Entrevista a Care Santos por «Amaranta», Premio Jaén de Narrativa Juvenil 2014
«La vida no avisa. Todo ocurre de improviso. Solo después, cuando piensas en el pasado, te das cuenta de que fue el inicio de algo. Después. Nunca antes ni durante. Recuerdo muy bien la primera pesadilla. Entonces no le di importancia, aunque fue de esas que te dejan temblando, aterida y hecha un ovillo bajo las sábanas. ¿Os habéis dado cuenta de que el frío que sigue a las pesadillas no se quita con nada?».
Care Santos nació el año 1970 en Mataró (Barcelona). Es escritora y crítica literaria en lengua castellana y catalana. Se dio a conocer en 1995 con el volumen de relatos Cuentos cítricos, y desde entonces ha acumulado gran número de premios y publicaciones, tanto en el género de la novela, como del relato, la poesía o de la narrativa juvenil. En este último campo es autora de una extensa bibliografía para jóvenes entre la que destacan títulos como Dos lunas, Los ojos del lobo, El anillo de Irina o El dueño de las sombras.
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Amaranta. Care Santos. Editorial Montena, 2014. 256 páginas. 15,95 €
Amaranta es la única hija de los directores de Bancomundo, que tratan de educarla para que siga sus pasos. Sin embargo, ella es un espíritu libre: desea tener una vida normal y ser actriz de teatro… Cuando Amaranta cumple los dieciocho, su madre le organiza una gran fiesta a la que está invitada la alta sociedad del país. Amaranta se siente muy sola entre tanto lujo. Está más interesada en Isma, un misterioso y guapísimo camarero, que en Sergio, el chico con el que sus padres esperan que salga. Además, su abuelo, el fundador de Bancomundo, le desvela que le ha organizado el resto de su vida… ¿Seguirá Amaranta el camino que le han trazado, o conseguirá abrirse paso y descubrir su destino?
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P.- Enhorabuena Care: del Premio Ramón Llull por Deseo de chocolate al Premio Jaén por Amaranta. ¿Qué suponen premios como estos en la carrera literaria de Care Santos?
Un premio siempre es una gran alegría, un aliciente en un oficio donde siempre tienes que demostrar lo que vales, por mucho que hayas escrito o publicado. Los reconocimientos te ayudan a darte cuenta de que sigues en forma. Y también se lo dicen a los lectores, de un modo directo. Y suelen venir acompañados de un dinero que te permite disponer de tiempo y tranquilidad para seguir escribiendo. En los tiempos que corren, ninguna de esas cualidades es menor.
P.- Amaranta es una novela juvenil muy actual y crítica que habla de la libertad para elegir y decidir. ¿Qué buscas transmitir con ella?
Emoción, en primer lugar. La literatura debe emocionar antes que nada. Es siempre a través de la emoción que nos llegan otras cosas. El segundo objetivo sería la reflexión. Quiero que mis novelas inviten a pensar sobre ellas, que permitan llegar a conclusiones por parte de los lectores. Mi papel no es decirle a nadie lo que debe pensar, sino mostrar ciertas cosas ante las que es imposible permanecer indiferente. Por último, creo que escribir para jóvenes conlleva asumir la responsabilidad de crear lectores. Me gusta pensar que al cerrar un libro mío les quedarán ganas de abrir otro. Escribo para lograrlo.
P.- Puesto en la piel de la protagonista, ¿el entorno y la familia condicionan de manera decisiva la vida del joven y su desarrollo?
Por supuesto, el lugar en el que naces condiciona en gran medida aquello que vas a ser. Para bien y para mal. Aunque en la adolescencia, una edad en la que todo está por hacer y en la que puedes (y debes) construir tu propia vida, es posible darse cuenta de ello y reaccionar. En parte, ser adolescente consiste en rebelarse contra lo que te viene impuesto por la familia y buscar tu propio camino. Todas las adolescencias, en mayor o menor medida, cuentan esta historia (y esa es en parte la razón de que merezcan ser contadas, también). Incluida la de Amaranta, con la que creo que podrán identificarse muchos lectores jóvenes.
P.- ¿Qué busca realmente Amaranta (o Mara)? ¿Por qué quieren planificar su futuro? ¿Quizá no confían en ella ni en sus capacidades por el hecho de ser adolescente?
Confían plenamente en ella porque es miembro de la familia, y como tal le corresponde continuar el negocio familiar y espejarse en el ejemplo de su abuelo y de sus padres. Los planes que ella pueda tener (que los tiene) no son tenidos en cuenta, los menosprecian con esa superioridad tan adulta de quien se cree cargado de razón. Los padres de Amaranta tienen un sistema de valores muy diferente al de su hija. Ni siquiera se detienen a analizar qué es lo que ella desea, qué le gusta. Actúan con la prepotencia de los más poderosos, gente acostumbrada a hacer con todo y con todos su voluntad. Contra todo eso se rebelará Amaranta, y yo creo que con mucha razón.
P.- Cuando yo tenía la edad de la protagonista mis padres querían que estudiase una carrera de futuro, que diese dinero. ¿La mentalidad de los padres hoy sigue siendo similar?
Es difícil generalizar. Yo también estudié lo que querían mis padres, cuando yo quería hacer teatro y estudiar literatura (o tal vez estudiar teatro y hacer literatura). Creo que incluso los padres mejor intencionados deberían tener siempre en cuenta dos cuestiones: la primera es qué tipo de futuro aguarda a alguien que se dedica a algo que detesta. La segunda es hasta qué punto deseamos transformar a los hijos en aquello que nosotros deseamos, y qué presión ejercemos sobre ellos antes de lograrlo. Todos los psicólogos te dicen, cuando eres madre (o padre) que procures amar a tus hijos por lo que son, no por lo que quieres que sean.
P.- Los problemas de la economía, de los bancos, el fraude de las preferentes y el trauma que produjo en muchos ciudadanos. ¿Era el momento de tratarlos en una novela? ¿Por qué?
Yo soy de Mataró, la ciudad que vio nacer Caixa Laietana, la misma donde un alto tanto por ciento de la población ha resultado afectado por la estafa de las preferentes. Es imposible ser de esta ciudad y no sentir la misma rabia de los afectados, en su mayoría gente humilde y trabajadora. Supongo que la rabia cuando es verdadera se filtra en lo que estás escribiendo. Es inevitable y a la vez es muy necesario. La ficción es a veces el único lugar donde es posible decir la verdad.
P.- Si Amaranta hubiese nacido en una familia modesta, ¿hubiese pensado igual?, ¿hubiera visto las cosas desde la misma perspectiva?, ¿mantendría también una actitud rebelde?
Vería las cosas desde una perpectiva distinta (condicionada por sus circunstancias) pero también tendría algo de rebeldía. En la adolescencia es casi obligatorio ser rebelde. Lo que yo no comprendo es la adolescencia acomodaticia, conformada con todo, que también existe. Si hay algún momento en que llevar la contraria es una obligación, es la adolescencia.
P.- El amor no entiende de edad ni de clase social o poder económico. ¿Es así como lo vive la protagonista? ¿Aunque ello le pueda provocar problemas?
Por supuesto, el amor es un fenómeno que lo deja siempre todo (por fortuna) cabeza abajo. Nadie puede decirnos de quién debemos enamorarnos. Los sentimientos no saben de razones (por fortuna). Enamorarse es siempre una gran aventura, incluso cuando no se acierta con la persona o cuando no eres correspondido. Amaranta vive el amor como se vive la primera vez: como un huracán de fuerza 5.
P.- Tratas las nuevas tecnologías, como la comunicación a través del whatsapp (más de una conversación con este formato). ¿Han evolucionado las formas de relacionarnos incluso a nivel literario?
Los mensajes instantáneos, esos que hoy forman parte de nuestra vida de una manera tan natural, no son más que un pariente cercano de las cartas de toda la vida. Literatura epistolar del siglo XXI. Por eso es interesante utilizarlos como recurso narrativo, porque sirven bien para contar historias, ofrecen el plus de verosimilitud que siempre conviene a los novelistas y además son ágiles. Lo tienen todo. No es extraño que se filtren en la narrativa contemporánea.
P.- Vuelves a demostrar tu gran habilidad como narradora que conecta perfectamente con el público más joven. ¿Cuál es el secreto?
Si lo supiera tal vez no te lo diría (con perdón). Creo que todo radica en conocerles bien y quererles bastante. Yo visito a muchos jóvenes cada año, yendo a institutos donde leen mis libros, contesto a todos los que me escriben, a veces incluso les pregunto cuando estoy escribiendo. Mi próxima novela juvenil partirá de un trabajo de campo que llevaré a cabo con un grupo de chicos y chicas adolescentes… En general, me gustan más los lectores jóvenes que ningún otro, no me canso de decirlo. Creo que mi pasión hacia ellos es correspondida, y siento que tengo mucho que contarles (en la misma medida que ellos quieran escucharme, claro). Espero poder seguir escribiendo para jóvenes muchos años.
P.- Mucha gente opina que hoy día los jóvenes solo se preocupan de su móvil y de la ropa que se van a comprar. Tú ¿cómo lo ves? ¿Crees que actualmente los adolescentes tienen las mismas preocupaciones que quizás tú tenías con aquella edad?
Yo también me preocupo de mi móvil y de la ropa que me voy a comprar . Pienso que criticar a los adolescentes es un modo de demostrar lo mucho que los adultos les temen o les desprecian. A mí me gustan los adolescentes, les conozco, les trato con frecuencia, me siento identificada con su modo de ver el mundo y con sus ideales. A menudo me identifico mucho más con los problemas y preocupaciones de la gente de 16 que con los de mi edad. A todos los que les juzgan sin conocerles, les invitaría a una aventura fascinante: conózcanlos. Se lo pasarán en grande.
P.- ¿Nuevos proyectos literarios?
¿Cuándo no? Estoy terminando una nueva documentación. Persigo ciertos fantasmas familiares, pero me están llevando mucho más lejos de lo que creía. Si todo va bien, empezaré a escribir nueva novela para adultos el 1 de enero. Espero terminarla durante el 2015.
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Por Benito Garrido.
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