¿Por qué apostar por el cuento?
Por Víctor G. (@libresdelectura)
¿Qué hubiera sido de Rayuela sin El Perseguidor? Y por consiguiente; ¿qué hubiera sido de Cortázar sin Poe?
Pocas veces nos paramos a pensar en la magnificencia de algo como el cuento. Muy pocas, en qué sería de la Literatura sin este humilde género. El cuento, de la mano de la leyenda, ha sido el germen que ha dado todo lo que conocemos actualmente por Literatura. Conocemos cuentos de los egipcios, babilonios, asirios, hititas, cananeos e incluso olmecas. Por todas partes del mundo se volcó la necesidad de contar (nunca mejor dicho), de manera sencilla y entendible, el origen de sus mundos o cualquier historia fundamental, a partir de una narración breve y fácil de recordar y, por tanto, de propagar.
Decía Jorge Bucay que “los cuentos ayudan a dormir a los niños, y despiertan a los adultos”. Y no le faltaba razón. Pero podemos añadir que los cuentos ayudan a mantener viva esa poderosa llama que provoca que todo el entorno de los niños sea una fantasía de maravillas constantes. Al fin y al cabo; ¿qué deseamos más los adultos que tener esa imaginación que teníamos cuando éramos pequeños?
Con su introducción, su nudo y su desenlace bien marcados. Con sus pocos y sencillos personajes, sus vitales diálogos y su final enigmático. El cuento es aquella narración que, tal y como defendía el anteriormente mencionado Julio Cortázar, si fuera una pelea de boxeo ganaría por KO, siendo la novela la que ganaría por puntos.
Hablábamos de ese imprescindible final enigmático, a lo que se refiere el gran Edgar Allan Poe cuando afirma que el cuento debe aprovechar su brevedad para, al acabar, dejar en el lector una semilla que, aún sin él ser consciente, irá creciendo hasta crear en él un conocimiento fruto de la experiencia lectora. Otros grandes autores se han rendido al género: como Borges, quien veía el cuento como algo “por encima de mis poderes”; o Faulkner, el cual defendía el cuento por encima de la novela, ya que esta última, por su extensión, “puede ser más descuidada y dejar escoria y lo superfluo, que sería desechable. Pero en un cuento casi todas las palabras deben estar en su ubicación exacta”. Y estos únicamente serían dos ejemplos de los Wilde, Melville, Shelley, Chesterton, Bradbury, Kafka, Hemingway, etc., etc., que de tan brillante oro han bañado nuestra Literatura.
Si crees, como el escritor y periodista italiano Mempo Giardinelli, “que el cuento es el género literario más moderno y el que mayor vitalidad posee”, y que gracias a él conocemos la quintaesencia de todos aquellos autores transmitida a los que ahora adulamos; no dejes escapar la oportunidad de entrar en esta sección de nuestra web. Sección en la que a partir de hoy se intentará acercar lo más emblemático de la historia del cuento con las noticias más recientes de todas aquellas novedades en relación a un género que lleva tatuada la máxima que a todos, en mayor o menor medida, se nos ha recalcado alguna vez: “lo bueno, si breve, dos veces bueno”.