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Eduardo Sguiglia a propósito de «Los cuerpos y las sombras», su último trabajo

«Sabía que mi suerte tarde o temprano iba a cambiar. Les aseguro que lo vi venir. Lo percibí en el aire. En mi humor. Dos o tres veces tuve esa sensación. Tres veces. La última vez estaba en el patio, solo, fumando. Entonces sentí que una época llegaba a su fin. Aunque nunca supuse que todo ocurriría de repente, de un momento para otro. De un verdadero plumazo. Tendría que haberlo previsto. Tendría que haber reaccionado. No lo hice. Saber cuándo la suerte va a cambiar te salva».

Los cuerpos y las sombras, de Eduardo Sguiglia.
Los cuerpos y las sombras, de Eduardo Sguiglia.

Eduardo Sguiglia nació en Rosario, Argentina. Estuvo exiliado en México durante la última dictadura militar y desde hace treinta años reside en Buenos Aires. Es autor de varios estudios y ensayos sobre la sociedad argentina. También publicó cuentos y cuatro novelas –Fordlandia; No te fíes de mí, si el corazón te falla; Un puñado de gloria; y Ojos Negros– que fueron traducidas a distintas lenguas y resultaron finalistas en diversos concursos internacionales. Ha trabajado como profesor regular de la Universidad de Buenos Aires (UBA), presidente del organismo regulador de aeropuertos, subsecretario de política latinoamericana y embajador argentino en Angola.

Basada en hechos reales, su última novela Los cuerpos y las sombras es un cruce de dos mundos: pistoleros que matan sin mirar a quién, y viejos guerrilleros que siguen presos de las paradojas de la historia. De la novela política al thriller, de los setenta a la actualidad, de la militancia revolucionaria al fango del narcotráfico, Eduardo Sguiglia escribió un libro que retrata dos épocas sin igualarlas. Cada una tiene su épica y su horizonte de violencia. Pero solo una de ellas está dominada por la codicia, la crueldad y la ausencia de misericordia.

 

Los cuerpos y las sombras. Eduardo Sguiglia. Edhasa, 2014. 240 páginas.

En febrero de 1977 un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo tenía preparado un atentado contra Videla y gran parte de su gabinete. Pese a estar perfectamente planeado, una serie de descuidos y detalles menores lo malograron. ¿Qué consecuencias hubiera tenido para la Argentina? ¿Cuál habría sido la historia del país si la operación hubiese culminado con éxito? Tres décadas más tarde, en una noche de primavera, dos protagonistas de esos años rememoran aquel intento frustrado y regresan los recuerdos de un ciclo de conflictos, esperanzas y derrotas. Casi al mismo tiempo, en Texas, un par de hampones que esperan un golpe de suerte, acaban de recibir un encargo: ajustar las cuentas con una mujer que se quedó con algo que no le correspondía. Algo grande. El destino final es la provincia argentina de Santa Fe, muy cerca de donde los ex militantes ponen al día sus historias de vida y unos policías relegados velan por el orden de un pueblo.

 

P.- Entrelazas realidad y ficción, pasado y presente en una historia donde la violencia es el eje en torno al que giran los cuerpos y las sombras. ¿Quizás solo cambian las motivaciones?

Creo que las causas de la violencia política que se vivió en el pasado argentino, como en el caso de los dos personajes vinculados a lo que fue el movimiento guerrillero de aquellos años, se pueden explicar por los sucesivos golpes militares que suprimían las libertades públicas, proscribiendo todo tipo de actividad partidaria, y también por la influencia de los debates que provocaron la revolución cubana, la gesta del Che y el movimiento contestatario juvenil que se desplegó en buena parte del mundo. Era otra época, con motivaciones y objetivos muy diferentes a los actuales, a la que no es adecuado razonar fuera de contexto. En cuanto a la violencia vinculada al narcotráfico, fenómeno que corroe el alma y engrosa las finanzas de numerosos países, grandes y pequeños, se puede afirmar que es un hecho lamentable y novedoso en la sociedad argentina, en especial la aparición de sicarios que, al igual que en la novela, pretenden saldar cuentas locales o internacionales.

 

P.- Pistoleros y viejos guerrilleros, protagonistas de una historia ciertamente sorprendente. ¿El ser humano y sus ideales cambian en función de contra quien empuñe se el arma?

Pienso que, a diferencia de los sicarios del narcotráfico que componen el relato, aquellos guerrilleros empuñaron las armas, con luces y sombras, en un tiempo que parecía el más propicio para frenar a los poderosos y a los militares y poner fin a los que gobernaban con co­rrupción, represión y mentiras para su propio y exclusivo goce.

 

Eduardo Sguiglia.
Eduardo Sguiglia.

P.- Novela de enfrentamientos y luchas. ¿Los conflictos externos determinan definitivamente la vida del hombre y su visión moral de la realidad?

Creo que los conflictos externos, en conjunción con el carácter o el temple de cada uno, pueden condicionar, en situaciones extremas, la vida, la actitud y la visión moral y ética de un ser humano.

 

P.- Narcotráfico y guerrilla… Una bomba de relojería. ¿No temes que el lector pueda equiparar el mundo de los traficantes a la lucha armada contra la dictadura argentina?

No, no temo porque los personajes y sus respectivos mundos se entrelazan en la novela muchos años después de la dictadura, en el 2005, como consecuencia del deseo, del azar y del error.

 

P.- ¿Cómo surgió hacer este libro?

Me motivó la idea de narrar tres historias, con personajes contradictorios y muy distintos entre sí, que se fueran cruzando poco a poco en un mismo terreno hasta el punto de influir en el desenlace de cada una de ellas. Y también, me gustó la posibilidad de situar la narración cerca de mi ciudad de origen, Rosario, porque casi todas mis novelas anteriores acontecen en otras partes del mundo, Fordlandia en el Amazonas, Un puñado de gloria en el Perú de Pizarro y la conquista y Ojos Negros en el África subsahariana. Por cierto, el personaje central de Los cuerpos y las sombras es el mismo protagonista de Ojos Negros.

 

P.- ¿Cómo nacieron los personajes y su problemática particular?

En la escritura suelen tallar la imaginación, las experiencias personales y también lo que uno leyó o escuchó de diversas fuentes. En este caso, además, una vez que acabé los tres primeros capítulos me dejé llevar por el temperamento que pude percibir en cada uno de los personajes que se iban perfilando.

 

P.- ¿Tomaste algún caso concreto y real de los muchos que se han dado en el mundo del narcotráfico para inspirarte?

Sí, reuní una cierta cantidad de información sobre algunos casos resonantes y recientes. Pero el único hecho real que investigué a fondo fue el atentado que hizo la guerrilla del ERP contra Videla y los principales funcionarios de la última dictadura militar.

 

P.- El pasado siempre termina haciéndose presente. ¿El hombre tiende a repetir los mismos errores que ya marcaron su historia?

Creo que hay algo misterioso en los seres humanos que nos lleva a repetir gestos o acciones de las que luego nos arrepentimos o nos siguen pesando a lo largo de toda la vida.

 

P.- Novela muy cinematográfica. ¿Te plantearías una adaptación a la gran pantalla?

Uy, ojalá. Como amante del cine me pondría muy contento.

 

P.- ¿Nuevos proyectos literarios a corto plazo?

Sí, hace poco empecé una novela que, a mi juicio, cierra la trilogía que comenzó con Ojos Negros y siguió con Los cuerpos y las sombras.

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Por Benito Garrido.

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