Entrevista a Fernando J López por Tour de Force
«Tour de Force es un canto a la amistad»
La amistad, la diferencia y la búsqueda de la identidad. Estos son algunos de los temas que se abordan en Tour de force, una obra de Fernando J. López en la que se aborda la relación entre Buñuel y Lorca durante su estancia en la Residencia de Estudiantes. El texto, planteado como un monólogo en el que un púgil (Buñuel) ha de afrontar un duro combate con sus propios recuerdos, acaba de llegar a las librerías en una 2ª edición revisada y actualizada por Ediciones Antígona.
Segunda edición de un libro teatral, ¿satisfecho?
Mucho. Lamentablemente en España no se lee tanto teatro como a los dramaturgos nos gustaría, así que esta segunda edición es algo que tanto la editorial como yo vivimos como un pequeño gran logro. Lo cierto es que la obra ha tenido una muy buena aceptación y, además, actualmente es lectura recomendada en muchos centros escolares, ya que en ella se abordan temas tanto literarios (el nacimiento de la generación del 27) como históricos (los años 20 y 30 en España) y sociales
¿Por qué Buñuel?
Porque me parecía que era un modo de adentrarme en el mundo del 27 desde una perspectiva diferente a la que habría adoptado desde el universo lorquiano. Además, soy un cinéfilo empedernido, así que indagar en la biografía de Buñuel me permitía hacer un homenaje a un lenguaje que me apasiona. También era un modo de desafiarme: su forma de pensar en aquellos años de juventud es muy diferente a la mía, así que el proceso de escritura me exigía transformarme y profundizar en alguien muy lejano a mí. Ese ejercicio de imaginación y, a la vez, recreación historiográfica me fascinaba. Y el resultado, curiosamente, es una obra donde me reconozco en cada escena, a pesar de haberme adentrado en temas, épocas y situaciones distintas a la actualidad que está presente en otras de mis obras, como Cuando fuimos dos o De mutuo desacuerdo.
La obra está estructurada en un calentamiento y tres asaltos asociados a tres objetos: las botas, los guantes y la navaja. ¿Qué simbolismo se encierra tras cada uno de ellos?
Mi idea era conseguir un texto muy teatral y alejarme en todo lo posible de un estilo discursivo o ensayístico. Por eso hay tanta acción y por eso, también, el monólogo se estructura en esos tres asaltos donde cada objeto representa un adversario con el que habrá de luchar el protagonista. Las botas son su paso de la infancia a la adolescencia, ese caminar tan complejo y que nos marca a todos. Los guantes son la lucha con su mejor amigo, Lorca, el que más le influyó y a quien, por su homosexualidad, menos entendía. Y la navaja es la ruptura con el pasado y el comienzo del futuro: el momento en que encontramos quiénes somos, algo que a Buñuel le sucede tras la creación de El perro andaluz, con esa navaja que ningún espectador ha olvidado jamás.
¿Y cuál fue, de todos esos temas, el que dio lugar a la creación de este texto?
Si tuviera que elegir solo uno,diría que Tour de force es un canto a la amistad. A cómo esa amistad nos construye y, a la vez, nos puede llegar a hacer mucho daño. Pero ese dolor se debe a que los amigos nos importan, a que su influencia en nuestra vida es esencial, a que en ellos encontramos lo mejo y lo peor de nosotros mismos. Por eso la obra se centra la juventud de los personajes, en ese momento donde definimos quiénes somos. Donde, como se dice en el texto, vivimos la borrachera de los 20 y la resaca de los 30. En este caso, además, se traza una analogía entre la historia del personaje y la Historia del país: de la eclosión cultural de la década de 1920 al terror y la guerra que habría de romper la década de 1930.
El boxeo articula el texto tanto en su forma como en su contenido. ¿Qué te llevó a elegirlo como vehículo dramatúrgico?
Fue un hallazgo casual, la verdad. Estaba buscando el modo de conseguir que la pieza fuera lo más dinámica posible y, de repente, leyendo la autobiografía de Buñuel di con ese dato: le gustaba el boxeo. Ya tenía claro lo que quería contar, pero aún no había dado con el cómo y entonces, en ese momento, lo tuve claro. La lucha del personaje tenía que expresarse a través de ese deporte, pues –en realidad- las diferencias que Buñuel tuvo con su entorno puede que, en ocasiones, las resolviera con dureza, pero también con la nobleza propia de ese deporte. Como en tantas otras ocasiones, fue el azar quien me llevó al cómo. Y gracias a eso este monólogo es, en realidad, un continuo diálogo. Al menos, así es como lo concebí y pretendí escribirlo.
Ediciones Antígona lanza la 2ª edición de esta obra teatral de Fernando J. López, protagonizada por un joven Buñuel durante su paso por la Residencia de Estudiantes.