Motivación a la literatura
Por Fco. Javier Clavero Champsaur
Mi nombre es Javier Clavero y me dedico al apasionante mundo de la Motivación y a través de esta actividad, al mismo tiempo que la gran pasión que siempre he tenido por la lectura, he llegado al atrevimiento de escribir sobre los Caminos que nos llevan a la superación Personal. Pudiendo convertir esta en un estado de ánimo, una actitud, en definitiva, que nos lleve a ser quienes realmente deseamos ser.
Todo aquel que quiera escribir debe crear en su ser esa motivación que le lleve a transformar una idea, quizás tan solo un pensamiento en algo tangible, como es un texto. Mi intención no es dar paradigmas, sino más bien pistas que nos hagan reflexionar y nos ayuden; como iremos viendo, a crear sistemas que nos incentiven a motivarnos; para pasar a aplicarlos en nuestro día a día literario y por último a integrarlos, como si siempre hubieran estado en nuestro interior, de forma que creen la pasión, la paciencia, la perseverancia y la disciplina entre otras tantas capacidades y habilidades que necesitamos para escribir.
Todo aquello que se verá plasmado en estas líneas es producto de unos pocos conocimientos y la determinación de convertirlos en experiencias; ya que en estos momentos tengo tres libros escritos, un cuarto casi terminado y dispuesto para su corrección, además de un quinto ya comenzado; amén de varios proyectos de libros en colaboración sobre diversos temas.
Para que nuestro especial cajón de la motivación esté en su justa medida, uno de los primeros pasos sería conocerse, saber de manera íntima y sincera quiénes somos y por supuesto saber qué es lo que realmente nos gusta leer, tal vez sea más acertado decir, con qué tipo de literatura (lecturas) nos sentimos más identificados, que nos aportan más crecimiento personal. Y a su vez ver qué es lo que deseamos escribir y para lo que estamos mejor dotados; de nada sirve empecinarse en escribir novelas de 800 páginas si donde nos movemos bien es en el relato corto o querer escribir sobre autoayuda cuando nuestro potencial está en novela histórica.
Aunque lo anterior no debería ser excluyente, tan solo se trata de matizar que si tenemos unas capacidades y habilidades, vamos a sacarles el máximo partido… y luego ya veremos cómo llevamos a la realidad nuestros sueños literarios más arriesgados o incluso descabellados.
Todo aquel que siente la necesidad de escribir, tiene la tentación de mencionar en sus plegarias palabras tales como inspiración, suerte, oportunidad y así debe ser y existir en nuestra mente; pero más como una certeza de algo que va a ocurrir, que como algo que puede pasar o no; independientemente de nuestras acciones.
¿Qué queremos decir con esto? Que la suerte, la oportunidad y la inspiración suelen ser más que circunstancias, estados de ánimo de máxima atracción hacia aquello que queremos y, sobre todo, en trabajar para que se hagan realidad. Ponerse a la tarea es de las mejores acciones que podemos emplear; ya sabemos por propia experiencia que a la hora de escribir, tan importante es el “saber” como el “hacer” de manera organizada y con un objetivo claro, definido, medible, coherente y razonable; con el esfuerzo, dedicación y sacrificio que estemos dispuestos a realizar para convertir una idea en un texto leíble y, cómo no, publicable.
Conocernos y creer en nosotros nos dará la convicción y las herramientas para confiar en que lo que vayamos a escribir, además será algo que atraerá a los demás a leer y no dejar de hacerlo hasta finalizar, al margen de la posterior valoración. De hecho, muchos de nosotros hemos empezado a escribir más preocupados de esa valoración que los demás nos harán, que ocupados realmente en estar al cien por cien y con todos los sentidos en esas palabras que fluyen de nuestra mente conformando líneas y párrafos en definitiva, que plasmen lo que verdaderamente queremos expresar y mostrar a quienes nos tengan a bien leer.
Para aquellos indecisos que nunca encuentran el momento de comenzar un proyecto les diría que cuando estén listos saldrá de ellos el comenzar, aunque siempre para ponernos en marcha y ante el temor de que lo que hagamos esté bien o esté mal, diremos que las cosas nunca sabemos si son para bien o para mal… ¿Quién lo sabe?
Como aquel escritor al que inicialmente le rechazaron su primer libro en una pequeña editorial y cuando se lo contó a su pareja esta le respondió: -Puede que bien, puede que mal… ¿Quién sabe? Al cabo de unos meses, después de tener su segundo libro terminado, continuación del primero y gracias a un contacto hecho de manera fortuita, una editorial de prestigio se interesó por la publicación de los mismos y al contárselo a su pareja esta volvió a responderle: -Puede que bien, puede que mal: ¿Quién sabe?… Y así podríamos continuar hasta el fin de nuestros días.
Si nunca empezamos a desarrollar nuestros proyectos literarios no entraremos en la rueda de las oportunidades que se vuelven realidad. Alguien podría pensar que esto no puede ser cierto, a lo que yo le respondería: -Puede que sí, puede que no… ¿Quién lo sabe?