Cuentos con Gabriela Keselman

       Gabriela Keselman nació en la ciudad de Buenos Aires, Argentina y pronto se marchó a vivir a Madrid. Desarrolló su actividad profesional en el área de la creatividad infantil trabajando con preescolares y coordinando talleres. Trabajó durante más de diez años en la redacción de la revista Ser padres hoy, escribiendo, entre otros temas, artículos sobre literatura infantil, reseñas de libros para niños y publicando allí sus primeros cuentos. Ha publicado más de 60 libros, algunos traducidos al inglés, alemán, italiano, japonés, coreano, chino, portugués (Brasil) y próximamente al francés. También ha recibido el Premio Internacional de Ilustración de la Fundación SM con el álbum ¡Él empezó! (SM, Madrid, 2005) junto al ilustrador Pep Montserrat. Con la ilustradora Claudia Ranucci recibió el Premio Destino Apel.les Mestres de literatura infantil por el álbum ¡Te lo he dicho 100 veces! (Destino, Barcelona, 2006).

1. ¿Qué significa para Gabriela LITERATURA INFANTIL?

Para mí significa la posibilidad de poner en palabras todo lo que tengo para decir, tanto a los niños como a sus padres. Es un espacio privilegiado donde puedo jugar, imaginar y llamar a la reflexión. Y además un vehículo para compartir el humor y la ternura.

2. Los cuentos infantiles su entorno y actualidad. ¿? No sé…

3. Importancia de la lectura desde edades tempranas.

Creo que los padres pueden leer cuentos a sus niños desde que son muy pequeños. De hecho existen “bebetecas”, bibliotecas para bebés. A los niños les reconforta escuchar la voz de los padres aunque no entiendan el cuento en sí. Lo miran, lo tocan, lo escuchan y hasta lo muerden… y esa es una manera de leer. Me gusta llamarlos “los lectores de regazo”. Y cuando llegue el momento en que sepan leer solos, creo que jamás hay que forzarles, solo facilitarles el camino para que encuentren el placer de leer.

4. Las editoriales y el álbum ilustrado.

Yo tengo álbumes ilustrados en varias editoriales (Kókinos, SM, la Galera, Cuento de Luz, Destino…). Disfruto mucho creando este tipo de libros para los más pequeños. Incluso para los no tan pequeños y sus padres. Me gusta también escribir el texto y el guión de las ilustraciones (un contrapunto humorístico del texto) como en el reciente ¡¡¡¡papá!!!! o Así te quiero. Mamá, ambos de SM.

Lo que me preocupa son los álbumes ilustrados –muchas veces bellísimos en su diseño y con exquisitas ilustraciones–frente a los cuales me pregunto: ¿Y dónde está el escritor?

Para la polémica están los especialistas en LIJ y es mejor dejarles lugar. Solo es una inquietud desde mi lugar de escritora.

Quizá, simplemente, estamos antes dos categorías de libros que deberían llamarse de diferente manera.

5. Cinco características de un buen libro infantil.

Para mí tiene que haber una buena historia, estar bien narrada, ser original y sin moralina. Si el libro es para niños pequeños debe tener una buenas ilustraciones que acompañen al texto, que lo enriquezcan.

6. ¿Todos los niños caben en un cuento?

Caben todos y hay sitio también para los adultos sensibles e inteligentes.

7. Su creación preferida.

Me resulta difícil nombrar un solo cuento. Hay algunos libros que significaron mucho para mí como Si tienes un papá mago… (SM), El Regalo (La Galera), publicados al principio de mi carrera y que siguen reeditándose. (Si tienes un papá mago… es un libro de largo recorrido: ya tiene 37 ediciones).

Mi gran amor de los últimos años ha sido la serie Morris (SM) que cuenta con 11 libros de la serie blanca del Barco de Vapor y dos grandes libros que, además de la historia, contienen pasatiempos, juegos, pegatinas, un chip de sonido y más.

Morris es un mapache-héroe al que todos le piden ayuda para resolver problemas (y la recompensa siempre tiene que ser algo de chocolate). Son problemas muy ingenuos y disparatados. Y Morris siempre los resuelve con la ayuda de sus mismos amigos. Comparte con ellos –y con su hermanito- cada aventura. Es decir, los demás son tan héroes como él.

Los niños lo adoran y le escriben mails (Morris tiene un correo y responde los mail uno por uno). Los lectores se identifican con el personaje porque Morris no es perfecto. A veces no encuentra la solución, se frustra, lo intenta nuevamente, a veces también tiene miedo o se enfada… Eso sí, apunta siempre sus reflexiones en su cuaderno. Son pensamientos simples y muy graciosos, pero él muestra que pensar es muy importante. Es muy creativo, un valor que yo considero fundamental para los niños. Todos se apoyan en las malas y se divierten en las buenas. Nunca se sienten solos.

¡Yo me iría a vivir al bosque de Morris ya mismo!

Entrevista: Loli Hoyica