El evangelio según San Mateo
Por Antonio Jorge Meroño Campillo.
Tuvo que ser el marxista y heterodoxo Pier Paolo Pasolini quien nos ofreciera la mejor película que se haya filmado sobre Jesús de Judea. Tomando como base el evangelio de Mateo, el director italiano pinta un fresco muy real, doloroso, lacerante, sobre la vida, pasión y muerte de la figura más importante de la historia. Pasolini nos muestra a un Jesucristo tal y como nos lo han enseñado en el colegio, humilde y cercano a los más desfavorecidos, justo, piadoso.
La banda sonora, con los recurrentes temas de la pasión bachiana y la música para un funeral masónico de Mozart, acompaña muy bien todo el recorrido de la cinta, subrayando los momentos álgidos. Un actor español, Enrique Irazoqui, interpreta su personaje a la perfección. La propia madre del cineasta, ese gran pensador del marxismo que fue, interpreta a María, madre abnegada que llora ante el suplicio de su hijo. El film tiene un ritmo trepidante que no deja respirar. Su blanco y negro rodado en decorados y exteriores, es bastante fiel a lo que debió ser la Galilea de hace más de veinte siglos. El cine de Pier Paolo, autor de memorables trabajos como Teorema, Edipo Rey o Pajaritos y pajarracos, fue ninguneado, perseguido, condenado al ostracismo por los píos de la Democracia Cristiana y la Iglesia, que a día de hoy siguen dirigiendo Italia, pero encuentra una excepción en la que seguramente sea su película más lograda: fue acogida con entusiasmo por las autoridades eclesiásticas.
Vemos al comienzo que está dedicada a la memoria del Papa Juan XXIII, una figura avanzada para el contexto de su época. En “el evangelio” puede que nuestro poeta esté presagiando su propio martirio, que ocurriría 11 años después en Ostia, en un crimen que todavía está por esclarecerse.
No he visto el biopic de Abel Ferrara. Nos queda hoy el cine de este maestro incómodo, su poesía, su obra en prosa. Me conmueven unos versos de Las cenizas de Gramsci, otro mártir de la izquierda:
“Y si amo el mundo sólo es
por su violencia e ingenuo amor sensual
así como, confuso adolescente,
lo odié un día cuando en él me hería
el mal burgués que en mí –burgués-había”.