Entrevista a Santiago Pajares por “El paso de la hélice”
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¿Puede una novela cambiar la vida de quien la lee?
«La hélice era El señor de los Anillos del siglo XXI. Thomas Maud era a la literatura de ciencia ficción lo que Agatha Christie a las novelas de detectives; incluso más, pues a Thomas Maud le leía gente que jamás había sido aficionada al género. David había conocido personas que se habían enganchado a la saga sin ser ni siquiera aficionada a la lectura. No había mucha gente capaz de escribir obras maestras. Thomas Maud era uno de ellos».
Santiago Pajares (Madrid, 1979) compaginó durante casi una década su trabajo como informático con la escritura. A los 23 años escribió la primera de sus novelas, El paso de la hélice, que tras su buena recepción fue traducida al japonés y le valió ser seleccionado en el Festival Europeo de Autores Noveles Budapest 2006. Su segunda novela La mitad de uno (2006) y El lienzo (2009) no hicieron sino confirmar todas las buenas expectativas. También ha hecho cortometrajes que le han permitido ganar una treintena de premios alrededor del mundo. Diez años después de su primera edición, El paso de la hélice ha despertado gran interés en el panorama literario internacional y será editado en doce países.
El paso de la hélice. Santiago Pajares. Editorial Destino, 2014. 430 páginas. 18,90 €
David es un editor que trabaja en la editorial donde publica el misterioso escritor que, oculto tras el seudónimo de Thomas Maud, ha creado una de las sagas más brillantes y exitosas de la literatura: La hélice, leída por millones de personas en todo el mundo. Sin embargo, la editorial no ha recibido el nuevo y esperado volumen de la saga, y David acepta el encargo secreto de encontrar a Maud y conseguir ese libro que compromete el futuro de su empresa. Pero ¿cómo encontrar a alguien que no desea ser encontrado? Siguiendo una única pista –el enigmático autor tiene seis dedos en su mano derecha–, sus pesquisas le conducirán a un pequeño pueblo del Valle de Arán, habitado por un elenco de los más extravagantes personajes. Paralelamente a la búsqueda de David, en la que se juega su matrimonio, su trabajo y su futura felicidad, uno de los millones de ejemplares de La hélice circula de mano en mano por Madrid transformando a aquellos con los que se encuentra, devolviéndoles por fin el protagonismo de sus propias vidas.
«Las palabras tienen fuerza, todo el que trabaja en una editorial sabe eso, y el buen uso de ellas puede ser determinante cuando quieres conseguir algo. Si lograba sonsacárselo a Thomas Maud y hacerle entrar en razón para llegar a un acuerdo, todo se acabaría felizmente».
P.- Novela optimista, positiva y cargada de idealismo. ¿Es lo que en un momento de crisis como el que actualmente vivimos busca el lector? ¿O en este caso es lo que buscaba el autor?
El paso de la hélice es un libro optimista. Creo que, debido a cómo están las cosas, un libro así es especialmente bien recibido. Me han llegado ya muchos comentarios de lectores diciéndome que el libro les ha hecho ver las cosas de otra manera, y como autor, es uno de los mejores piropos que puedes recibir. La vida no es perfecta, siempre va a haber problemas. Es más una cuestión de actitud nuestra, creo, lo que nos puede llevar a superarlos.
P.- Intriga, humor y amor se combinan en un libro realmente muy entretenido que hace pensar sobre las cosas importantes de la vida. ¿Me afectó como lector la fuerza de La hélice?
¡Ese era el plan! En el libro se habla de La hélice, el libro escrito por Thomas Maud, que ha cambiado la vida a millones de personas. Yo creo que los libros, algunos, te tocan y te cambian como persona. Te cambian a mejor. Y si lo has sentido así, algo te ha cambiado también.
P.- ¿Cómo es posible que un libro como este haya tardado tanto en llegar a una editorial importante y prestigiosa como Destino?
Eso es sencillo: Hay muchísimos libros recorriendo editoriales. Las grandes editoriales reciben una cantidad brutal de manuscritos cada día, así que necesitan muchas veces de agentes literarios de confianza que les puedan servir de filtro. En este caso fue mi agente, Antonia Kerrigan, quien hizo llegar el libro a la editorial. Por suerte les gustó y firmamos muy rápidamente. Fue una historia soñada para cualquier escritor. En 3 meses me fichó una agente y vendí mi libro a una editorial grande y prestigiosa como es Destino.
P.- Leyendo tu libro y viendo el perfil del protagonista, el editor también puede ser un buen psicólogo y un mejor amigo. ¿Crees que quedan editores así? ¿O poderoso caballero es don dinero, y éste es el que manda?
Los editores están muy acostumbrados a trabajar con escritores. Y nosotros pasamos mucho tiempo trabajando en algo sin saber de verdad si lo estamos haciendo bien o mal, por lo que es en cierto grado normal que nos asalten dudas. Yo pasé un año y medio escribiendo El paso de la hélice sin comentarlo con nadie, y eso implica una gran reserva de confianza. Los editores saben que en su trabajo se necesita tanta mano izquierda como sensibilidad literaria. Es verdad que el caso de mi libro, en el que un editor se tiene que ir a un pueblo a buscar a un autor desconocido, es un tanto extremo, pero sé que es algo que sólo un editor podría hacer.
P.- Poniéndome en la piel de Maud, ¿que es más importante, una obra maestra de la literatura o el autor que se esconde tras ella?
Es una pregunta que se plantea a lo largo del libro muchas veces, porque el tandem libro-escritor es indivisible, todos los libros los escribe alguien. Si es cierto que los autores mueren y sus libros permanecen, pero eso no quiere decir que debamos poner a uno sobre otro. Supongo que depende de a quién se lo preguntes. Los lectores dirán que un libro y los autores tiraremos para el otro lado.
P.- Como La hélice, ¿podría ser la tuya una novela que cambia la vida de quien la lee?
Como escritor siempre me he dicho que nuestro objetivo no es gustar a todo el mundo, sino tratar de emocionar a unos pocos. Este es un libro que yo ya sé que ha cambiado a algunas personas, además de a mí, y ahora nuestro objetivo es llegar a un público más amplio para que esta emoción se difunda. Es un objetivo complicado, pero soy de los que le gusta apuntar alto.
P.- Como Thomas Maud, ¿no tendrás también seis dedos en la mano derecha? ¿Es el humor la pieza clave de tu novela?
El humor es parte esencial de la vida. Sin humor aguantaríamos muy poco las situaciones de nuestro día a día. En este libro el protagonista se ve involucrado en situaciones un tanto absurdas (no más de lo que nos vemos involucrados en la vida real), y si eso arranca una sonrisa al lector, sé que esa no habrá sido una página desperdiciada. ¿Qué harías si te mandasen buscar a alguien con 6 dedos? ¿No pasarías el día mirando manos?
P.- ¿Cuánto de Santiago Pajares hay en el David Peralta de la novela? ¿Y en el resto de personajes?
David Peralta en un editor en una situación que le sobrepasa. Es fácil identificarme, pues muchas veces me he encontrado en la vida en situaciones donde no tenía el control y debía buscar por donde salir. Todos los personajes tienen algo mío, pero la escritura permite identificarte desde una distancia donde puedes ver las cosas desde otro ángulo. Es increíble lo que puedes aprender de ti mismo escribiendo sobre otra persona. En ese momento descubres que todos nos basamos en los mismos principios. Todos tenemos sueños, miedos y dudas, y tenemos que reunir el valor para superar obstáculos.
P.- ¿Cuándo, cómo y por qué se le ocurrió escribir este libro?
La idea original se me ocurrió con 20 años, y comencé a escribirlo con 23. Todo partió del momento en el que me di cuenta que no existe de verdad el arte libre, ya que, quieras o no, la gente opinará sobre él, y eso influirá sobre el autor. La única forma de escribir un libro de una forma libre era hacerlo desde el anonimato, tanto que ni siquiera la editorial supiera quién era el autor. Rápidamente comencé a pensar si eso era posible y en qué sentido influiría en una editorial. Ese fue el comienzo de la historia de Thomas Maud.
P.- ¿Dónde te mueves más cómodo: en la literatura o en el mundo del cine?
La literatura es más tranquila, ya que la puedes ejercer en tu casa, con un ventilador y una bebida fría al lado. En el cine tienes que salir a mancharte las manos y a sudar, a trabajar con gente y a poneros de acuerdo. En cierto sentido (a no ser que seas guionista de escritorio puro), te saca de tu zona de confort y te obliga a enfrentarte a nuevos retos. Es muy emocionante y al mismo tiempo te deja exhausto pero, ¿quién busca una vida tranquila?
P.- ¿Cómo ha evolucionado Santiago Pajares? ¿Cómo cree que le ha sentado el tiempo a “El paso de la hélice”?
Han pasado doce años desde que me senté a escribir mi primera novela, mucho más desde mis primeros relatos. He aprendido sobre todo a estar más tranquilo y a cogerle mejor el pulso a las historias. Cuanto más relajado estás, mejor escribes, pero también hay que saber aprovechar los momentos de furia y de nervios para mezclarlo todo en un solo plato. Respecto al libro ha sido fantástico ver que diez años después de su primera publicación sigue teniendo tan buena acogida, tanto como para que una editorial grande como Destino se interesara en ella
P.- ¿Qué nuevos proyectos narrativos tiene en mente?
La editorial Destino ya ha adquirido mi siguiente novela, que ya está escrita, que supongo verá la luz en un año y medio o dos años. Mientras, aprovecho para escribir una novela corta que tenía en mente antes de ponerme con una novela más larga que ya tenía planificada. Lamentablemente (para mí, sobre todo), soy alguien que no sabe estar parado.
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Por Benito Garrido.
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