Conociendo a Ana Griot
Por Mª Dolores Pérez de la Hoyica
La escritora Ana Cristina Herreros, que se llama Ana Griott cuando cuenta,
nació en León y su abuela callaba cuentos. Así que pronto aprendió a escuchar el silencio y a querer a los que no tienen voz, a los que no cuentan. Tanto que, años después y ya emigrante en Madrid, se puso a hacer una tesis doctoral sobre la literatura de los que ni escriben ni leen. Y así, investigando en la tradición oral, fue a dar en 1992 con la narración oral. Y empezó a contar, y desde hace más de veinte años no calla. Luego, la voz se le llenó de tinta y comenzó a escribir: Cuentos populares del Mediterráneo, Libro de monstruos españoles, 25 cuentos populares de miedo, Libro de brujas españolas, La asombrosa y verdadera historia de un ratón llamado Pérez, Geografía mágica y Cuentos populares de la Madre Muerte, todos ellos publicados en Ediciones Siruela. Los dos últimos, La mujer esqueleto y Cuentos antiguos de Gran Canaria, son los dos primeros títulos de una aventura editorial en la que se ha embarcado y que se llama Libros de las Malas Compañías. En Ediciones Siruela sigue codirigiendo la colección Biblioteca de Cuentos Populares. La han traducido al catalán, al francés y al mexicano. Y también le han dado algún premio: el Diploma de Honor de la Fundación Dieta Mediterránea (que compartió en 2012 con Michele Obama) y dos veces (2009 y 20119) el premio que concede el Ministerio de Cultura de España al libro mejor editado. Ha hecho hablar a un autista, sentarse a oír su conferencia a una princesa y 16 bebés de 6 meses prefirieron escuchar sus cuentos a tomarse el biberón. Ay, si su abuela levantara la cabeza…
¿Qué significa para ti la «literatura infantil»?
Eso que llamamos «literatura infantil» es, para mí, un saco en el que se meten los libros que los adultos pensamos que les interesan a los niños en función de su edad, de su capacidad cognitiva, de sus intereses… Es también una marca, una etiqueta que se le ponen a los libros para que los libreros sepan en qué lugar de su librería colocarlos y los adultos dónde buscarlos. Pero las capacidades de las niñas y los niños nos son desconocidas porque no todos los niños son iguales, tampoco sabemos muchos de sus cambiantes intereses reales. A veces no tenemos ni idea a juzgar por el tipo de libro que se elige para un niño. Y qué decir de las etiquetas: nos parecen cómodas pero asfixian a los libros, como las fajas que se les ponen para que no tengamos ni que esforzarnos en abrirlos para saber la maravilla que contiene.
El otro día fui a presentar a una librería uno de mis últimos libros, un álbum ilustrado que se titula La mujer esqueleto. Es la historia de una mujer que desprecia a sus semejantes y acaba convertida en un esqueleto: un ser sin piel, sin sentimientos. Es la historia de cómo consigue volver a sentir cuando encuentra a alguien que no le tiene miedo y que la quiere como es. Conté el cuento para todos los niños y niñas que allí había (entre 2 y 12 años) y cuando acabé de contarlo un papá entró en la librería con una niña de tres años de la mano y el álbum ilustrado en la otra mano para comprarlo, pero la librera le dijo: «Ese libro no es adecuado para tu niña». El padre sonrió a la librera y le dijo: «Yo le compro a mi hija la ropa crecedera, para que le dure, y los libros también. Quizá ahora no entienda todo lo que cuenta el cuento, pero ya lo entenderá cuando crezca». Y se llevó el libro pero nos dejó una lección aprendida.
Cinco características de un buen libro infantil
Una sola característica ha de tener lo que para mí es un buen libro para niños: que no haya que tirarlo a la basura cuando el niño crezca porque ya no sirve. Las obras de arte (y los libros que ponemos en las manos de nuestros hijos han de serlo), como la vida y como las cosas de verdad importantes, no son útiles, no sirven para nada, y sirven para todo. Por eso no tienen edad. Si compramos un libro porque es bueno para el control de esfínteres, cuando nuestro niño aprenda a usar el retrete, allí mismo acabará el libro porque ya no le sirve. Los libros que perviven en el tiempo, que crecen con nosotros, son esos libros que no servían para controlar nada, pero que eran un puente que nos unía con el adulto que nos los leía. Esos libros que, cuarenta años más tarde, seguimos buscando en las librerías de libro usado, para volver a cruzar ese puente y volver a escuchar la voz de los que ya no están.
Los cuentos infantiles, su entorno y actualidad
El ámbito de los cuentos es el lugar de lo íntimo, el regazo de la madre o el padre que nos duerme o nos alimenta cuando somos niños, pero también es la mesa familiar después de la comida o de la cena con los amigos. Son tan viejos y tan actuales como el ser humano. Los cuentos hunden sus raíces en los tiempos en que el hombre y la mujer comenzaban a ser humanos, están llenos de símbolos ancestrales, de voces antiguas, y han sobrevivido miles y miles de años porque han sabido conmover a hombres, mujeres y niños de todas las épocas, hasta de cuando no había escritura. Se contaban con toda la comunidad: adultos y niños. Eran cuentos crecederos, que los niños comprendían cuando eran niños pero que, cuando crecían, encontraban otros significados que hasta entonces habían permanecido ocultos.
Importancia de la lectura desde edades tempranas
Es importante el acercamiento del libro al niño desde edades tempranas. La primera manera es la oral: contando el cuento que contiene el libro. Pero también se pueden contar historias, anécdotas, o cualquier cosa, porque lo importante es la relación con el que escucha a través de la voz oral o escrita. Es importante que cuando uno cuenta o lee con un bebé elija muy bien lo que va a contar o leer. La manera de elegir bien es contar o leer lo que más nos guste a nosotros, no importa que sea el Financial Times o la Guía telefónica, porque lo que se transmite a quien nos escucha es nuestro propio placer, y no hay modo mejor de animar a leer. Es importante también dejar que las emociones que nos provoca lo que leemos fluyan hasta nuestra voz porque lo que entiende un bebé no es el argumento de lo que contamos o leemos sino lo que sentimos.
Las editoriales y el álbum ilustrado
Proliferan las editoriales que publican álbum ilustrado. Y ello es así porque desde hace un par de décadas el negocio editorial más estable es el libro infantil. Hay dos razones: una es que los padres de niños pequeños van siendo cada vez más conscientes de que el acercamiento temprano a la literatura favorece que el niño cuando crezca sea lector. Además, comienzan a ser padres y tienen muchas ganas de hacerlo bien, ganas inversamente proporcionales al número de granos y espinillas de sus hijos. La otra es que en el colegio los maestros prescriben lecturas obligatorias que los padres, obviamente, compran. La primera favorece la compra de álbum ilustrado, más del gusto de padres y madres de niños muy pequeños. La segunda, la publicación de libros llenos de valores pero a veces con poco valor literario, que es el único que debe tener un libro. Estos libros la mayor parte de las veces son publicados por editoriales de libro de texto, que cuentan con una red comercial bien implantada en los colegios y que buscan la masiva venta prescriptora.
Quizá nos falte dar un paso más: que padres y docentes comprendan que la educación en valores se produce dando ejemplo nosotros los adultos, y se desvincule de una vez de la literatura.
Por otro lado, hay que destacar en el panorama editorial que las editoriales que publican álbum ilustrado, conscientes de que los padres y madres los compran para leer a los niños y niñas, están cada vez más interesadas por los cuentos tradicionales con rima, repetitivos y muchas veces los autores de las versiones son narradores orales que recrean los cuentos tradicionales respetando las marcas de oralidad y que, por ello, son más aptos para ser leídos en voz alta.
¿Todos los niños caben en un cuento?
Todos los niños y niñas caben en un cuento y todos los cuentos caben en un niño o en una niña.
Su creación preferida.
Hoy me he levantado geográficamente mágica y mi libro preferido es Geografía mágica. Es un libro que cuenta cómo se configuró el paisaje pero se cuenta desde el punto de vista de las leyendas tradicionales. Ediciones Siruela lo publicó en el 2010 y se puede encontrar en tapa dura y en tapa blanda. Fue un trabajo muy interesante de reescritura porque las leyendas son muy poco narrativas: son como escuetas noticias que dan cuenta de un suceso legendario. Por esto, hubo que crear un relato a partir de ellas, con sus personajes, sus paisajes, sus diálogos… Es un libro mágico ordenado diacrónicamente y comienza con dos mitos de las culturas más antiguas: la vasca y la guanche. Sigue con mitos geográficos griegos, romanos (sobre todo los hercúleos), carolingios (de la mano del paladín de Carlomagno, Roldán), medievales (santos y demonios aparecen en esta época para acabar de dar forma a nuestro paisaje) y renacentistas. En esta época se produce la expulsión de los árabes, que se van, pero muchos se quedan formando parte de nuestro paisaje: no es raro encontrar accidentes geográficos que se llaman el Barranco del Moro, la Cueva de los Moros, la Fuente de la Mora. Nuestro paisaje tiene más memoria que nosotros y recuerda en sus topónimos a toda la gente que vivió en ella. Acaba con un bosque: el Prado de las Lanzas, que nos recuerda que es posible dejar de pelear y clavar las lanzas en la tierra, quizá de ahí salga un bosque, quizá…