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Entrevista a Amelia Noguera por «La marca de la luna», su último trabajo

«Mi abuela Asha me había repetido muchas veces, sin que yo hubiera sabido apenas de qué me hablaba, las limitaciones de mi magia: jamás debía ir contra las Leyes del Universo, tampoco actuar en mi propio beneficio ni emplear mi sabiduría en dañar de gravedad a nadie. Si transgredía esas normas inmutables de su poder, tal vez sería castigada, empezaría a funcionarme al revés o dejaría de tener eficacia; nunca se podía saber bien hasta que ocurría»

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La marca de la luna, de Amelia Noguera.

Amelia Noguera nació en Madrid, estudió Ingeniería Informática, trabajó como analista, fue directora de revistas técnicas y enseguida orientó su carrera profesional al ámbito de la traducción. Posteriormente comenzó a cursar el Grado de Humanidades en la Universidad Carlos III de Madrid, donde estudia, entre otras materias, Teoría Literaria, Literatura y Literatura Comparada. Actualmente se dedica a la escritura. En 2012 autopublicó su primera novela en formato digital, Escrita en tu nombre, a la que le siguió La pintora de estrellas, con las que alcanzó el número uno entre los libros más vendidos de sus categorías en Amazon. Otras obras suyas son Prométeme que serás delfín y Oscuridad.

La marca de la luna.  Amelia Noguera.  Roca Editorial, 2014.  504 páginas.  18,90 €

En una aldea de la India, la madre de Lila fallece al traerla al mundo. Su abuela Asha se hace cargo de ella y le evita así su cruel suerte: morir por no ser varón. La pequeña, con la marca de la luna en el vientre, crecerá aprendiendo los secretos de la magia hasta que, huyendo de un oscuro futuro, emprenderá un periplo que la conducirá a Checoslovaquia. Allí, su destino se verá ligado al de algunos de los protagonistas de la Historia reciente de Europa como fueron los integrantes de la Legación española en Praga, centro neurálgico desde donde se movían los hilos de las Diplomacias republicana y rebelde durante la Guerra Civil. En una insólita combinación de realismo mágico, novela histórica y thriller, esta novela con una trepidante trama encaja con precisión en los acontecimientos históricos del primer tercio del siglo XX.

 

P.- ¿Dónde encuentras el germen para tus novelas? ¿Y el de esta en concreto?

Detrás de cada una de mis novelas siempre hay algo que me ha conmovido, que me ha suscitado preguntas. La marca de la luna tomó forma a raíz de un reportaje de National Geographic que leí sobre la boda pactada entre niñas de corta edad y hombres mucho mayores. Quise investigar sobre esa cultura milenaria y sobre ese fenómeno. Después surgió el resto: ¿por qué algunas personas son incapaces de hacer el mal mientras que otras demuestran justo la tendencia contraria?

P.- La bruja de la luna plateada y su historia atrapa al lector desde el primer momento. ¿Qué tecla debe tocarse a la hora de escribir para provocar no solo interés sino también emoción?

La ficción dispone de mecanismos para captar el interés del lector, pero suscitar emoción resulta mucho más difícil, no hay trucos para eso. Es la famosa catarsis, y para generar ese estado especial con mi escritura recurro sobre todo a mis personajes: son como tú y como yo. Podrían ser cualquiera, incluso la bruja es un personaje muy real. Además, creo que la emoción es uno de los ingredientes principales de la ficción: El Quijote o Hamlet no serían lo que son si sus personajes no fueran capaces de provocar emociones, ya sea a través de la empatía, de la identificación o del rechazo. La lista de clásicos que, además de la forma, cuidan esa comunicación con el lector es inacabable. En mi literatura, este aspecto es esencial.

P.- El halo de magia que desprende Lila se respira a lo largo de toda la novela. ¿Te fijaste en alguna figura real a la hora de dibujar este personaje tan fascinante?

Lo fascinante de Lila es que, a pesar de ser una bruja, es tremendamente humana. Ese es su verdadero valor: puede hacer magia, pero por encima de esta cualidad prevalece la de ser humano. En realidad, Lila tiene aquello que yo admiro en muchas personas: ¿conoces el eslogan de Médicos sin fronteras: «Lo único capaz de salvar la vida de un ser humano es otro ser humano»? Pues esa es la esencia de Lila: sería capaz de darse a sí misma por los demás. En realidad, se parece al personaje de Asúa en eso, por razones diferentes, pero ambos son arquetipos de esa clase de personas que, por suerte para todos, aún siguen naciendo.

P.- De la India a la Europa en guerra… lejos de casa, Lila tendrá que cambiar su visión del mundo. ¿Está escrito el destino? ¿Las circunstancias marcan la vida inevitablemente o existe alguna posibilidad de rebelarse?

Esas dos preguntas son precisamente el motor de mi primera novela que publiqué en digital, Escrita en tu nombre, y que también publicará pronto en papel otro sello editorial. Yo no quiero creer en el destino, estoy convencida de que hay que luchar por cambiar lo que no te gusta, de ti o de lo que te rodea, pero también he llegado a la conclusión de que a veces resulta imposible variar el final de una historia: si hubiera abierto los ojos en Jaipur, como Lila, jamás habría escrito esta novela. Si me hubiera tocado en suerte una mente o una sensibilidad distintas, hechos ambos que yo no puedo controlar ni variar, tampoco. Ese determinismo me hace dudar sobre si al rebelarnos, no estamos simplemente siguiendo nuestro destino, esa pregunta tan antigua. Soy una extraña mezcla entre razón y corazón, y una me dice que el destino no existe pero el otro me hace vacilar.

Amelia Noguera
Amelia Noguera

P.- Y hasta el amor que parecía tan lejano también termina surgiendo. ¿Es el amor capaz de superar y romper cualquier maldición?

Hay muchos tipos de amor. El amor verdadero, sí.

P.- Tres espacios geográficos, tres momentos… ¿qué parte te resultó más difícil afrontar?

La parte de la India me resultó complicada porque mi mentalidad es la de una occidental y quería escribirla con el mayor respeto. Estudié muchísimo y me documenté durante meses para desarrollarla y crear personajes verosímiles, a pesar de sus peculiaridades. Pero finalmente fue la parte que transcurre en Praga la que me llevó más trabajo: trasladar a la ficción unos hechos históricos con personajes reales respetando el más mínimo detalle de lo que ocurrió en su vida pública ha sido muy difícil, quizás porque la labor de Luis Jiménez de Asúa y en general de la Legación española en Praga, que constituye el eje de la parte histórica de la novela, fue complejísima. También he procurado transmitir a los personajes reales, sobre todo a Asúa, la personalidad que demostraba en los informes que dictaba periódicamente para mantener al tanto de su misión a sus superiores, y eso siempre resulta más difícil que inventar un personaje de ficción. Trasladar la realidad con fidelidad me ha requerido más esfuerzo incluso que idear un personaje mágico.

P.- ¿Cómo te planteas los personajes? ¿Quizá, como Lila, tienes el talento para ponerte en el lugar de las personas?

Sí, creo que ese es mi principal defecto: la empatía. No te puedes imaginar lo que me hace sufrir en la vida real. Lloro a menudo, porque me imagino siempre en el lugar de los demás. Pero eso, a la hora de escribir, me facilita mucho meterme en la piel de los personajes, y también en el sentido inverso: intentar ponerme en su pellejo me permite entender a las personas de verdad, aunque no siempre justificarlas.

P.- Cuéntame cómo llegaste hasta el personaje de Asúa.

Fue el destino… creo. Había tramado la novela por completo e incluso había concluido la parte de la India y él no estaba entre los personajes. Escribo partiendo de un guión bastante minucioso, que luego altero casi siempre pero que me marca un orden en la escritura. Para la parte de Praga había anotado en mi esquema que el padre de una de las amigas de Lila fuera el embajador español en esa ciudad. Cuando descubrí a Jiménez de Asúa, el guión cambió por completo y añadí un año más de trabajo a la novela.

P.- Imagino la tremenda la labor de documentación que has tenido que realizar para escribir esta novela.

Sí, lo fue. Pero también me pareció fascinante. Me apasiona documentarme, soy muy curiosa y me gusta mucho aprender. Y, por mi trabajo y mi formación, me muevo muy bien entre bibliografía, biografías, ensayos, tesis doctorales, revistas y demás. Es una de las partes del proceso de escritura que más disfruto.

P.- Todo comienza en la India de principios de siglo una sociedad marcada por antiguas leyes que limitan a la mujer. Pero ¿no te da la impresión de que las cosas no han cambiado mucho desde entonces?

Por supuesto que no han cambiado lo suficiente. Esas costumbres están enquistadas en determinadas sociedades y en muchas, a pesar de que los dogmas religiosos o las leyes actuales fomentan el respeto hacia la mujer, la interpretación que de ellos hacen los hombres las relegan muchas veces a simples objetos. Continuamente leemos noticias similares a la que motivó mi novela. En todos lados queda mucho por hacer para mejorar la vida de las mujeres. Seguimos teniendo que luchar por nuestros derechos cada día.

P.- Eres una gran contadora de historias. ¿Planificas detenidamente la estructura narrativa de tu novela o todo es mucho más espontáneo?

Novelas como La marca de la luna o La pintora de estrellas requieren una minuciosa planificación. Ambas tienen una trama compleja y si me perdiera, el lector se daría cuenta. Pero siempre queda sitio para la improvisación: a mí también me ha pasado que algún personaje se ha muerto cuando le ha dado la gana y me ha cambiado, para bien, el resto de la trama. Tampoco todas mis novelas son iguales, «Escrita en tu nombre» no me exigió esa planificación inicial, es mucho más «primaria». En cualquier caso, la escritura es luego espontánea, solo me marco qué debo mostrar al lector, no cómo. El estilo, por ejemplo, fluye según lo que deba contar y cómo me haya planteado contarlo.

P.- ¿Cuánto de bruja tiene Amelia Noguera (a nivel literario hablando)?

Las brujas me inspiran mucha tristeza, son un producto de la misoginia que ha imperado en la mayoría de las sociedades. Y además hay en ellas algo trágico, porque al menos en Europa y en la Edad Media se usaron para desviar la atención del pueblo de los verdaderos culpables de sus problemas: la corrupción y el abuso de la nobleza y el alto clero. Pero el miedo a las brujas permitió a los poderosos seguir siéndolo y amedrentar unos cuantos siglos más a los que los empezaban a acusar. Eso me recuerda a la situación actual, siempre hay algo o alguien que se puede usar como bruja para atemorizar al resto, sobre todo por la ignorancia de los que las temen. Así que siento cierta simpatía por ellas. Y creo que yo también tengo un poco de bruja, siempre me ha sucedido algo extraño: muchas veces me anticipo a lo que va a suceder; no por premonición, solo por simple observación, y eso asusta a los demás. Ser una mujer independiente y con las ideas claras suscita muchos recelos todavía. Que disfrutes de poderes mágicos o no, es indiferente. Como en la Edad Media.

P.- Tras el éxito de tus novelas en Amazon, ¿qué se espera de una primera novela editada en papel?

Yo me acerqué a Amazon para tener más posibilidades de publicar con una editorial, creo que no di con los mecanismos para llegar a los editores y, de hecho, la directora de Roca Editorial leyó La marca de la luna por error, pensando que era una novela de una autora de su sello. Ahora que dos editoriales publicarán cuatro de mis novelas en breve, espero tener la oportunidad de seguir escribiendo y que los lectores me conozcan. La edición en papel con el respaldo de un sello editorial tiene para mí un solo sentido: el de estar acompañada por profesionales que me permitan crecer como escritora. Deseo centrarme en escribir y no en planificar estrategias de ventas, diseñar cubiertas o pelearme con formatos de ebook y, mientras me lo permitan, seguiré publicando de este modo.

P.- ¿Nuevos proyectos literarios a corto plazo?

Tengo varios, dos bastante avanzados que siguen la línea de La marca de la luna y La pintora de estrellas y que podría terminar en unos meses. Pero acaban de surgirme nuevas preguntas y estoy decidiendo con cuál seguir. Cada vez siento una mayor responsabilidad cuando escribo, ahora hay lectores que esperan mis nuevas novelas y eso me impone un gran respeto, pero continuaré con la novela que me quite el sueño y ahora mismo esa es Leer a Maiakovski. Su argumento no lo conocen ni mis editores.

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Por Benito Garrido.

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