Una mujer de recursos, de Elisabeth Forsythe Hailey
Por Marta Marne. @Atram_sinprisa
Una mujer de recursos es una novela poco convencional. Para empezar, por el formato escogido: se trata de un libro epistolar en que toda la narración está contada a través de cartas, telegramas y similares. En segundo lugar, porque estamos ante una obra de ficción, pero solo relativamente; la autora se inspiró en la vida de su abuela para escribirla, y aunque se trate de ficción hay mucho de cierto en la historia que nos cuenta.
La elección de la narración a través de las cartas es una herramienta fabulosa para lo que quiere transmitir la autora. No solo es una narración más sencilla y sin tantas herramientas estilísticas, sino que es mucho más íntima, al estar todo contado a través de los ojos de nuestra protagonista en unas cartas en que abre su corazón a veces a las personas más insospechadas. Y es que la intimidad que te proporciona un papel en blanco a veces es un mecanismo fabuloso para volcar en él tus sentimientos.
Desde las primeras páginas ya descubrimos que no estamos ante una mujer cualquiera. Ya en las primeras cartas a sus padres, con 19 años y en 1909, podemos leer “Dentro de un mes vuelvo a casa y Rob y yo nos casaremos este verano. No le cuentes nada, por favor, quiero ser la primera en decírselo”. Este es tan solo uno de los cientos de ejemplos que podría poneros para que entendáis que estamos ante una mujer que tomó las riendas de su propia vida.
A pesar de dejar los estudios muy temprano para casarse, las responsabilidades domésticas no la retuvieron en casa. En avanzado estado del embarazo de su tercer hijo, harta de que en su Dallas natal esté mal visto tener una vida social activa en esas circunstancias, coge a sus dos hijos pequeños y a su criada y se va a recorrer Europa con ellos. Este será solo el primero de una larga lista de viajes para recorrer tanto su país de punta a punta, como varios rincones más del planeta.
Aunque, como indica el título del libro, es una mujer de recursos (entre ellos los económicos) vivirá unos años difíciles. Pero es una mujer previsora y con la mente fría para los negocios: sabe diferenciar perfectamente los negocios del placer y no duda a la hora de establecer contratos incluso con su propio marido. Ello la llevará a tener buenos contactos y apoyos en los momentos más difíciles, debido a llevar una vida solidaria y volcada con los que lo necesitan, lo que hace que esos favores le sean devueltos en más de una ocasión.
A pesar de ser una mujer tan liberal y que necesita evadirse de su propia vida de vez en cuando, es una mujer muy familiar, que adora a su marido y a sus hijos, pero teniendo presente que ninguno de ellos deben absorber su vida y su existencia hasta el punto de anular su personalidad y su modo de pensar. Y como familia no solo considera a sus parientes más directos, ya que alguna prima lejana y amigos íntimos acaban de componer el mosaico de personas imprescindibles en su vida.
Resulta llamativo el cambio que percibe entre EEUU y Europa. En el primer viaje que realiza al viejo continente queda maravillada de la libertad y la cultura que derrochan los países que visita. Sin embargo en visitas posteriores, a pesar de cuánto sigue adorando países como Francia o Italia, no puede dejar de lamentarse por el daño que las grandes guerras hicieron en nuestra cultura y nuestra forma de pensar.
Abordará los obstáculos a los que la vida la enfrenta, pero en la mayoría de ocasiones con una sonrisa en la cara, aceptando que la muerte es una parte más de la vida y afrontando que a pesar de los apoyos que nos proporcionan los que nos rodean somos los conductores de nuestro propio destino, ya sea acompañados o en soledad. En resumen, estamos ante la historia de una mujer fuerte y poderosa por el simple hecho de ser dueña de sus propias decisiones. Todo un ejemplo a seguir incluso hoy en día.
Pingback: Una mujer de recursos, de Elizabeth Forsythe Hailey (1978) - Leer sin prisa