David Felipe Arranz presenta Arquitecturas de la ficción en la Casa del Lector

Redacción.- Arquitecturas de la ficción (Líneas Paralelas) es el último libro del

filólogo y periodista David Felipe Arranz, un volumen que reúne 33 sugerentes

propuestas sobre la literatura y sus fronteras con otras disciplinas, como la política

y la fotografía, y que ha sido presentado el pasado martes en la Casa del Lector, en

Matadero Madrid.

La literatura y la casa de juegos, el origen del descontento en el romanticismo

europeo, la construcción de la poética de la esperanza, personajes de espaldas

al tiempo que se enamoran más allá de la edad, personajes que se reinventan en

plena crisis, las relaciones entre el alcohol y literatura en el “mueble bar de la

ficción”, la guarida del Diablo y los orígenes literarios del pacto con Lucifer, las

pruebas de la amistad desde Gilgamesh al romanticismo, etc., son algunos de los

temas de este libro que plantea la literatura como hogar, construcción e incluso

refugio. En el capítulo final se ofrece un atrevido experimento: la gestación en la

casa de Cervantes de Valladolid de Don Quijote de la Mancha se encuentra con la

ciencia ficción de Stanislaw Lem, audaz ejercicio de “fantasía filológica de carácter

verosímil” en palabras del autor.

Acompañaron al autor en el Auditorio de la Casa del Lector el catedrático de

literatura española de la Universidad Complutense J. Ignacio Díez, el escritor y

director de la Fundación Santillana Basilio Baltasar, el autor del libro David Felipe

Arranz, el catedrático de Humanidades de la Universidad Carlos III de Madrid

Antonio Rodríguez de las Heras y el escritor y director de la Casa del Lector César

Antonio Molina.

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Fue Molina precisamente quien abrió la mesa, destacando el empeño de Arranz,

“un verdadero torrente” en mantener viva la lucha por la cultura y el periodismo:

“personas como David hacen que se mantenga sana la democracia de un país,

porque jamás dejarán de luchar por la cultura”, indicó, a la vez que puso de relieve

la pasión compartida de algunos de los autores estudiados en el libro, como

Diderot, Doris Lessing y Gore Vidal, y manifestó su predilección por el artículo de

literatura comparada sobre H.G. Wells y Bioy Casares. Por su parte, Rodríguez de

las Heras incició sobre la idea de biblioteca que vertebra el libro y disertó sobre

la idea central del ensayo: la literatura como lugar en el tiempo y en el espacio, un

concepto que relacionó con el Aleph de Borges.

Basilio Baltasar destacó del ensayo la idea de la biblioteca universal como

laberinto: “esta influencia borgiana es una sospecha que siempre ha sido fértil:

las lecturas posibles no se agotan nunca”, comentó Baltasar, para el que todos

los libros tienen entre sí un parentesco: “Los libros como arquitectura de la

civilización: hay una sólida confianza en el poder cultural de la literatura. La

ficción, la imaginación, la invención en todas sus formas, organiza nuestra

identidad, afianza la sensación de ser algo más que un mero trámite orgánico

entre el nacimiento y la muerte”, señaló el director de la Fundación Santillana.

Por último, el cervantista J. Ignacio Díez hico hincapié en el sentido del humor de

la última parte del libro, una provocación propia de un autor y profesor “osado,

coqueto y provocador que se atreve a escribir sobre el Marqués de Sade, el alcohol

y la literatura o los personajes literarios de espaldas al tiempo, cuando el amor no

conoce edad”.

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