Mucho barullo, buenas actrices y ningún erotismo entre «Amistades peligrosas»
Por Horacio Otheguy Riveira
Un espectáculo muy ruidoso y con mucho grito que deja en el vacío una novela fascinante en torno al abuso de poder en la corte francesa de antes de la revolución. Las perversiones de ociosos que abusan del arte de seducir y corroer la moral puritana, se presenta aquí con trajes de época, pero ningún contexto que justifique el vaivén de sus personajes entre la represión y el libertinaje.
Sin erotismo alguno ni gota de sensualidad, hay demasiada parodia zafia, y algunos buenos momentos de drama intimista gracias a tres actrices fenomenales que defienden con gran coraje una puesta en escena difícil de soportar: Carmen Conesa, Iria del Río y Lola Manzano.
La jovencísima Lucía Díez asume con gracia su quinceañero personaje, pero Mariano Estudillo y Edu Soto caen víctimas de la superficialidad con que se les ha entregado una adaptación sin la menor fuerza dramática, a merced de gestos o instrumentos musicales injustificables: puro ruido que hiere de muerte la riqueza de un texto que ya tiene muchas adaptaciones teatrales mejores que esta, además de varias películas y versiones para televisión.
Resulta incomprensible este desaguisado, pero desde luego si a quien lee esta página le atrae acercarse a este peculiar invento, se lo agradecerán las mencionadas actrices que tienen tanto talento como para desprenderse de la propuesta escénica y sorprender y emocionar.
No pueden envolvernos con su rica sensualidad porque todo lo que pasa en escena lo impide, pero sí logran tendernos la mano y susurrarnos palabras de amor y soledad que trascienden todas las épocas. Todo lo demás no resiste un análisis crítico.
Las amistades peligrosas
Les Liaisons dangereuses 1782, de Pierre Choderlos de Laclos
Versión: Javier L. Patiño y Darío Facal
Dirección: Darío Facal
Vestuario: Guadalupe Valero
Fotos: Ana Himes y Daniel Pérez
Iluminación: Manolo Ramírez
Lugar: Matadero. Naves del Español
Fechas: Del 4 de febrero al 8 de marzo