Fotografía y Poesía Visual

Por Guiomar Sánchez.

La experimentación con las artes plásticas, en especial añadiendo e integrando la escritura en los soportes visuales, se gesta en un transcurso que nace de la mano simbólica de Duchamp; de dadaístas y surrealistas, y más concretamente de Joan Brossa en España. De esta manera, y tomando como referencia específica los Encuentros de Pamplona de 1972 como punto de partida del arte experimental en España, Tarragona traza un recorrido por la poesía visual inmortalizada en fotografía desde los años sesenta hasta la actualidad, en una exposición que lleva por título Fotografía y poesía visual, y que se puede visitar hasta el 11 de enero en el Tinglado2 del Muelle de Costa del Puerto de Tarragona, un antiguo almacén portuario que actualmente es sede de gran parte de las exposiciones más innovadoras de la urbe.

Enmarcada dentro de SCAN, el festival internacional de fotografía de Tarragona, que ya ha llegado a su quinta edición, la ciudad se sumerge en un ambiente moderno y artístico muy ligado a la fotografía y el cine. De esta manera se aúna la emergente creación artística con la metodología experimental; se genera creación, colaboración y sinergias entre escuelas, museos, centros de arte, así como diferentes instituciones, aconteciendo una marca que estimula la fotografía, especialmente a través del eslogan ‘Tarragona, ciudad de la imagen’.

Generando un discurso cronológico a través de las diferentes fases, épocas y autores, la exposición, comisariada por la Fundació Guillem Viladot y Fundació Forvm, con Josep Miquel Garcia como ejecutor museológico y elector de las obras y autores, muestra como la entrada en España de la Poesía Concreta, entre 1965 y 68, influye y afecta tanto artistas plásticos –que incorporan textos en su obra- como a poetas –impulsándoles a navegar hacia una obra cada vez más visual, muy cercanos al ejemplo de Joan Salvat Papasseit, que no se encuentra en la muestra debido a que por época no encaja, pero que, junto al ya citado Brossa, se presentan en la mente del espectador en gran parte de las obras expuestas.

Se pueden encontrar artistas de la talla de Perejaume, Guillem Viladot o el grupo Zaj. Un repaso que inicia en los precursores y va avanzando hasta las nuevas tendencias. La relevancia de lo insólito, aquel deseo surrealista de unificar imágenes dispares dándoles un sentido nuevo, es una de los temas centrales de las piezas, que se puede apreciar gracias a obras de Chema Madoz, Víctor Vilamajó con su Taxonomía de objetos indisciplinados (2011) o Edu Barbero, creando acertijos y poesías donde lo más común se vuelve extraño. También encontramos relaciones teóricas entre imagen, simbología y poesía, usando especialmente las palabras, que recuerdan a la metodología brossiana, como es el Morir abrazando la belleza (1013) de Josep Vallribera.

La fotografía se vuelve primero un soporte artístico para usarse más adelante como fuente primaria para, con ello, dejar constancia de performances y como testimonio de acciones poéticas experimentales. Asistimos, de este modo, a una exposición muy bien tramada que repasa todos los puntos y evoluciones del espíritu de experimentación que iría transformando poetas en artistas visuales y artistas plásticos en poetas, de una manera clara y directa, usando el objeto como poema y el poema como objeto con el que trabajar. Naciendo y desarrollándose el arte conceptual español de una manera libre y con sus propios referentes.