Comienza el mes de la danza en Madrid
Por Eloy V. Palazón
El pasado día 6 dio comienzo el Festival Madrid en Danza 2014, en su vigésimo novena edición, en el que se podrán ver veintitrés compañías procedentes de Alemania, Mónaco, Bélgica, Canadá, Francia, Holanda y Marruecos, además de trece compañías nacionales. Con los nueve estrenos absolutos, el estreno europeo y los cuatro estrenos en España, Madrid se convierte en un referente estos días (la pena es que durante el año, la danza esté bastante ausente de las carteleras de la capital).
El mismo día 6, la renovación de la tradición llegaba de la mano de Rocío Molina y la obra en la que ha estado trabajando durante dos años, Bosque Ardora, que ya fue estrenada en la Bienal de danza de Lyon. Una proyección de cuatro minutos al comienzo de la representación nos muestra cómo una amazona es perseguida por un par de perros. Y ahí comienza la alegoría.
“El año pasado, en la fase de preparación de Bosque Ardora, realicé una investigación en torno a la espontaneidad que puede ofrecer el ensayar fuera de un estudio. Bailé ocho horas seguidas en el Central Park de Nueva York. Salía una noche y me llevaba los zapatos de baile en el bolso, me los ponía y me ponía a bailar. Bailé también en una cárcel de alta seguridad en París, de donde surgieron algunas de las principales ideas de Bosque Ardora… Estaba en una época muy para fuera y necesitaba que el paisaje alterara mi movimiento. Además, yo soy feliz hasta ensayando”, decía Molina en una entrevista a la revista susyQ.
Rocío Molina aparece en el escenario rodeada de ocho hombres, seis músicos y los bailarines Eduardo Guerrero y David Coria. El estereotipo de fragilidad de la mujer se subvierte en la figura de la Amazona, ese personaje mítico que era capaz de extirparse un pecho para hacer más fácil la caza. Presa de los perros pero cazadora y fuerte. Un espectáculo exquisito y de fuerza sobrecogedora que ofreció al festival una inauguración por todo lo alto.
One-Hit Wonders es el viaje que nos propone Sol Picó en un avión un tanto accidentado y surrealista, en la línea de sus coreografías anteriores. Una compañía que cumple 20 años y que lo celebra con un remix de obras como Bésame el cactus, La dona manca, Paella mixta, Memòries d’una Puça y D.V.A. Una metáfora sobre el éxito y los estereotipos del mundo de la danza, como el de la vejez y la carrera tras el éxito encima de los escenarios, casi siempre teniendo lugar en un aula.
Lo cómico, y el virtuosismo de puntas, se entreveran con una reflexión de fondo que surge en el mundo de la danza continuamente.