“Las luminarias”: el azar y la fiebre del oro en manos de Eleanor Catton

«Los doce hombres congregados en la sala de fumadores del hotel Crown daban la impresión de ser un grupo reunido al azar. Por la variedad de portes y atuendos –levitas, fracs, chaquetas Norfolk con botones de asta, piel de topo amarilla, batista y sarga– podrían haber sido doce extraños en un vagón de tren, cada uno rumbo a un rincón distinto de una ciudad dotada de niebla y mareas suficientes para separarlos».

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Las luminarias, de Eleanor Catton.

Actualidad editorial:

La gran sorpresa que supuso uno de los más prestigiosos premios de la literatura como es el Man Booker Prize (premio a la mejor novela original escrita en lengua inglesa por un ciudadano de un país perteneciente al Commonwealth) a Las Luminarias (Editorial Siruela, 2014) vino sobre todo por la juventud de su autora. Con tan solo 28 años –y una segunda novela– la escritora neozelandesa Eleanor Catton se hizo merecedora de un galardón sinónimo de calidad literaria, que ya ganaron, entre otros, autores como Julian Barnes, Hilary Mantel, John Banville, J. M. Coetzee, Nadine Gordimer o Salman Rushdie. Cuando se le pregunta por el origen de este libro recuerda un viaje que hizo con su padre por la costa oeste de Nueva Zelanda, zona muy relacionado con la fiebre del oro. Se puso a tomar notas, atar cabos y surgió el detonante de la historia. Añadir el toque de novela negra y de misterio se le hizo algo obligatorio por el hecho de haber sido siempre una apasionada del género. Conjugar una trama atractiva con una estructura narrativa realmente impactante dieron como resultado una novela ambiciosa de gran volumen y mayor interés.

Un tempestuoso día de enero una prostituta es arrestada. Ese hecho podría pasar desapercibido en mitad de la fiebre del oro que recorre la costa de Nueva Zelanda en el año 1866, si no fuera por los otros tres acontecimientos misteriosos que se producen el mismo día: se descubre una enorme fortuna en la casa de un borracho indigente, un hombre rico desaparece y un capitán de navío de mala reputación suspende todos sus tratos y leva anclas, como si pretendiera darse a la fuga. Los tres hombres están conectados con Anna Wetherell, la prostituta en cuestión. Los doce hombres más poderosos de la ciudad se reúnen en la taberna local para debatir sobre esta secuencia de hechos aparentemente fortuitos, pero su asamblea es interrumpida por la llegada de un extraño: el joven Walter Moody, que también esconde su propio secreto… Moody pronto se verá involucrado en el misterio: una red de destinos y fortunas que resulta tan compleja y tan bien intrincada como el firmamento nocturno.

Este es un viaje organizado según los signos astrológicos y la posición de los planetas. Catton considera que lo importante es un argumento que consiga atrapar al lector: “basta leer a Aristóteles para darse cuenta de que la trama es lo principal y lo demás es accesorio”. Reconoce que el premio le ha traído seguridad económica y una visibilidad, sobre todo a nivel internacional, que antes no tenía, y que le ha generado una responsabilidad que todavía no sabe como llevar. “Las luminarias es un experimento tanto en su forma como en su estructura. Escogí como hilo de conexión la astrología porque la propia trama me lo pedía. Muchos hombres de todo el mundo que venían a hacer fortuna… viajes que tenían un cierto toque cósmico. Como el hecho de levantar una ciudad de la nada, que también tiene mucho que ver con el azar”. Tuvo que investigar y estudiar en profundidad el tema para que los personajes interaccionaran con los arquetipos del zodiaco. “Las estrellas siempre han estado ahí y la astrología tiene una vertiente mitológica y psicológica muy depurada”, comenta la autora durante la charla.

Catton se empapó leyendo novelas de misterio y de detectives decimonónicas para imprimir a su historia el ritmo de aquellas. Pero también leyó grandes clásicos como Ana Karenina o Los hermanos Karamazov para alcanzar el rigor y verosimilitud que buscaba para su historia. El plantearse contar los hechos desde la perspectiva de diferentes personajes -como hace aquí- le permitía jugar con diferentes visiones del narrador, desmarcándose de la visión única del detective omnisciente tan tradicional. “También me gustaba la idea de conseguir una ironía realmente dramática: que todos pudiesen llegar a convertirse en sus propios enemigos”, comenta Catton, que gusta de estudiar mucho cada texto que escribe y a quien sobre todo interesa la intriga y el misterio en una novela de género.

Eleanor Catton (Ontario, Canadá, 1985) se trasladó a vivir con su familia a Nueva Zelanda a la edad de 6 años. En 2007 cursó un máster en Escritura Creativa, y su primera novela, El ensayo general, escrita como tesis de graduación, fue premiada con el Adam Award, obteniendo un gran éxito entre la crítica y los lectores de Nueva Zelanda, que fue extendiéndose a Gran Bretaña y EE.UU. Ha sido traducida a quince idiomas y galardonada o nominada a importantes premios internacionales, como el Orange, el Médicis o el Femina. Con esta su segunda novela, traducida a los principales idiomas, recibió el Man Booker Prize.

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Las luminarias.  Eleanor Catton.  Traducción de Celia Montolío.  Editorial Siruela, 2014.  808 páginas.  26,00 €

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