Carles Casagemas atrapado
Por Xavier Sirés.
‘Carles Casagemas atrapado’
Museu Nacional d’Art de Catalunya
Palau Nacional, Parc de Montjuïc, s/n, 08038 Barcelona
Del 31/10/2014 hasta el 22/02/2015
Un disparo. Eso es lo primero que se me pasa por la cabeza cuando pienso en Casagemas. Me imagino la escena de su suicidio, que debió ser de lo más dramática, digna de una película de François Ozon. Sin embargo, cuando el pintor, escritor y deprimido Casagemas acabó con su vida, aún faltaban años para que Ozon naciera. Estoy hablando, para ser más exacto, del año 1901. Un siglo recién empezado, el XX, que traería consigo grandes y gratas sorpresas para el mundo del arte. He querido titular este artículo ‘Carles Casagemas atrapado’, porque es en la posición de atrapado en la que lo veo siempre que pienso en él. En primer lugar, atrapado entre dos siglos. La fuerza del siglo XIX lo tira para sí, mientras la frescura y novedad del XX lo invita a seguir adelante. Con tan solo veintiún años, Casagemas deja este mundo, siendo un artista del XIX cuando seguro que habría encajado mejor en todo lo vendría después.
El relato del suicidio de Casagemas va de amores frustrados. En París había conocido a Laure Gargallo (conocida como Germaine), de la que se había enamorado como uno de los románticos de antes. Ella, sin embargo, le hizo más bien poco caso. Se sentía bastante irritada porque no podía satisfacerla sexualmente. La historia acabó con Casagemas intentando disparar a Germaine en el Hippodrome Café y, creyendo que había acertado, suicidándose con la misma pistola.
A Casagemas lo descubrí a través de Picasso, y es que son pocas las personas que llegan a él sin antes haber pasado por el pintor malagueño. La amistad que estos dos tuvieron fue tan sólida y fuerte que, cuando Casagemas se suicidó, Picasso, en lugar de evitarlo, lo siguió representando y convirtió en protagonista de obras como Casagemas en su ataúd. También tengo que mencionar el cuadro La vida, uno de los más importantes de su etapa azul. En este, Picasso primero se había representado a sí mismo en el hombre desnudo, aunque, más tarde, acabó por convertirlo en Casagemas. Cuando Picasso pintó esta obra ya hacía más de dos años que Casagemas había muerto.
Aún así, en ningún caso diría que la etapa azul de Picasso se basa, de principio a fin, en Casagemas. La Dra. Lourdes Cirlot explica, sobre este punto, que la muerte de Casagemas «indujo (a Picasso) a pensar en temas relativos a la trascendencia y la espiritualidad.»
Casagemas había conocido a Pablo Picasso en las tertulias de Els Quatre Gats. De hecho, es en este lugar donde Picasso, en febrero de 1900, hizo su primera exposición pública. En otoño de ese mismo año, los dos colegas viajaron a París.
Podría decir que Casagemas quedó atrapado en el cosmos de Picasso, pero entonces estaría cayendo en el tópico de que Picasso era un dios y que todo giraba a su alrededor. La verdad es que la amistad que tuvieron, de una forma u otra, acabó favoreciendo a los dos.
Por un lado, pintar a Casagemas después de su muerte tuvo un efecto hasta terapéutico en Picasso. Y, por otro lado, ser retratado por Picasso múltiples veces hizo que Casagemas sobreviviera al olvido. Aún así, la información que existe sobre él es escasa. Casagemas caminaba por la vida con discreción y timidez, aunque, quizás sin quererlo, acabó llamando la atención. Era inevitable que nos fijásemos en él, lo misterioso atrae.
Murió el mismo año que Toulouse-Lautrec, con la diferencia de que este, en el momento de su muerte, contaba con treinta y siete años y toda una carrera a sus espaldas.
También a diferencia de Toulouse-Lautrec, Casagemas no se inspiraba en el París de la época y sus personajes más raros y excéntricos. Con su producción como artista hace una crítica bastante pesimista a la sociedad. Veamos, por ejemplo, Casa de cites. El blanco de la piel de las prostitutas contrasta con los colores que visten. Todas esconden sus caras, sus expresiones, salvo una, la que, en un sofá, está siendo cortejada por un trajeado: ¿será el mismo Casagemas o uno de sus amigos?
De entre todos los retratos que Picasso hizo de Casagemas hay uno que encuentro muy interesante. Sobre todo por la pose que Casagemas tiene en este. Tal vez sea la que mejor lo define. Con la cabeza inclinada hacia abajo, en un gesto típico de los introvertidos. Su piel, más que pálida, casi de ultratumba. Y el peinado con el que Picasso lo pinta hasta nos podría recordar a los de sus autorretratos.
A su alrededor, oscuridad. Pero no es una oscuridad que esconda cosas, ni profunda; es una oscuridad vacía. Quizás una pared pintada de un verde que tira a negro, y, además, hay poca luz en la sala.
Picasso es muy consciente de la imagen de artista melancólico y maldito que intenta dar Casagemas. Él, con este retrato, lo defiende. Dice: «La cosa es así. Casagemas vive atormentado.»
Hace poco que el museo Picasso de Barcelona restauró esta obra. Ahora mismo, se puede ver expuesta en la zona permanente. No tiene pérdida, fue una de las tantas que me encantaron al visitarlo. Y hasta diría que fue este retrato el que me despertó el interés en Casagemas. Picasso conduce a Casagemas, Casagemas inspira a Picasso, y así se monta una especie de círculo que compensa a los dos.
Si hay otro nombre que se debe tener en cuenta en la obra de Casagemas, ese es Isidre Nonell. La principal referencia artística de Casagemas, además de conocido suyo. Cuando Picasso y Casagemas se instalaron en París, él les ofreció su estudio.
Nonell, que se reía del estilo de vida burguesa, hizo una serie de caricaturas en las que Casagemas se inspiraría.
También vemos que influenció a Casagemas con obras más serias y académicas. Podría ser que fuese gracias a Nonell que las obras de Casagemas tienen su carácter crítico, fijándose en escenas de los bajos fondos, como en la mencionada Casa de cites.
De la producción escrita de Casagemas hay poco que pueda decirse. Aunque se le suela considerar tanto artista como escritor, destaca muchísimo más en su faceta de pintor. Y es que las obras literarias que podemos encontrar son más bien pocas. Más allá de Poemets en prosa (11 de mayo de 1899), Somni (26 de julio de 1900) y algunas cartas publicadas en un par de catálogos del Museo Picasso de Barcelona, no se puede encontrar nada suyo. Tanto esos Poemets como Somni se publicaron en importantes revistas de vanguardia. En el primer caso, en Quatre Gats. En el segundo, se publicó en Joventut. En estas revistas compartió espacio con grandes nombres, como el de Santiago Rusiñol o Eugeni d’Ors.
Lo de Casagemas fue, ante todo, un problema de tiempo. Aunque no se puede decir que fuese muy prolífico (tampoco tuvo la oportunidad de serlo), aprovechó los veintiún años que pasó en este mundo y nos dejó una obra tan misteriosa como elegante.
Que no conozcamos contenido de Casagemas no es lo mismo que si no existiese ese contenido. Estoy bastante convencido de que, muriendo en las condiciones en que murió (enamorado, en París, rodeado de artistas), días antes de suicidarse aún le debían rondar algunos proyectos por la cabeza.
Algunos dicen que si Carles Casagemas no se hubiese suicidado habría sido uno de los artistas más importantes del arte catalán del siglo XX. Suena arriesgado, pero posible. Lo seguro es que si Casagemas hubiese vivido y seguido creando no sería el desconocido que es a día de hoy.
Ahora podemos hablar de lo que Casagemas hizo y, de paso, hacer suposiciones sobre lo que habría hecho de haber vivido más años.
Del treinta y uno de octubre hasta el veintidós de febrero de dos mil quince, se dedicará a Casagemas una exposición en el MNAC. Se expondrán una treintena de sus obras, que puede sonar a poco, sí. Pero no es que sea tan solo una pincelada de lo que Casagemas hizo, sino que es la pincelada tan breve que tuvo tiempo de dar. Encontraremos lo esencial para conocerlo y entenderlo fuera del universo picassiano. Ahora será todo lo demás lo que girará entorno a Casagemas. Él, al que estábamos acostumbrados a ver como secundario, asume el papel principal.
Desde el Museu Nacional d’Art de Catalunya pretenden reivindicar a Casagemas. Será la exposición más importante que se haya hecho sobre el artista hasta el momento. Quizás nos dé nuevas pistas sobre los grandes interrogantes que cuelgan a su alrededor. Una muestra a pequeña escala sobre un Casagemas del que poco conocemos y del que mucho queremos descubrir.
Bibliografía y referencias del artículo
Picasso, de Josep Palau i Fabre (1981, Edicions Polígrafa, S.A.)
Habitantes del museo: Carles Casagemas, el misterioso amigo de juventud de Picasso, en http://www.blogmuseupicassobcn.org/2014/07/habitantes-del-museo-carles-casagemas-el-misterioso-amigo-de-juventud-de-picasso/?lang=es#more-16117
Llum a Casagemas, en http://www.elpuntavui.cat/noticia/article/5-cultura/19-cultura/666959-llum-a-casagemas.html
Casagemas, el artista oculto detrás del mito, en http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/1995/12/03/pagina-34/93856723/pdf.html?search=casagemas
Quatre Gats, en http://www.cervantesvirtual.com/hemeroteca/quatregats/
Biblioteca Museu Picasso: http://catalegbiblioteca.museupicasso.bcn.cat/