Toc, toc, ¿quién es? ¡La memoria!
Por Dinorah Polakof.
Esto de los olvidos es cosa seria. Dicen que no es para tanto y yo les contesto que depende de lo que se pierda. Porque si pierdo los lentes y no puedo leer, ¿cómo haría para teclear y enviarle al Director esta nota? Claro que también se puede escribir de memoria. ¿Pero si lo que pierdo es la llave de la puerta y debo salir de casa? Ustedes me dirán que salte por la ventana y ya está. ¡El tema es que vivo en un cuarto piso y no creo que llegue enterita a la vereda!
Bueno, a veces lo que se pierde es la memoria misma. Para el caso, los doctores vienen investigando durante años y años pero la cura se les escapa. Aunque hay medicinas paliativas, dicen. La literatura infantil y juvenil no es ajena a la temática por lo que algunos autores muy sensibles han decidido capturar en sus libros el problema que tanto preocupa a los abuelos.
Hay un escritor reconocido en Alemania, Martin Baltscheit, que recibió el Premio Alemán al libro infantil 2011 por El zorro que perdió la memoria. Luego de observar el entorno comprendió que quería narrar una historia de un zorro que se va poniendo olvidadizo. Al personaje se le plantea un enorme desconcierto y le suceden hechos que lo confunden: como cuando se olvidó del cumpleaños de un amigo y llegó sin regalo, o el día que olvidó el camino de regreso a casa, o cuando salió de caza y se olvidó de cazar y tuvo que comerse unas moras porque la panza le chiflaba de hambre. Si quieren saber el final, está editado por Lóguez.
Los escritores de nuestro país no se quedan atrás. Malena no se rinde de Lía Schenck, Editorial Fin de Siglo, salió a la venta hace unos meses. El principal protagonista de la novela es Becho, el perrito protegido de Malena que ha perdido la memoria inesperadamente. Entonces la niña busca una solución, por cielo y tierra, para tan terrible circunstancia. A Malena se le ocurre un sinfín de respuestas pero no obtiene buenos resultados. Acude a su abuela para que la ayude y juntas lograrán despuntar una esperanza. El argumento tiene ritmo y acción continuada. El final sorprende. Los personajes son creíbles y despiertan cariño en el lector. Destacan: el amor de una niña por su mascota, la relación entre abuela y nieta, abandono de la niñez y evolución, el humor. Tangencialmente: amnesia temporal o irreversible, síntomas de la enfermedad de Alzheimer. No puedo dejar de transcribir la voz de Malena expresando: “la memoria que se pierde debe estar en algún lugar. ¿No escuchaste que Jorge Drexler dice que nada se pierde, todo se transforma?”
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Foto vía: Editorial FIN DE SIGLO.