Kinsey y yo, de Sue Grafton
Por Marta Marne de Leer sin prisa.
Engancharte a una serie de novelas policíacas o detectivescas es de lo mejor que hay para los amantes del género. Poco a poco vas viendo la evolución del personaje, le vas viendo evolucionar y crecer. Eso si la serie es buena, claro. Y la serie de la detective Kinsey Millhone de Santa Teresa es una gran serie.
Recuerdo cuando siendo una niña descubrí estas novelas en la biblioteca de mi ciudad. Me pareció una idea muy original, un Alfabeto del crimen. En ese momento aún no sabía que Kinsey se convertiría en uno de esos personajes refugio a los que volver una y otra vez, ese tipo de personajes que te encandilan y que son perfectos tras una lectura dura o no demasiado satisfactoria.
El éxito de la serie creo que radica en dos factores. El primero, en el lenguaje cotidiano y cercano, con esa narración en primera persona con la que empatizas rápidamente, con una Kinsey metomentodo e irreverente, a la que no le gusta peinarse ni arreglarse y fanática de hacer footing por el paseo de la playa. El segundo, que a pesar de la de años que han transcurrido desde que empezó a escribir su Alfabeto del crimen, las novelas siguen inmutables y con un estilo prácticamente igual. El personaje crece y madura, pero el estilo de la autora parece haberse detenido en el tiempo. Creo que es dificilísimo mantener una estructura tan marcada y tan similar con una diferencia de 30 años entre los primeros y los últimos libros.
En este volumen encontramos algunas de las claves de todo esto que os comento. Nos encontramos ante una recopilación de relatos, unos de ellos protagonizados por mi querida Millhone y otros por el alter ego de la escritora Kit Blue, un personaje menos conocido y que fue creado para descargar toda la vorágine de sentimientos que le provocó a la escritora su madre en vida y después de su muerte.
Respecto a Kinsey, en la introducción Grafton nos comenta alguna de las decisiones que tomó cuando empezó la serie. Por ejemplo, que nuestra detective envejecería un año por cada dos libros y medio, ya que de ese modo permanecería en la treintena durante todas las novelas. También el hecho de ambientarlas en los años 80, con una menor tecnología disponible en la resolución de los crímenes en esos años, por lo que su sagacidad a la hora de solucionar los casos tiene más presencia que la parte científica en sí.
Tras esta introducción del personaje, encontramos 10 relatos al más puro estilo del Alfabeto del crimen, aparecidos en distintas publicaciones periódicas, y al igual que pasa con las novelas, perfectamente entendibles de forma aislada, no necesitas conocer al personaje y sus circunstancias para disfrutar de la trama.
Tras los relatos de Kinsey, tenemos un Intermedio con la introducción del personaje de Kit y los motivos que la llevaron a crearlo. En ellos vemos de dónde salen gran parte de los rasgos de la detective Millhone, y veremos la influencia que tuvo la vida real de Grafton en su personaje, escogiendo que se quedase huérfana a los 5 años de edad debido a que ella desde esa edad asumió que debería cuidarse sola debido al alcoholismo de sus padres. Sentimientos de rencor hacia su madre, basados en los años que se pasó alcoholizada y tirada en el sofá de su casa, tan solo fumando y con un libro abierto sobre su pecho. Ausente. Ida.
En Kinsey y yo, Sue Grafton se desnuda para nosotros. Aunque le quedan cosas en el tintero, los relatos ya hablan por sí solos. Los dos capítulos introductorios destinados a explicar los relatos del libro son tan cortos como gráficos. En unas solas páginas te ayuda a entender el cómo y el por qué del personaje, los miedos de la autora, el magnífico trabajo de documentación que realiza para los casos, el perfil que crea de su personaje y cómo lo hace. Creo que es un libro fabuloso para amantes de la detective californiana. Pero si aún no has leído nada suyo, a su vez también es perfecto para conocer al personaje y los entresijos de su forma de pensar.
Por si fuera poco, Sue Grafton asistirá este año a Barcelona Negra. Con lo que no tenéis excusa, a todos aquellos que os pille a mano, de asistir para acercaros a una autora que ha construído un personaje ya mítico, y con un formato de novelas que resultan magníficas como entretenimiento, pero también como algo más.
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