José Sacristán en «El loco de los balcones», de Mario Vargas Llosa

Por Horacio Otheguy Riveira

Un homenaje a un luchador por la belleza histórica en las calles de Lima, años 50. Un profesor de historia del arte que brega junto a su hija por proteger los balcones coloniales en edificios que se van derrumbando con saña por políticos e ingenieros cómplices. Una función atractiva visualmente con un protagonista tan importante como José Sacristán, pero que lastra un texto monótono, que parece terminar a poco de empezar.

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La imaginación del director Gustavo Tambascio y su equipo técnico hacen mucho, visualmente, para convertir en teatro imaginativo un texto plano, un largo monólogo «mechado» de personajes que pasan por ahí, incapaces de crear situaciones dramáticas interesantes.

Casi dos horas de «recitativo» que respiran y contagian alguna emoción gracias al denodado esfuerzo de la puesta en escena, con un excelente José Sacristán como protagonista, quien hace auténticos milagros de matización poética en un texto farragoso y repetitivo, y la encantadora Candela Serrat como su hija, en breves escenas (destacó en pasadas temporadas en dos funciones muy distintas: la comedia clásica de Noel Coward, La alegría de vivir, y el Julio César de Shakespeare en versión de Fernando Sansegundo).

Les acompañan muy buenos intérpretes con personajes desvaídos a los que procuran darles atractivo colorido. Entre todos destacan especialmente el actor y cantante Alberto Frías, que luce como contratenor, una especialidad tan rara como valiosa, que ya brillara en Como gustéis. Por su parte, Juan Antonio Lumbreras (Esperando a Godot, El inspector, Locos por el té) tiene la dicha de abrir y cerrar la función con un pícaro vitalista, característico del clásico sainete en el que ha de marcarse la alegría de vivir como contrapunto del drama pertinaz del viejo profesor.

Después de las últimas funciones firmadas por Vargas Llosa, esta decepciona considerablemente. No se ve al autor más que en un insistente deseo de buena voluntad hacia la valentía del hombre que no cesa en sus nobles ideales, pero a través de un texto muy pobre, que más parece el borrador de un buen musical. Y es la infinita pobreza de la obra la que se lleva por delante todo el esfuerzo de producción. Sin duda, los anteriores montajes habían logrado enriquecer textos más atractivos que este, logrando un equilibrio fascinante. Así sucedió con La chunga, en este mismo teatro, y con Kathie y el hipopótamo, en Matadero (y actualmente en gira).

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Candela Serrat y Sacristán: padre e hija en una emotiva escena de aliados en causas perdidas.

 

El loco de los balcones

Autor: Mario Vargas Llosa

Dirección: Gustavo Tambascio

Ayudante de dirección: Amparo Pascual

Intérpretes (por orden de intervención): Juan Antonio Lumbreras, Carlos Serrano, Emilio Gavira, Alberto Frías, Javier Godino, Fernando Soto, José Sacristán, Candela Serrat

Iluminación: Felipe Ramos

Figurinista: Gabriela Salaverri

Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda

Composición y dirección musical: Bruno Tambascio. Voz solista invitada en el Vals de los balcones: Sara Van. Guitarra: Luis Malca. Cajón: Alfredo Segovia. Oboe: Andrés Parada. Cuerdas: Iñigo Aranzasti.

Lugar: Teatro Español.

Fechas: Del 17 de septiembre al 19 de octubre.

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