El gótico Mario Bava
Por José Luis Muñoz.
Hay directores de cine que, sin ser considerados grandes maestros de su arte, han dejado una impronta importante en el medio. Uno de ellos es Mario Bava (San Remo 1914-1980), que nacía hace cien años, un director italiano que fue uno de los epígonos del género fantástico y de terror. Haber trabajado como director de fotografía de Jacques Tourneur sin duda debió influir en su carrera dentro del género fantástico. Con muy pocos medios, algo más que nuestro Jesús Franco y algo menos que Roger Corman y su factoría norteamericana, dos realizadores con los que podría estar hermanado, Mario Bava facturó una serie de películas inclasificables que uno vio en sus tiempos y permanecen en la retina, señal de que dejan impronta.
Mario Bava, maestro del género de terror, tanto adaptó textos literarios, como en el film de episodios Las tres caras del miedo, con relatos de Aleksei Tolstoy, Ivan Chekhov y F.G. Snyder, en el que contaba con la presencia del mítico Boris Karloff, como situó sus pesadillas de horror en el espacio en su Terror en el espacio que muchos consideramos el precedente de la exitosa Alien.
Mario Bava tanto filmaba en blanco y negro, como en La máscara del demonio, su primer film con una torturada Barbara Steele, como lo hacía en color, tanto se ponía a rodar un spaguetti western con nombre yanqui impostado como ponía en pie con Mario Camerini un péplum de la categoría de Ulises juntando a Kirk Douglas y Anthony Quinn con la sensual Rosanna Podestá.
Rodó muchas películas con buenos actores en horas bajas, o bajísimas, como Joseph Cotten, Telly Savalas, Elke Sommer, Silva Koscina. Su imaginería pictórica le acercaba a ciertos surrealistas y algunos colegas de su época, como Federico Fellini, le admiraban y hasta le homenajeaban en Tres pasos en el delirio.
Con Seis mujeres para el asesino inventó un género que se llamó el giallo, la versión italiana del gótico, delirio en donde predominaban asesinos en serie cuyos pasados traumáticos explicaban su terrible presente y que luego causaron furor en Estados Unidos.
Mario Bava murió dejando descendencia artística: Lamberto Bava, su hijo, y Dario Argento. Aunque nunca los hijos, más estridentes y gran guiñolescos, llegaron a superar a su padre. Las películas de este maestro del cine, llenas de monstruos, muertos vivientes, torturados, fantasmas y asesinos en serie aún nos sacuden y provocan escalofríos.