Novela

En abril libros mil…en crisis

Por Elena Muñoz

Si hay un sector permanentemente en crisis es el del libro.  Se quejan los autores, los editores, los libreros… Cualquiera que forma parte de esta cadena trófica termina lamentándose de su poco consumo. Y algo tendrá el agua cuando la bendicen.

Y sin embargo, con la llegada de la primavera, como las violeteras del cuplé, llegan las Ferias del libro a muchísimas localidades e, incluso, se dedica el mes de abril a la literatura, con la fiesta central ubicada el día 23, conmemorando la muerte de dos autores universales: Cervantes y Shakespeare.

En España se publican al año unos ochenta mil títulos. Otra cosa es que lleguen a los lectores. Baste con recorre el lineal de una feria como la de Madrid, con más de trescientas casetas para comprobar el volumen de lo publicado, que de todo hay en la viña del señor.

Si hay oferta, quizá en exceso, ¿por qué falta demanda? La pregunta se contesta sola: porque no se lee lo suficiente. ¿Y por qué no se lee lo suficiente? ¡Ah! Esa sí es la pregunta del millón.

En una de las últimas estadísticas que he tenido la oportunidad de manejar el treinta y tres por ciento de la población no lee libros nunca. Es decir, una de cada tres personas no encuentra ningún tema que le interese entre todos los que se publican al año. ¡Caray, eso da que pensar!

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O tal vez no sean los argumentos o los géneros, sino que, como muchos afirman, los libros son caros. ¿Caros? Pongamos el precio de una novela media, entorno a 350 páginas, que suele costar unos 19 euros. Como ya hemos señalado anteriormente en ese precio se recoge el esfuerzo creativo y el trabajo del autor, la edición y la distribución y la venta. Excepto la distribución, conozco de primera mano las otras tres fases  del libro –mi primer trabajo fue con diecisiete años en una librería y como editora he publicado dos obras, a más de mi trayectoria como escritora- y sé lo que cuesta que llegue un libro al lector.

Ahora tomemos otro objeto de consumo que alimenta también, pero esta vez el cuerpo: el menú de un restaurante medio, con tres platos y postre, unos quince euros. Pero, me dirán algunos, también hay una serie de profesionales tras ese coste: cocineros, camareros, alquileres, etc… Además, hay que comer todos los días. Sí, claro, comer es necesario, pero tal vez, leer lo sea también.

Y, creo que es en este punto en donde hemos llegado al nudo gordiano. Los libros, como cualquier otro elemento cultural, son catalogados por muchos como no fundamentales para nuestra existencia. Si no comemos nos morimos… ¿Y si no leemos no nos moriremos intelectualmente también, atrofiando nuestras neuronas frente a un televisor, perdiendo día a día nuestra capacidad de imaginar?

No quisiera terminar este artículo con una visión excesivamente pesimista. Amigos escritores, ¡ánimo!, no nos dejemos arrastrar por la permanente crisis y sigamos inventando historias y poemas. Amigos editores, amigos distribuidores, amigos libreros, seguid abriéndonos las puertas para que nuestras palabras llegue a aquellos que eligen el libro para poder soñar.

¡Felices Ferias!

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