Return to Homs (2013), de Talal Derki

 

Por Mariña Alonso.

HomsEl documental de Talal Derki (Damasco, 1977) consigue retratar con crudeza el conflicto bélico que desde marzo de 2011 vive el pueblo sirio aunque, eso sí, desde una perspectiva harto diferente a la que nos suelen ofrecer los medios de comunicación. Return to Homs constituye, en sí mismo, un arma potencial de crítica y rechazo a la realidad de muchos países árabes, a problemas concernientes a los derechos y libertades individuales que ponen en tela de juicio el funcionamiento de determinados sistemas. Derki consigue llevar a buen puerto un largometraje que explica en parte el porqué del conflicto al tiempo que recoge la devastación de una de las principales ciudades del país, la respuesta desmedida del ejército y la reacción de la población civil.

El director recurre a las elipsis para condensar los hechos acaecidos en Homs durante los tres años de filmación y ofrecer una panorámica veraz al espectador. Pese a que no lo consigue del todo, el resultado sigue siendo bueno. La voz del propio Talal, que hace de narrador testigo, moldea de forma intermitente todo el documental. El punto de inicio son las primeras manifestaciones pacíficas en Homs por parte de los civiles y la presentación al espectador de Baset, que por entonces todavía no ha abandonado el fútbol por las armas. Las escenas se suceden en un torrente de cánticos de protesta, congregaciones revolucionarias y los ataques por parte del Gobierno que ya empiezan a socavar el espíritu anti belicoso de los manifestantes y ponen al pueblo en alerta.

La respuesta del ejército a las reivindicaciones populares es cada vez más desmedida y agresiva. A medida que la violencia por parte de éste va in crescendo van siendo más habituales las escenas de muerte y angustia. Baset y sus compañeros comienzan a ser conscientes del peligro que representa aquello contra lo que luchan y comienzan a plantearse si vale la pena seguir por una vía pacífica o si es necesario acogerse a la lucha armada.

BasetEste punto de inflexión, de cambio, parece interesar especialmente a Talal Derki. Demostrar, desde dentro, el cambio sustancial que experimentan los protagonistas de esta historia: Abdul Baset, de diecinueve años, y Ossama, de veinticuatro, que hace de cámara y que a día de hoy se encuentra en paradero desconocido tras ser capturado por el servicio secreto del ejército. Baset pasa de ser un joven que exige el cambio político y social de una forma no violenta a convertirse en líder de la Revolución. De portero de fútbol de la selección nacional a cabecilla del alzamiento contra la barbarie del ejército sirio, Baset mutila su carácter pacifista inicial para convertirse en un fanático. Esta transformación sólo puede entenderse como consecuencia de la guerra y de cómo se establecen las prioridades. Quizá ya no importe tanto la pugna por la libertad de expresión o por un ideal, sino la lucha por la supervivencia. A partir de esta idea, Return to Homs se convierte en testimonio de la decadencia de los jóvenes rebeldes y, por extensión, de la ciudad y del país, al tiempo que recoge escenas verdaderamente dramáticas. El momento en el que Baset confiesa lo harto que está después de haber perdido a personas que quería, el momento de empezar a entender que cambiar las cosas no pude ser en ningún caso fácil. O cuando uno de ellos indica que las ruinas donde se están cobijando del enemigo son lo que antes era su casa, su habitación, su vida.

La utopía del cambio, de la libertad y de la dignidad humanas, se va haciendo añicos a medida que se avanza en el tiempo y a medida que Baset y sus compañeros van renunciando a sus ambiciones y a una protesta sin armas. La muerte de amigos y familiares espolea a los jóvenes a una lucha cada vez más encarnizada y a la debacle moral y física. Las casas destrozadas, las ruinas de la propia ciudad que antes de la guerra había sido uno de los centros clave del país, la desprotección de la población civil (especialmente niños y ancianos), son hechos que marcan el largometraje y la vida de los habitantes de Homs.

El deseo de cambio del principio alimenta los últimos suspiros de la Revolución, visiblemente menguado por una guerra abierta contra el poder y la locura.

El proceso de filmación, como decíamos, duró tres años. Tres años en los que la presión por parte del régimen sirio fue considerablemente intensa, ya que veía peligrar su secretismo con la delación al mundo de la masacre que se estaba llevando a cabo contra los civiles.

El documental fue ganador del Premio del Jurado en el Sundance Film Festival y ha sido proyectado en numerosos festivales que promueven la cultura del mundo árabe como el Festival Internacional de Cine Euroárabe Amal (Santiago de Compostela).

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