La versión de Nelly, de Eva Figes
No es este el primer ni el segundo libro que me topo en los últimos meses que aborda el tema de la identidad. Aunque este fue escrito originariamente en 1977, es ahora cuando nos llega por primera vez a España. Eva Figes es una autora relativamente desconocida en nuestro país. De momento solamente están traducidos al castellano el ensayo Actitudes patriarcales: Las mujeres en la sociedad (Alianza, 1973), y la novela Viaje a ninguna parte (2009, Edhasa). La autora llegó a escribir 13 novelas, 3 obras autobiográficas y varios libros de crítica feminista. Las obras autobiográficas pueden resultar especialmente interesantes porque el nazismo la obligó a huir de Alemania siendo una niña, dejando allí a sus abuelos que terminaron muriendo en el campo de concentración de Trawnki en Polonia, y ese sentimiento de culpa nunca abandonó a la autora.
En La versión de Nelly, nuestra protagonista acaba de llegar al hotel Black Swan con una maleta cargada de dinero y se registra en dicho hotel con un nombre falso. Para no levantar sospechas por registrarse sola (la novela está ambientada en los años 70), indica en recepción que su marido llegará en unos días. Ella es consciente de que está mintiendo. No existe el señor Dean y su auténtico nombre no es Nelly Dean. El problema está en que no sabe cuál es su auténtico nombre ni recuerda cómo ha llegado a ese hotel: todo lo que ha sucedido antes de cruzar el umbral del hotel no lo recuerda.
La novela está compuesta de dos partes, ambas narradas en primera persona por la propia Nelly en una especie de diario que utiliza a modo de reflexión. Cómo se siente, cómo vive cada experiencia, cómo se enfrenta al mundo sin un pasado. Parece ser que hay gente que la reconoce, que la recuerda, pero ella no sabe quiénes son esas personas. Incluso aparece un hombre que afirma ser su hijo y que trata a toda costa que se integre en la familia “de nuevo”. Pero Nelly de una forma completamente fría no siente ningún tipo de sentimiento hacia quienes la rodean.
La narración es magistral. En algunos momentos la nueva Nelly conversa con la antigua Nelly, esa que se supone que tiene un hijo y amistades, sin comprender del todo cómo era su forma de ser y de pensar, sin reconocer su reflejo en el espejo, sin comprender las ropas tan tristes y oscuras que tenía en la maleta, cómo debía ser esa mujer. Hay una reflexión que explica a la perfección el espíritu de nuestra protagonista: “Sospeché que durante toda su vida había sabido lo que no quería, pero no se había atrevido a expresar las objeciones en voz alta por no encontrar una alternativa.”
Porque seamos sinceros: ¿cuántas de las decisiones que tomamos cada día, cada uno de nuestros pensamientos, cada forma de expresarnos, están condicionados por quien la gente cree que somos? Está claro que nuestro bagaje es fundamental en nuestra forma de ser y de actuar, y a veces sería un alivio desprenderse de esa maleta que llevamos a cuestas y ser como de verdad querríamos ser, actuar acorde a cómo sentimos y no como se espera que actuemos. Debemos ser correctos, debemos mordernos la lengua y sonreír. Y tanta educación y corrección anula nuestra verdadera forma de ser.
La novela aborda un aspecto importante de las relaciones humanas: cómo las personas que más se supone que nos conocen en ocasiones son las que menos saben de nosotros. Nuestras parejas, nuestros hijos, nuestros parientes. No siempre son las personas a las que resulta más fácil abrirse, sino que buscamos conectar con amistades fuera de nuestra zona de confort, personas que no nos conocen tanto y por lo tanto no nos miran con lupa a cada paso que damos. Una vecina con la que compartimos valla del jardín, un desconocido que trata de seducirnos, una dependienta de una tienda que visitamos. El anonimato no es mal colchón de seguridad. También se plantea esa sensación de querer huir de nuestras propias vidas, desprendernos de las responsabilidades de la cotidianidad y dejar que la frialdad y el egoísmo nos invadan. El uso de esa amnesia como un mecanismo de defensa.
La edición de la novela es una maravilla, con un papel cuidado, una magnífica portada y una sobrecubierta más que agradable a la vista y al tacto. Y como viene siendo ya habitual en las ediciones de Jekyll & Jill, tenemos una sorpresa con el libro: un precioso recortable para construir el Black Swan Hotel donde se hospeda Nelly. Entre recortar las láminas y pegar las piezas pasaréis una tarde de lo más entretenida que os ayudará a desconectar de la rutina, como le sucede a la protagonista de la novela.
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