La montaña mágica
Por Noelia Ares López.
Ficha técnica
Título: la montaña mágica
Autor: Thomas Mann
Editorial: Edhasa
Nº de páginas: 936
ISBN: 9788435008914
Opinión
Leyendo esta extensa obra, al final se llega a la sensación de que uno conoce realmente a Hans Castorp, Joachim Ziemssen, Settembrini y Naphta, gracias a la perfecta reproducción de la vida interior, afectiva e intelectual de estos personajes.
El escenario que reúne a todos estos caracteres es un sanatorio en los Alpes suizos. Según declara el mismo autor en una introducción a la novela, la idea inicial de «La montaña mágica« se le ocurrió a raíz de la estancia de su esposa, Katia, en el Sanatorio Wald de Davos.
Hans, el protagonista, aprovecha su estancia para filosofar, o como él prefiere llamarlo “gobernar”, especialmente en las curas de reposo. Al estar ingresado dispone de más tiempo para ello y además, su situación en la montaña le ofrece una nueva perspectiva, que explota al máximo. Una vez no del todo adaptado, (que es la forma que tienen allí los enfermos de adaptarse), en un hábitat cerrado, aislado en el “ mundo de allí arriba” donde las reglas ya no son las mismas que en el mundo de los civiles, aprovecha para aprender de las personas o “ personalidades” que encuentra en su larga estancia.
Al principio de la obra, el lector se sumerge en el clima de un sanatorio de lujo y advierte que la montaña tiene cierta atracción para los pacientes. Sobre todo cuando uno de los personajes principales, que se encuentra allí en calidad de visitante, Hans Castorp, se pone enfermo de repente y tiene que quedarse. Pero esa atracción parece convertirse en adicción. Ya no quiere marcharse.
De forma que posteriormente encuentra otras razones que lo retienen en el sanatorio; el amor romántico e idealista por Clavdia, que pertenece al grupo de “los rusos distinguidos” y le empuja a esperarla en vano, ya que regresa acompañada.
Cuando tiene la ocasión de marcharse, (el médico Brehems decide darle el alta para que abandone el sanatorio junto a su primo, Joaquim) le entra cierto vértigo por una mezcla de sentimientos contradictorios; no quiere quedarse sin la compañía de su primo pero la idea de abandonar el sanatorio también le fastidia, parece que todavía no se siente “curado”.
En esta obra se trata el rol del enfermo desde su punto de vista. Se percibe como la enfermedad cambia las prioridades de los personajes, los excusa de modo que pueden olvidar sus prejuicios y volverse más humanos. Un ejemplo de ello es cuando el amante de Clavdia Chauchat descubre que Hans Castorp está enamorado de ella.
Otro tema que une el libro son las conversaciones y los debates sobre distintas disciplinas: la muerte, las religiones, el amor, la naturaleza del alma y otros temas filosóficos de los que tanto sabe, Settembrini, un italiano humanista interesado en la importancia de la pedagogía. Incluso en el sanatorio se ofrecen conferencias. De esta forma el lector se nutre del pensamiento de esa época.
Otro tema que se trata de forma especial es el tiempo, por tener ese eco de eternidad. El protagonista ya no podría decir cuánto tiempo lleva ingresado en el sanatorio. El tiempo se mide por las estaciones: el fuerte invierno o el corto verano, hasta que se pierde la cuenta con la cuidada rutina del sanatorio.
Hans Castorp, podría dar la sensación de que es simplemente un joven ingeniero que quiere resguardarse de la vida durante algún tiempo, que no tiene claro qué hacer, pero eso solo ocurre al principio. El protagonista tiene la valentía de mirar a la vida de frente en busca de un conocimiento profundo del ser, habituándose a los lugares más dolorosos como la muerte o la enfermad.
Thomas Mann, el autor de esta obra, comparó a este personaje con un buscador del Grial: “El hombre mismo es un secreto, y toda humanidad descansa en el respeto al secreto del hombre”.