«813» o Truffaut visto por Paula Bonet. Entrevista con la autora
«Este libro que sostienes en tus manos nace de la admiración hacia la obra de François Truffaut, hacia su manera de ver y reflejar el mundo y todo aquello que lo angustiaba o sobrecogía y que supo transformar en arte. Es un homenaje ilustrado a un breve fragmento de su filmografía y también al propio realizador, aquel que consideraba que los adversarios a los que se tenía que vencer o convencer no eran los productores o la crítica, sino el público, al que se dirigía como una puta profesional: dándole la ilusión del amor, satisfaciéndolo, aliviándolo, pero negándole la boca».
Paula Bonet (Vilareal, 1980) es una de las ilustradoras con más proyección y prestigio internacional. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia, completa su formación en la NYU de Nueva York, en la UPC de Santiago de Chile y en Dedalo Arte de Italia. En este libro, para integrar en las imágenes los textos que deben convivir con ellas, cambió sus técnicas habituales por el bolígrafo, la acuarela y la tinta china. El resultado es más rápido y directo.
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813. Paula Bonet. Editorial Bridge, 2015. 184 páginas. 21,95 €
Paula Bonet es una admiradora incondicional del cineasta francés Françoise Truffaut, máximo representante de la “nouvelle vague”. Se adentra sin miedo ni reparos en la figura y filmografía de un personaje cautivador, con una profunda personalidad muy marcada por una infancia complicada. En la primera parte el libro Paula Bonet analiza brevemente su biografía a través del triángulo creado por Truffaut – Doinel – Léaud (director, personaje y actor de sus películas), poniendo al descubierto una personalidad solitaria, antisocial y rebelde que se reflejará en sus películas. En la segunda parte, analiza fragmentos de su filmografía a través de diversos triángulos formados entre sus personajes protagonistas. Este es un libro que aúna con gran tino ilustración y reflexión, acercando un artista a otro artista.
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P.- La fascinación por un cineasta y su obra se palpan en tu trabajo. ¿Solo de una atracción así puede nacer un libro como este? ¿Quizás alguna película en especial?
Sí, 813 nace de la fascinación por el trabajo y por la figura de François Truffaut. Cuando descubrí la Nouvelle Vague, la obra de Truffaut me atrapó completamente. Miré y revisé su trabajo en innumerables ocasiones y, con el paso del tiempo y en un reciente ejercicio de autocrítica con mi obra, comprobé que todo lo que en aquellos años absorbí, había estado apareciendo en mi trabajo de los últimos años. Creo que el modo de mirar la realidad de François Truffaut, su manera de narrar historias aparentemente sencillas pero de una complejidad extrema, su sensibilidad con el arte en general y con su trabajo en particular, su obsesión por el cine, el modo en el que intentaba explicar y descubrirse a sí mismo a través de sus películas, y cómo todas éstas están innegablemente conectadas a través de cientos de vasos comunicantes, fueron algunos de los elementos que me atraparon.
No hay ninguna película concreta que desencadenara la creación de 813, lo hizo la complejidad y la sensibilidad de la totalidad de su proyecto.
P.- Primer por qué: ¿Por qué 813?
François Truffaut era un gran lector, y la obra de Maurice Leblanc le impresionó. Cada vez que en una de sus películas tenía que aparecer un número, ese número era el 813. Encontró en esas acciones una manera de homenajear a Maurice Leblanc y a la novela que convirtió al personaje de ficción A.Lupin en un elemento literario innegable. Truffaut utilizaba el 813 con esa intención y yo lo he utilizado para homenajearlo a él.
P.- Segundo: ¿Por qué estructuras tu libro por triángulos (hasta cuatro)?
Elegí el triángulo por ser uno de los elementos recurrentes en la filmografía de Truffaut y también por la presencia que adquirió en su vida real (aunque ese tema no aparece en el libro). Me daba pie a introducir otros temas que me interesaba tratar y, además, ampliaba el abanico de películas que podría seleccionar para desarrollar en 813.
P.- Tercero: ¿Por qué te centras en tres películas concretas: Jules et Jim, La piel suave y La mujer de al lado?
Quería que a pesar de la breve extensión de 813 (184 páginas) el libro pudiera contener la magnitud del trabajo de Truffaut, su complejidad, sus modos de hacer. Elegí Jules y Jim para poder hablar de la relación del realizador con la literatura. Truffaut conoció la obra de Henri-Pierre Roché porque le llamó la atención la sonoridad del título de la novela Jules et Jim. Se acercó a esta, lo atrapó, la citó en una de sus críticas cinematográficas, y Roché lo contactó. Truffaut se apasionó por el trabajo y la figura de Roché y estableció con el autor una relación muy estrecha a pesar de su diferencia de edad, y se embarcó en la escritura de la adaptación de la novela en un guión que tardó años en tener listo y que Roché no pudo llegar a ver. Me interesa cómo Truffaut se mete de lleno en los proyectos que le interesan, cómo cobran importancia hechos como la relación con el autor de la novela, con el resto de trabajos del mismo autor, con los actores que darán vida a los personajes. La piel suave es la antítesis de Jules y Jim. Un guion propio escrito en menos de dos meses, una película rodada a gran velocidad que habla del mismo tema que aparece en Jules et Jim, una relación triangular. Truffaut pensaba que había mucho que no había podido decir en su trabajo anterior acerca de ese tema y quería desarrollar todo ese contenido en La piel suave. Y La piel suave también acabó siendo la antítesis de Jules y Jim en otro terreno, el de la crítica y la aceptación por parte del público: un gran fracaso frente al éxito rotundo que supuso Jules y Jim. Elegí La mujer de al lado porque pienso que es uno de los filmes que mejor contienen ese caos de ficción y realidad tan constante en la vida de Truffaut y porque me parecía de gran interés el hecho de que retomara el tema iniciado veinte años atrás con Jules y Jim.
P.- Conjugas ilustración y un intenso trabajo narrativo. ¿Qué ha supuesto acompañar de texto tus ilustraciones? ¿Complicado?
Personalmente considero mucho más fácil explicar historias con imágenes pero el hecho de acercarme a la narrativa ha sido un gran estímulo para mí, es un terreno que me resulta muy atrayente. Ha sido un proceso en el que he dedicado mucho más tiempo a escribir que a ilustrar porque tenía que trabajar en un terreno al que no pertenezco, un terreno al que me he acercado con muchísimo respeto y teniendo claro en todo momento que las imágenes iban a estar al lado del texto aclarando conceptos.
P.- La creación artística es muy exigente con uno mismo. En este caso, hablar de Truffaut, dibujar a Truffaut, ¿te lo planteaste como un reto en toda regla?
Absolutamente. Necesitaba huir de un tipo de ilustración que sentía que estaba repitiendo y en la que no me acababa de encontrar del todo cómoda, necesitaba buscar una forma más dura en la que reconocerme, y las imágenes de las primeras películas de Truffaut (hechas con muy poco presupuesto, en blanco y negro, con sombras duras, con planos agresivos) eran el referente perfecto. Necesitaba también no perder mi autoría poniéndola totalmente al servicio de otro modo de trabajar y de narrar, y ese reto suponía un estímulo: planos cortos encadenados, mucha información condensada en pocos minutos, y todo eso vestido de una aparente sencillez que no se intuyese forzada.
P.- Alegato a la figura del cineasta, de su vida, de su obra… pero en el fondo también a la memoria como tal.
Me lo planteé simplemente como un homenaje en el que volcar toda la pasión que siento por su trabajo.
P.- ¿Qué resulta más difícil ilustrar: libros para niños o para adultos?
Personalmente me siento más cómoda ilustrando libros para adultos, los libros infantiles me suponen mayor esfuerzo y, ahora mismo, una recompensa menos estimulante. Pero todo puede cambiar en cualquier momento.
P.- Cambiando de tercio: ¿Cómo ve la situación del mundo editorial una ilustradora tan joven como tú? ¿Perspectivas de futuro?
Mi experiencia en el campo de la ilustración y en el mundo editorial es muy reciente –apenas 2 años- y soy consciente de que mi situación no es la situación más común actualmente. Tengo la suerte de tener un público fiel que sigue mi trabajo y gracias a ello he podido publicar exactamente lo que quería publicar. Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End es un libro autobiográfico que se gestó casi solo, era un libro que, sin saberlo, tenía ya confeccionado. Gracias a Lunwerg pude hacerlo físico, me hicieron el regalo de convertirlo en algo real. Algo muy similar ha pasado con 813. De hecho, firmé el contrato con Lunwerg y con La Galera la misma semana de 2013, se trata de dos libros que empezaron a hacerse reales en el mismo momento. Con todo esto simplemente quiero decir que soy consciente de mi situación y de mi suerte y que quizás mi opinión no es la opinión que se debe tener más en cuenta.
P.- ¿Tienes ya algún nuevo proyecto entre manos?
En poco menos de un mes saldrá a la luz el nuevo trabajo de Christina Rosenvinge. Me he encargado del arte de ese trabajo, Lo nuestro. Conecté inmediatamente con Christina cuando la conocí gracias a que me dijera que sí cuando le pedí que me presentara Qué hacer cuando aparece The End en Madrid el pasado mes de marzo, y esa conexión se refleja en un trabajo saturado de imágenes que tengo muchas ganas de tener en las manos.
Tengo otros proyectos en proceso, pero puedo avanzar muy poco. Solamente que mi próximo trabajo editorial tardará bastante en aparecer.
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Por Benito Garrido (@benitogarridog).
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