Próximo destino: Macondo
Por Pilar Martínez.
Muchas veces a lo largo de nuestras vidas realizamos actos, construimos hechos sin saber la magnitud de las consecuencias que de ellos derivan. Seguro algo parecido debió pensar García Márquez cuando vio como su nombre comenzaba a resonar en todos y cada uno de los rincones del mundo. Hasta tal punto que sus maravillosas frases, sus palabras convertidas en melodía quedaron plasmadas en muchos de ellos.
Y como no ser así, si a través de García Márquez , Macondo se convirtió en nuestro paraíso y los Buendía en nuestra familia, si sus risas fueron las nuestras y su llanto también. O si fuimos los intermediarios de las cartas entre Florentino Ariza y Fermina Daza, y sufrimos con cada brote de cólera al igual que con cada obstáculo de esta apasionante historia de amor.
García Márquez fue el arquitecto de estos dos tesoros de la literatura, que seguramente casi todos hemos leído o al menos hemos oído mencionar. «Cien años de soledad» y «El amor en los tiempos del cólera» suponen el cúlmen de la extensa obra del inolvidable Gabo, junto a otros títulos de gran relevancia como «El coronel no tiene quien le escriba» o «Crónica de una muerte anunciada«.
Los inicios del que es uno de los mayores exponentes del Realismo mágico se concentran en el mundo del periodismo y del derecho, carrera que finalmente abandonó para dedicarse a la primera. Pero lo que realmente determinó la decisión de García Márquez de dedicarse al mundo de la literatura fue el descubrimiento de «La metamorfosis» de Kafka, las palabras de Márquez tras su lectura fueron «»Yo no sabía que esto era posible hacerlo, pero si es así, escribir me interesa». A partir de ese momento descubrió su verdadera vocación y destino, y comenzó a forjar su carrera como uno de los escritores más influyentes de todos los tiempos.
El estilo de García Márquez siempre estuvo marcado por el humor y por un toque claro y predeterminado de plantilla. Pero si algo caracterizó su obra fue la tendencia de Gabo de dejar fuera detalles importantes de las historias, un claro ejemplo lo encontramos en «El coronel no tiene quien le escriba», donde no se dan los nombre de los protagonistas. La soledad, Macondo, la violencia o la cultura son muchos de los temas a los que recurre el autor en la mayoría de sus obras, estas se construyeron bajo la influencia de autores como James Joyce o Virginia Woolf, que calaron muy hondo en el carácter de García Márquez.
Hombre de familia y de gran superstición , García Márquez obtuvo la fama por su genialidad como escritor tanto como por su interés y actividad política. Hasta el punto que su amistad con Fidel Castro causó un gran revuelo tanto en el mundo literario como en el político. De hecho existe una leyenda que dice que gracias a que Gabo viajaba en el mismo automóvil que Castro, los autores de un atentado contra el líder cubano decidieron abortar la misión, lo que supuestamente aumentó su amistad. Su punto de vista sobre el imperialismo de EEUU etiquetó al escritor como subversivo y por muchos años le fue negado el visado americano, hasta la llegada de Bill Clinton a la presidencia quien reconoció que «Cien años de Soledad» era su obra favorita.
El autor cultivó una gran lista de amistades a lo largo de su vida, pero fue su relación amor/odio con el escritor Vargas Llosa la más comentada. Un encuentro entre ambos en 1976 acabó con Gabo con un ojo morado tras un puñetazo propinado por el escritor de «La ciudad y los perros«, las causas de la pelea hoy siguen sin saberse con claridad.
Su familia y amigos forjaron el carácter de García Márquez, el cual conoció a la que sería su mujer con tan solo 9 años. Ella misma se encargaba en múltiples ocasiones de que hubiera tanto en su casa como en su mesa de trabajo flores amarillas ya que las consideraba de buena suerte. Por contra, creía que los caracoles detrás de la puerta, los pavos reales, las flores de plástico o los fracs daban mala suerte.
A pesar de ser un entusiasta del cine y permitir la adaptación de algunas de sus obras como «El amor en los tiempos del cólera», el escritor se aseguró de que su obra cumbre «Cien años de Soledad» no siguiera la misma estela.
El ganador del premio Nobel en 1955 nos dejó en Abril del 2014 tras una recaída del cáncer linfático que le fue diagnosticado en 1999, pero su legado permanecerá imborrable de nuestra mente y alma. Ese es el mayor premio que un genio como García Márquez podría recibir. Ahora su hogar está en aquel paraíso que él mismo nos regaló, su Macondo querido, aquel oasis donde su nombre resonará por siempre.
Que buen articulo; que linda frase «Olvidar es difícil para quien tiene corazón»