El columnismo de Francisco Umbral en «El Tiempo reversible»
«Los jóvenes son el futuro y ya está. Los jóvenes, que no tienen un duro, tienen nada menos que el tiempo, la posteridad, son la justicia de los siglos, el veredicto del porvenir, y por eso cuando nos cruzamos con un joven por la calle, bajamos la vista, ¿qué pensará éste de mí?».
Actualidad editorial:
El columnismo español debe mucho a Francisco Umbral, uno de los mejores prosistas en lengua española del siglo XX. El Tiempo reversible (Editorial Círculo de Tiza, 2015) recoge las mejores crónicas del escritor madrileño, de un autor que hace literatura de la vida. Desde los brillantes círculos de poder hasta la miseria viva de Vallecas, por sus páginas desfilan todos los personajes que construyeron un país que había perdido su identidad y que se reconstruía a golpe de juventud y de derrota, entre las bambalinas de la política y las oscuras orillas de la noche.
En las páginas de El Tiempo reversible el lector se asomará a una realidad que no cambia, un tiempo circular que ilumina con lucidez y talento un país que adolece, hoy como ayer, de los mismos males y que tal vez demuestre que la Transición fue sólo un sueño del que más pronto que tarde, se acaba por despertar. La lectura de Umbral es, mucho años después, tan actual como cuando dictaba sus crónicas con la agilidad de quien maneja la materia prima de la palabra igual que un orfebre maneja sus joyas. Nadie como él entendió que había una España oficial y otra real que supo plasmar en las páginas efímeras del periódico con ese hilo invisible que unía la decadencia y la furia.
«Utopizar no es hacer planes quinquenales soviéticos, como piensa, la derechota, sino vivirse como si no se hubiera vivido, conservar la peligrosa gracia del riesgo, vivir peligrosamente. Ay del creador o legislador que no es todavía, que no es ya el joven incendiario que fue, el adolescente rimbaudiano dispuesto a cambiar el mundo, cambiar la vida. El político o el escritor con sentido de futuro busca instintivamente la aceptación de los jóvenes. A los otros les basta con la aceptación de los académicos y de los jubilados. Estamos en la democracia del subsidio, pero las mocedades, muy lejos de eso, se levantan pidiendo al gobierno todo y nada. O sea, imaginación».
Umbral hizo de la escritura un oficio. Transitó todos los géneros e inventó un lenguaje. Pero sobre todo, es la memoria viva de nuestra historia reciente. Desde su torre de negritas, sus ensoñaciones de spleen, su estética decadente de dandy de provincias, sus placeres y sus días iba desgranando una realidad que, desde los años setenta hasta los inicios del actual siglo, nada tuvieron de cotidiano. Umbral hizo el retrato de una España hambrienta de libertad y todavía sometida a la atroz grisura del posfranquismo y llevó a sus lectores de la mano por todos los cambios que esa sociedad atravesaba.
Escribía de forma compulsiva, pero lo mejor de su obra, sin duda, son sus columnas periodísticas, reflejos fugaces de un instante cualquiera, la foto fija de una etapa en la que todo parecía posible. Manejaba con maestría la palabra y el lenguaje, a través del que se adivinaban sus infinitas lecturas de los clásicos. Era un heredero del barroco pasado por la modernidad y la movida que veía y contaba lo que otros no se tomaban la molestia de rescatar.
«Cerramos los ojos para rememorar aquellos tiempos y nos parece Historia Sagrada, bordeando una aventura histórica que tuvo al mundo pendiente de España. Era todo tan perfecto que incluso se glosaba a sí mismo a medida que invadía la Historia. Con gran facilidad pasamos del franquismo a un liberalismo heredado, a un socialismo liberal y luego, ya saben ustedes».
Francisco Umbral (Madrid, 1932-2007) es uno de los escritores más renovadores y originales de su tiempo. Premio González Ruano de periodismo, Premio Nacional de las Letras, Premio Príncipe de Asturias y Premio Cervantes, entre otros muchos.
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El Tiempo reversible. Francisco Umbral. Editorial Círculo de Tiza, 2015. 340 páginas. 22,00 €
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