Gonzalo Garrido a propósito de “El patio inglés”, su último trabajo
«Tengo mucho miedo a no ser dueño de mi vida, a que los acontecimientos, las circunstancias determinen de tal manera mi forma de ser, que no sea yo. Sería tremendo acabar prisionero de la sombra de uno mismo. Y ¿por qué no? Tal vez descansaría de una vez por todas. Me repugna solo pensarlo».
Gonzalo Garrido es escritor y consultor de comunicación. Las flores de Baudelaire (2012), su primera novela, ha sido reeditada hasta en tres ocasiones. Con ella recibió el Premio LeeMisterio 2012 y fue finalista de la Semana Negra de Gijón 2013. Además de promover el Encuentro Literario #EBLS donde se analizan las tendencias literarias del sector, mantiene un blog, Literatura Basura, que le sirve como espacio narrativo para la experimentación. Es conferenciante habitual y participa en talleres literarios. El patio inglés es su segundo libro, una historia íntima y universal sobre la vida, el desencanto y el dolor, que centra su atención en los conflictos familiares y en lo duro que resulta afrontar nuestro propio destino.
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El patio inglés. Gonzalo Garrido. Editorial Alrevés, 2014. 160 páginas. 14,00 €
Pablo es un joven estudiante de derecho que vive con su familia y lleva un día a día aparentemente normal. Como el resto de los jóvenes sale con sus amigos, se emborracha, ha tenido alguna novia y forma parte de un círculo literario. Sin embargo, sus padres le notan distante y apático. Un día, ante el asombro e incomprensión de sus progenitores, abre la ventana del comedor y se lanza al vacío… Se inicia entonces una intensa combinación de monólogos interiores entre padre e hijo —el diario personal de Pablo escrito hasta la fecha del salto, y el monólogo del padre que comienza justo después del incidente– que muestra el trasfondo de una dura historia familiar. Se mezclan entonces pensamientos íntimos, inquietudes, preocupaciones y reproches mutuos, así como una profunda y ansiosa búsqueda de respuestas.
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P- Después del reconocimiento alcanzado con tu anterior novela, ¿por qué arriesgar ahora con una historia dramática e intimista como esta?
Un autor debe ser honesto consigo mismo y con el lector. Y debe escribir lo que siente. Y provocar al lector con sus palabras. Además, me gusta arriesgar, ofrecer lo mejor de mí mismo sin pensar en consecuencias comerciales, políticas o de otra índole. Deseaba narrar la historia de una familia media de los años ochenta, pero quería hacerlo de una manera diferente.
P.- ¿Por qué salta al vacío Pablo? ¿Sus dudas podrían llegar a ser paradigma de las que tiene cualquier chico joven de su edad?
Pablo es un joven ingenuo, ambicioso, desconcertado con la vida, decidido a conseguir un lugar en la sociedad, algo nada fácil si no se tienen apoyos suficientes. Nadie se preocupa de verdad por él, excepto sus padres, a los que no comprende. Sí, creo que sus dudas son las de cualquier adolescente con inquietudes que empieza a caminar en la sociedad tan competitiva que vivimos.
P.- El padre se lanza entonces a mantener ese monólogo tan duro y a la vez expiatorio. ¿Incomunicación, remordimientos quizás por todo lo que no llegó a decirle a su hijo?
Necesidad de entender lo que ha pasado, de ver en qué ha fallado como padre, de justificarse, de volver hacia atrás en el tiempo…
P.- Según las circunstancias, ¿quizá la familia ha dejado de ser ese corazón latente que aúna y sirve de protección? ¿Qué ha fallado?
Seguramente no todos los individuos cumplen con los requisitos para ser padres, ni todos los hijos son buenos con sus progenitores. La familia es la garante del bienestar de los hijos, pero no siempre se consigue. Supongo que habrán fallado muchas cosas, demasiadas, quizá no muy importantes, pero suficientes como para desvertebrar una familia.
P.- Los conflictos familiares son intemporales, pero entonces ¿por qué ubicar la historia en los años ochenta?
Por un lado, quería que la novela tuviera mucha autenticidad y para ello lo mejor era basarme en la época en que yo la viví de joven. Por otra parte, los ochenta son unos años convulsos, de crisis política, social y económica, con terrorismo y contraterrorismo, etc. Mi novela también habla de esa autodestrucción que estaba viviendo la sociedad vasca en aquel momento.
P.- Dejas que el lector de forma alternativa se ponga en la piel del padre y del hijo, pero sin tomar una posición que justifique su actitud ante el terrible hecho. ¿Qué piensa Gonzalo Garrido del suicidio?
Creo que toda persona inteligente ha pensado alguna vez en suicidarse. No es un acto de cobardía, sino de rebeldía. Dicho esto pienso que la muerte no es la solución de los males. Creo que hay que luchar por la vida, a pesar de que nos desagrade, que nos ofenda en muchas ocasiones. Ya habrá tiempo para morir.
P.- Quizá con esta pregunta me pongo más en la piel del padre pesaroso. ¿La vida está hecha para vivirla, hasta sus últimas consecuencias?
No, la vida hay que vivirla con dignidad. Cuando la dignidad desaparece por distintas causas (enfermedad, soledad, etc.) creo que es legítimo acabar con uno mismo. Nadie debe juzgar una decisión tan personal, tan íntima, tan radical.
P.- Como decía, el diario del hijo se intercala con el monólogo del padre, pero éste es más un diálogo sordo cargado de reproches y de incomprensión. ¿Desde que punto de vista te resultó más complicado escribir?
Ambas son difíciles por lo que tienen de personales y de diferentes. Sin embargo, la posición del padre me pareció mucho más dura que la del hijo y me costó más escribirla. También porque la forma narrada quiere ser especial.
P.- ¿Qué te empujó a escribir este libro? ¿Cómo se te ocurrió hacerlo siguiendo esta estructura narrativa a modo de juego solitario a dos manos?
Fue una necesidad. La relación con mi padre nunca fue buena y me pareció una forma de abordarla e intentar entenderla muchos años después. A eso hay que sumarle que existe una larga tradición literaria sobre los hijos disconformes con sus padres, pero no tanto sobre la visión de los padres con respecto de los hijos. He intentado reflejar ambas de una manera crítica y neutral.
P.- Curiosidad que no puedo evitar plantearte: ¿Por qué la falta de puntos en los textos del padre?
Me interesaba representar formalmente la preocupación del padre, con pensamientos que se le acumulaban en la mente, como a borbotones, sin una estructura rígida y racional.
P.- ¿Esperas con este libro tener tan buena acogida como con Las flores de Baudelaire? Y aprovecho: ¿cómo ves la situación actual del mercado editorial?
Espero que los lectores de la primera novela me sigan en este recorrido literario que pienso no les va a decepcionar, sino al contrario, les va a corroborar su apuesta por mi forma escribir y de pensar. También confío en captar la atención de otros más volcados en una narrativa más intimista.
La situación del mercado editorial es disfuncional, con una caída progresiva de ventas, con una ausencia de políticas activas de lectura, con una piratería creciente, con una falta de visión de muchos editores, con un sinfín de manipulaciones. En fin, daría para un libro voluminoso.
P.- ¿Estás ya embarcado en algún nuevo trabajo literario?
Sí, siempre estoy escribiendo, aunque sea a un ritmo lento. Ando con dos proyectos muy diferentes. Ya veremos cuál sale antes.
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Por Benito Garrido.
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