Spirou: El botones de verde caqui
En paralelo a la colección principal de Spirou, en el año 2006 arrancó una nueva cabecera llamada “Una aventura de Spirou y Fantasio por…” formada por historias autoconclusivas realizadas cada vez por un tándem diferente de autores. Se trata de historias que, al situarse al margen de la continuidad normal del personaje, aportan una mayor libertad a los autores a la hora de abordar la trama y la figura de Spirou. El botones de verde caqui —que supone el retorno editorial de Spirou a España, esta vez bajo el paraguas de Dibbuks— es el quinto álbum de esta cabecera, y el primero realizado al alimón entre el dibujante Olivier Schwartz y el guionista Yann. Con esta historia nos trasladan a la Bélgica ocupada de principios de los años 40, concretamente a su capital, Bruselas, para encontrarnos con Spirou que trabaja como botones en el hotel Moustic, precisamente el mismo en el que Rob-Vel, creador del personaje, lo puso a trabajar en sus primeros cómics allá por finales de los años 30. No es sino uno de los muchos guiños y homenajes que encontraremos en este álbum, de los que hablaremos más adelante.
Como decíamos, Spirou trabaja como botones en el hotel Moustic, que ha sido tomado por los invasores nazis. Su sempiterno uniforme rojo, y aquí viene la curiosidad más evidente de este álbum, ha sido sustituido por uno de color verde caqui; y según parece, Spirou está encantado de trabajar para los nazis. Algo que enciende las iras de su amigo Fantasio, que en esta historia trabaja como periodista para Le Soir, es un amante del dadaísmo y dedica su tiempo libre a inventar toda clase de curiosos artilugios, convirtiéndose en una de las versiones más disparatadas y divertidas de Fantasio que he leído en mucho tiempo. Pese a lo que pueda pensar, Spirou no trabaja para los nazis, sino que es un infiltrado de la resistencia belga, a quienes informa de los movimientos del ejército alemán. Con esta premisa arranca una historia cargada de humor y de acción, sin muchas más pretensiones que las de entretener al lector. El resultado, al igual que en otros álbumes de esta cabecera, es una simpática mezcla entre el tono clasicorro de las primeras aventuras de Spirou y el puntito innovador de sus álbumes más actuales.
El botones de verde caqui generó cierta polémica en su país de origen porque, en opinión de algunos lectores y críticos —incluyendo el dibujante Johann Sfarr—, ofrece una visión demasiado simplista o incluso frívola de la ocupación nazi y de la resistencia belga. No les falta razón, en cierto modo, aunque si alguien anda buscando rigor y seriedad históricos en un tebeo de Spirou, me parece que se equivoca de sitio. Lo único que me parece reprochable de este álbum es el hecho de que se ambiente en un periodo tan repetido hasta la saciedad como el de la 2ª Guerra Mundial, cuando esta cabecera alternativa a la colección principal anima, precisamente, a embarcar a Spirou en épocas o lugares en los que nunca pensaríamos encontrarlo.
Pese a todo, leer este álbum resulta una delicia por varios factores, empezando por la agilidad del ritmo, y siguiendo con los divertidos secundarios que se van sumando a la trama y los innumerables guiños de los que hablaba hace unas líneas. Estos guiños van desde lo puramente historietístico —las numerosas referencias a Tintín, los cameos de Quique y Flupi, entre otros personajes clásicos de la bande dessinée, así como pequeños guiños también al cómic americano, como por ejemplo al padre de Daredevil, el boxeador Battlin’ Murdock— hasta lo histórico, con la presencia de personajes reales como el teniente Longchamps o la espía de la Gestapo Violette Morris. Estos homenajes, lejos de resultar gratuitos, dotan de mayor profundidad y encanto a la lectura, y consiguen que lo que podría ser otra monótona historia sobre la ocupación, resulte en una divertida aventura en compañía de Spirou y Fantasio.
Ficha técnica:
TÍTULO: Spirou. El botones de verde caqui
EDITORIAL: Dib buks
AUTOR: Olivier Schwartz
COLORISTA: Laurence Croix
PÁGINAS: 64 pp. Color
PVP: 16 €