevado por todo el territorio nacional, y el pasado sábado 9 de mayo fue el turno de tocar en la Sala Penélope, en Madrid.
Eso de “segundas partes nunca fueron buenas” no siempre es cierto, Elefantes es una de esas excepciones y lo demuestran en cada uno de sus directos. “Vamos a cantar sobre todo canciones de El Rinoceronte, pero también de otras épocas. Esta pertenece a El Rinoceronte” decía Shuarma guitarra en mano, la cual llevaba escrito “Ele”. Así, comenzaba a sonar el tema “10.000 formas”
Shuarma soltó la guitarra para coger la pandereta. No tardaron mucho en cantar uno de los grandes temas de su carrera y banda sonora de numerosas relaciones amorosas, “Que yo no lo sabía”. Detrás de esta vinieron otros grandes temas coreados por el público como “Por verte pasar” del disco La Forma De Mover Tus Manos. Hacía bastante calor en la sala, y el vocalista pidió que se activaran los aires acondicionados, así como numerosas veces necesitaba la iluminación del público para ver las sonrisas de los asistentes que llenaban la sala. Minutos después se encendía el aire.
“Hay cosas malas y hay cosas buenas. Al final, todo es de la forma en que las encajes”, con estas palabras de Shuarma volvían a El Rinoceronte para cantar “Equilibrios.” Pedía palmas al público para empezar a tocar “Me falta el aliento”, y el público, obediente, tocaron palmas al unísono. Antes de empezar a tocar, marcaba el tono del estribillo del popular tema.
Volvía a dirigirse al público, con esa mirada tan particular que parece que te esté hablando sólo a ti y preguntaba si había algún enamorado en la sala. Acto seguido, le dedicaba “Electricidad” a todos los que no lo estuvieran. Iba llegando el final, y cada vez era mayor la ovación al grupo.
Tras un descanso, volvió entre la lluvia de canciones que pedía el público. Poco después, y entre luces del color que dan nombre a la canción, sonaba “Azul”. Antes de terminar el concierto, echaron la vista atrás para recordar los inicios de la banda con El Hombre Pez.
Un final muy emotivo para una perfecta puesta en escena, un sonido sensacional y un público entregado. En resumidas cuentas: un concierto perfecto.