Si Cervantes levantara la cabeza… se partiría de la risa
Por Mariano Velasco
La compañía de teatro Ron Lalá vuelve a triunfar en Madrid con En un lugar del Quijote, disparatada versión del clásico de Cervantes para todos los públicos.
Por sus reconocidos valores universales, su original realismo, su sentido del humor, su variada temática, la riqueza de sus personajes y sus tantas y tantas veces detalladas otras muchas cualidades, el Quijote es, no nos vamos a poner a discutirlo a estas alturas, la gran obra de la literatura en lengua castellana. Pero también es verdad —déjenme que lo diga por lo bajini— que, visto desde hoy, recién inaugurado el año 2015 de Nuestro Señor y con cuatro siglos sobre sus lomos desde su concepción, acaba por resultar algo envejecida la criatura, no me digan que no.
Y está muy bien que venga Ron Lalá, una compañía de teatro que se está especializando en acercar los clásicos al gran público, le practique un lifting facial a la veterana creación, le meta la tijera sin miramientos y nos la presente en forma de novedosa y divertida obra de teatro para todos los públicos, haciendo un verdadero y quijotesco esfuerzo digno de reconocimiento y, sobre todo, de disfrute y admiración para resumir la extensa narración original, dejándola limpia de polvo y paja.
El primero de los gigantes a los que se enfrenta el proyecto dirigido por Yayo Cáceres es el de tratar de dejar contentos tanto a quienes conocen de cabo a rabo la obra como a quienes se topan con ella por vez primera. Déjense sorprender los primeros, pues encontrarán numerosos elementos novedosos y originales; y no se preocupen los segundos, porque aunque no se dejen no van a parar de sorprenderse con las disparatadas aventuras del ingenioso hidalgo y su escudero.
Tiene ya mucho de infantil el original Quijote, y tiene también mucho de teatral. Y a sus valores intrínsecos ha sabido la compañía añadir una brillante aportación personal: la introducción de un desdoblamiento de planos la mar de resultón, concediendo la mitad del escenario al novedoso personaje de Cervantes y la otra mitad a las locas aventuras de caballero y escudero. Sitio allí para la cordura, acá para la locura o, lo que viene a ser lo mismo, realidad de un lado, ficción del otro. Qué otra cosa viene a ser el Quijote si no.
Los episodios seleccionados por Ron Lalá resultan todos muy reconocibles: para empezar, el inconfundible “non fuyades, cobardes y viles criaturas” dirigido a los molinos, cómo no, y a continuación otras inolvidables aventuras como la de la Cueva de Montesinos, con la presencia de un rebautizado Mago Leroy Merlín; la del famosísimo Bálsamo de Fierabrás, capaz de sanar caballero partido por medio del cuerpo, como tantas veces suele acontecer en la batalla; la de cómo Sancho Panza tomó posesión y gobierno, el pobre hombre, de su deseada ínsula Barataria, así como la batalla con el Caballero de la Blanca Luna que pone fin a la desatada locura de don Quijote. Unos mejor resueltos que otros, destaca sobre todos el del descubrimiento del Yelmo de Mambrino, toda una lección de cómo se pueden explicar las cosas en escena con gracia, claridad e imaginación.
El montaje de Ron Lalá lo tiene casi todo: una escenografía sencilla pero muy resultona, un magnifico vestuario, humor, acción, poesía, divertidísimas canciones, excelentes interpretaciones y, en definitiva, las más famosas aventuras que jamás háyanse visto. Qué más se le puede pedir a un espectáculo que consigue además, como la misma compañía propone, que la gente salga del teatro con ganas de leer (o releer) el Quijote.
Y si no, una vez vista esta versión, tampoco es que haga ya tanta falta acometer semejante empresa, no quiera el Señor que de poco dormir y mucho leer se le seque a uno el cerebro, de manera que venga a perder el juicio, tal y como sucediole tiempo ha a un tal Quijada, Quesada o… Quijano, no sé si les suena.
Versión libre de la novela de Miguel de Cervantes
Compañía Ron Lalá
Dirección: Yayo Cáceres
Teatro Pavón
Del 18 de diciembre al 4 de enero