Lucía Etxebarria regresa con «Dios no tiene tiempo libre», su nuevo libro
«Los maridos de mis amigas están con otras mujeres y a ellos no les han pillado. Pero han malversado tanto dinero público, qué digo, muchísimo, pero muchísimo más del que malversó el mío. Comisiones, contratas… si yo te contara… La hipocresía es un pecado moral pero una gran virtud política… Vamos, que no soy ninguna víctima ni ninguna pobrecita ni ninguna tonta».
Actualidad editorial:
Lucía Etxebarria, una de las narradoras más controvertidas del panorama literario español, regresa a las librerías con Dios no tiene tiempo libre (Editorial Suma de Letras, 2015), un imprevisible thriller romántico donde los personajes conforman un peculiar tramado de intrigas, poder, sexo, mentiras y muchos secretos. Dios no tiene tiempo libre es la historia de un amor fingido, de una impostura romántica que se vive en la fe de los silencios y las buenas maneras. Pero puestos a profundizar, esta también podría ser la historia de tres personajes que se mueven en el inestable mundo de los intereses y las medias verdades; o la de una mujer desahuciada que apura los últimos días ansiando una redención tan falsa como sus arraigados principios. En el triángulo vital que forman los personajes centrales, David, Alexia y Elena, no prima precisamente la sinceridad, sino más bien todo lo contrario, la mentira, aquella que cuentan a los demás y sobre todo la que se imponen a sí mismos… Porque en el fondo, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
Todo comienza con la extraña e incierta cita entre David y Alexia, que se acaba convirtiendo en toda una proposición indecente: ella es una mujer adinerada que, en un arranque de buena voluntad con su prima moribunda Elena, ha decidido contratar a David –antiguo amor de la enferma–, y sus servicios como actor, para que éste haga compañía a Elena en sus últimos días de reclusión hospitalaria. Las dos son mujeres maduras, separadas y de buena posición económica, pero con un escaso éxito en el amor. Él es un vividor cuya carrera profesional no pasa por sus mejores momentos y que parece descubrirse como un hombre capaz de todo por dinero. Las carencias de uno y las necesidades afectivas de otra parecen coincidir en una historia cruzada de intensas relaciones humanas y sentimentales. El reencuentro y las conversaciones entre David y Elena suponen un debate entre lo ético y lo estético, entre lo correcto y lo ideal. Y el cruce de seducción, engaño, mentiras y traiciones entre el trío David-Elena-Alexia saca a la luz lo mejor y lo peor de cada uno.
«Alexia mira al pasado y ve dolor. Pero en su porvenir, en cambio, las promesas de alegría, de plenitud, de fuerza, aparecen como soldados jóvenes en filas bien ordenadas. El pasado deja en la boca sabores contradictorios y en el cuerpo el futuro anima el acuciante deseo de seguir deseando».
Aquí nada ni nadie es lo que parece, y los secretos se guardan más por educación que por miedo. Tanto Alexia como Elena ocultan traiciones que en un mundo como el suyo resulta mejor callar. Las cuestiones se hacen entonces realmente inevitables: ¿Por qué se encuentra David tan fascinado por ambas mujeres? ¿Se está realmente enamorando de Elena o busca algo más? ¿Por qué Alexia está tan volcada en hacer feliz a su prima? ¿Cuáles son los intereses creados que motivan a cada uno? ¿Quién miente más? ¿Por qué todos continúan con un juego que podría no satisfacer a ninguno? Esta novela analiza los mecanismos de la corrupción desde lo particular a lo general, desde las pequeñas corruptelas del día a día hasta las grandes tramas políticas. Pero habla sobre todo de amor, de redención, de la capacidad de elegir o de decir no. Y lo cuenta en una trama llena de giros imprevistos, escrita con un lenguaje cargado de poesía y fina ironía.
«—No, no eres idiota. Querías que me enterara. Te remordía la conciencia y no querías irte con eso al otro barrio. Eres igual que tu exmarido cuando pagaba a los chaperos con la tarjeta del Ayuntamiento. El sentimiento de culpa católica, la necesidad de absolución y confesión te traiciona. Y ¿qué quieres que te diga yo ahora? ¿Ego te absolvo, Elenita? ¿No te preocupes, puedes morir tranquila? Pues no, no esperes mis perdones».
En una sociedad tan marcada por las apariencias y el ansia de poseer, Etxebarria vuelve a dar en el clavo con un texto controvertido y tremendamente actual, que volcado en las relaciones de amor y engaño establecidas entre los personajes, golpea con dureza la conciencia del lector. Aunque sea en tono de fino humor, poner sobre la mesa los juegos de mentiras o medias verdades que los humanos solemos practicar con nuestros semejantes, no se hace cómodo, sobre todo cuando se habla de algo tan íntimo y cuestionable como son los sentimientos y el modo en que éstos se muestran u ocultan. Dentro del triángulo que forman los personajes, se compartirán vivencias, afectos y convicciones que ponen de manifiesto el frágil hilo que mueve los corazones. Resulta impactante que en una comedia ácida de amores frustrados como esta, aproveche la autora para hacer crítica social y política, para provocar la reacción en torno a cuestiones tan polémicas como la corrupción, los tabúes sexuales o el poder soberano del dinero
Lucía Etxebarria es licenciada en filología y periodismo y Doctora en Letras por la Universidad de Aberdeen. Ha escrito novelas, cuentos, libros de poesía, guiones de cine, cuentos para niños, ensayo político, literario y feminista. Ha publicado veinte libros traducidos a más de veinte idiomas. Es miembro de la Academia de Cine. Ha ganado el Premio Nadal, el Primavera, el Planeta, el Barcarola de Poesía y El Lazio (concedido por el Ministerio de Cultura Italiano) a la mejor novela extranjera.
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Dios no tiene tiempo libre. Lucía Etxebarria. Editorial Suma de Letras, 2015. 400 páginas. 17,90 €
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