Las redes de la obsesión
Por Oriol Alonso Cano
El carácter obsesivo ha conducido al ser humano por senderos de auténtica locura y desesperación. El hecho de anclarse a una persona, objeto, meta o situación de una forma patológica, puede ser explicado por infinidad de factores. Como todo fenómeno humano, sus coordenadas están situadas en una multiplicidad de vértices, aunque históricamente ha sido la inseguridad del sujeto la que se ha llevado la palma, por lo que concierne a la importancia explicativa del fenómeno.
Y esa inseguridad, que traza las líneas de lo obsesivo, puede columbrarse diáfanamente en la personalidad de Renée Pélagie. Desde su más tierna infancia, tal y como nos apunta Gérard Badou, Renée se halla moldeada por los dictámenes autoritarios tanto de su figura paterna como materna. Receptora de desprecios y rechazos, nuestra heroína comenzará a buscar un punto de fuga externo que la exhume de su condición sitiada. Asimismo, dada su constitución física poco agraciada, así como por su carácter taciturno y vacilante, las coordenadas existenciales de Pélagie la conducirán, cada vez en mayor grado, a la pesquisa de un zócalo amoroso con tintes insanos.
Y es precisamente en esta topografía del dolor donde emerge la propuesta matrimonial del Marqués de Sade, como el único pretendiente que se ofrece para hacerse cargo sentimentalmente de nuestra heroína. Será Donatien, producto de múltiples intereses de diversa índole, quien apostará por Renée como su acompañante en su itinerario matrimonial.
No obstante, en el reverso de esa búsqueda de Sade del presunto equilibrio marital, se halla la necesidad de encontrar una cómplice para su itinerario amatorio y de desenfreno sexual. Para Sade, la unión con Renée le posibilita no solamente una compañera de todo tipo de travesías sexuales, sino, además, la garantía para percutir en sus excesos y devaneos con otros acompañantes sexuales. De esta manera, Renée se erige en la garante de la obsesión de Donatien.
Producto de este hecho, nuestra heroína se verá envuelta, tanto de forma activa como pasiva, en toda una serie de truculentas tramas sexuales protagonizadas por su marido que, en varios casos, darán con los huesos del marqués en prisión. Y, para hacer frente a todas estas humillaciones sentimentales, los encarcelamientos por delitos sadomasoquistas o transgresiones corporales para con sus víctimas del marqués, ella decide encerrarse en su castillo para continuar viviendo en su particular obnubilación amorosa. Su obsesión alcanza tal grado de complejidad que se verá sometida a las más terribles torturas emocionales, por parte de Donatien, pero sin que ella sea capaz de ceder un ápice de su sentimiento.
En cierto modo, se produce una especie de cruce obsesivo que conduce a una reclusión de los dos integrantes del matrimonio: Renée, fruto del amor que siente por Sade, y dada la imposibilidad de una satisfacción plena de sus sentimientos, necesita recluirse en las diversas propiedades de su madre, Madame de Montreuil, mientras que Donatien, como efecto necesario de su deseo desenfrenado y transgresor, necesita ser encarcelado para reprimir dicha virulencia libidinal.
Ambos se mueven guiados por la obsesión y ella les conduce por el sendero de la reclusión. Como toda obsesión, al obturarse en un objeto, persona o situación determinada, y cimentarse primordialmente en la seguridad, el encarcelamiento (de diversa índole) se erige en una solución recurrente, que emplean los diversos protagonistas de la misma, para paliarlo.
No obstante, merced al prurito de autosuperación radical, de cambio esencial, de viraje, que goza el ser humano, se le puede plantear la posibilidad de mutar dicho estadio obsesivo y, por ende, derribar los muros que constituyen su celda. El deseo profundo de trascender, de cortar de raíz los hilos que hilvanan las redes obsesivas, de alcanzar cotas y espacios de garantía y seguridad personal, junto con otros factores, pueden conducir a una cierta extirpación del carácter patológico de la obsesión y, por consiguiente, obtener puntos de fuga esenciales para garantizar una existencia mínimamente vivible.
Información de los libros:
Renée Pélagie. Marquesa de Sade. Autor: Gérard Badou. Editorial: Subsuelo. Precio: 18€