Guardar la casa y cerrar la boca, de Clara Janés
Por Sandra Ferrer
A lo largo de los siglos, los espacios asignados a las mujeres han sido siempre lugares de reclusión. Desde las cuevas hasta los hogares, pasando por los monasterios medievales, el hombre se ha empeñado en ocultar y silenciar la persona, la voluntad y la voz de la mujer. Pero no siempre lo ha conseguido. La literatura, desde las tradiciones orales más ancestrales, ha tenido en la mujer tímidos pero significativos ejemplos femeninos que han dejado una huella que no siempre ha salido a la luz. Poco a poco, esas palabras de escritoras, poetisas, sacerdotisas, pensadoras, empiezan a encontrar el sitio merecido en la historia.
Guardar la casa y cerrar la boca es un precioso recorrido a lo largo de distintas culturas y tiempos históricos, desde la época anterior a la escritura hasta los tiempos modernos y por civilizaciones tan diferentes como la occidental y la oriental. La literatura es el hilo conductor de este ensayo en el que, a partir de los versos, las cartas, las historias que escribieron aquellas mujeres, la autora, Clara Janés, nos descubre cómo vivieron y cómo se enfrentaron a un mundo que no siempre las respetó. Una obra que es el resultado de años de investigación y recopilación de datos que le llegó a sorprender incluso a la propia autora: era asombroso el impulso literario de las mujeres en todas partes del mundo. Había pues, que hacer un libro.
El título del libro está inspirado en unos versos de Fray Luis de León con los que se inicia el recorrido histórico y literario: Porque así como la naturaleza […] hizo a las mujeres para que, encerradas, guardasen la casa, así las obligó a que cerrasen la boca. Como nos explica Clara, ya se sabe que el destino de la mujer era era tener hijos – en la religión católica, desde luego-. Fray Luis no era la excepción, seguía la norma.
Pero hubo algunas valientes y osadas féminas que harían caso omiso a semejante afirmación. A lo largo de este interesantísimo ensayo descubrimos que el primer autor de un texto conocido fue una sacerdotisa, Enheduana. Este sería ya un motivo para desmentir las posturas machistas. Según lo que nos queda, parecería que antes escribió o cantó la mujer que el hombre. Pero es que la fuerza con la que se enfrentaba a los sacerdotes, que no querían reconocer su autoridad, me parece un ejemplo a seguir. Dice de uno “como él [Ebih] no besó el suelo ante mí / ni barrió el polvo ante mí con su barba / alzaré mi mano sobre su pueblo instigador / y le enseñaré a temerme”. Eso en el tercer milenio antes de Cristo.
Además de a Enheduana, Clara Janés nos presenta a muchas otras mujeres fascinantes y nos descubre que en los oscuros siglos medievales existieron órdenes de caballería formadas única y exclusivamente por mujeres o que fue en el lejano Japón donde se escribió la primera gran novela y fue su autora una mujer.
Safo, Hipatia, Sor Juana Inés de la Cruz, las místicas medievales como Margarita Porette… Guardar la casa y cerrar la boca es una rica ventana a un mundo femenino en el que desfilan las beguinas medievales, las sensuales poetisas arábigoandaluzas, las mujeres africanas de remotas tribus o las cortesanas orientales cultas y refinadas. Sin olvidarnos de las trovadoras medievales ni de las autoras actuales que aún luchan por su libertad.