Convicción

Por Fco.Javier Clavero

Escritor, Ponente y CEO de Carpe Díem Propulsión.

ARSG (1)Es la repetición de afirmaciones  lo que lleva a creer. Y Cuando el creer se transforma en una convicción profunda, las cosas comienzan a suceder

Muhammad Ali

El convencimiento de que algo va a suceder, no siempre nos da la fuerza necesaria para que la motivación sea duradera en el tiempo y nos lleve al objetivo deseado. Es fundamental para mantener ese estado de ánimo activo, ser capaces de ver el corto, el medio y el largo plazo; donde cada uno encuentre su anclaje para seguir adelante. Todas y cada una de las fórmulas que hemos leído, escuchado, aprendido, inventado, con seguridad que son válidas siempre que cumplan su cometido: Impulsarnos a escribir.

En distintas ocasiones hemos comentado entre aquellos a los que nos gusta escribir, que siempre estamos a veinte minutos de terminar un libro. Utilizamos esta premisa como un recurso, para no agobiarnos o que la ansiedad de la falta de tiempo haga que nos paralicemos, esperando esas maravillosas dos o tres horas en las que lo daremos todo y encontraremos que las musas de la inspiración nos visiten, dejándonos unas preciosas páginas, llenas de imaginación y creatividad; que además todos serán capaces de apreciar al leerlas. Quien lo haga y consiga así, es genial, de hecho creo que es el sueño de todo escritor dedicarle múltiples horas a su pasión.

Mas la realidad nos indica que esto no siempre es posible, vivimos en una sociedad atacada por mil actividades de todo tipo, que por otra parte, asumimos de buen o menos buen grado; pero en definitiva nos sumergimos en ellas… Lo que quiere decir que tiempo continuado es de lo que menos disponemos, luego entonces, la perfecta organización de las tareas es básica para sentarnos, escribir y hacerlo con la determinación de que las ideas fluyan de la mente y el alma hasta el ordenador o el papel (algunos seguimos disfrutando de los viejos métodos).

De ahí que anclemos en nuestro ser la premisa de que estamos a veinte minutos de escribir un libro; porque todos tenemos entre veinte y cuarenta para poder hacerlo de manera continuada una, dos veces al día, por la mañana, por la noche, cuando queramos. El caso es que con una mínima disciplina podemos crear el hábito de hacerlo a diario, hasta que se convierta en algo tan habitual como comer o asearse. Quienes así lo hacen, dicen que llega un punto en el que nada más ponerse a escribir plasman lo que desean; cuando antes, nunca encontraban el momento de hacerlo o por falta de tiempo o de inspiración.

Lo que hemos conseguido es programarnos para escribir cuando nosotros  queramos, este proceso mecánico no tiene por qué significar una pérdida de creatividad o imaginación en la creación de una obra; incluso puede resultar lo contrario, ya que si abocamos nuestras ideas, fuerza y motivación a esos veinte, treinta, cuarenta minutos. Cuando nos ponemos, es como si alguien nos dictara lo que escribimos, sacando lo mejor y lo que hemos acumulado en nuestro taller de la mente, entre periodos de escritura. Por supuesto que esto es tan solo una receta, que está abierta a variaciones, modificaciones o simplemente que no funcione a todo el mundo.

Con lo anterior quiero mostrar que cuando uno quiere: Puede; que es cuestión de ponerse a la tarea y tal vez antes de ponernos a esa pasión que nos mueve que es escribir, empleemos un espacio de tiempo en planificar como podemos hacerlo, para que la fuerza no se nos vaya por el desagüe del quiero pero no sé cómo hacerlo. La motivación puede crecer exponencialmente cuando uno tiene sistemas estructurados a los que agarrarse para conseguir sus metas. Y nadie dice que las reglas no estén para saltárselas, por supuesto que sí, el problema es que si no tenemos reglas que seguir tampoco podemos saltárnoslas.

Estar convencidos de lo que queremos nos pone en el camino de cómo hacerlo, vamos a dejar que nuestros instintos e intuición sigan esa mezcla de conocimiento y experiencias que tenemos acumulados y que puestos en acción nos dan las respuestas que necesitamos. La convicción es una actitud, dicen que creer es crear y es cierto siempre y cuando seamos capaces de estar convencidos del que y del cómo hacemos eso que nos ocupa y que ahora es escribir, pero también podría ser casi cualquier otra actividad. No olvidemos que así como hacemos algo, acabamos haciéndolo todo, esta es una premisa que acaba por definir el rumbo de nuestra vida.

Reflexionemos que así como saludas, tratas a los demás; en definitiva si haces cualquier tarea aparentemente baladí con entusiasmo, dedicación y entrega… Imagina por un momento como harás aquello que te apasiona, ya emplees una hora, veinte o tres minutos, serás alguien que se funde y fluye con lo que hace. Esta es la mejor manera de poner cuerpo, mente y alma: Dar vida a lo que nos ocupa.

 

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