Moncloa
Moncloa. Una mujer hace historia. Germán Gullón. Madrid, ViveLibro-Isidora Ediciones, 2014. 174 pp.
Por Francisco Estévez
Hay entre nosotros una literatura de primer orden apegada a la realidad peninsular cuyo afán principal es cuestionar los problemas centrales de nuestra sociedad.La experiencia estética de tal narrativa permite aprehender de forma crítica, con mejor asidero, la realidad circundante porque aporta al individuo conciencia de estar y ser en el mundo a través del lenguaje y de asumir una identidad cultural.
Así enMoncloa, última novela de Germán Gullón, donde resaltan a bote pronto las franjas rojigualdas de la portada, guiño cómplice a las cubiertas de los Episodios Nacionales de Galdós, pero también pista de lectura, alineamiento de género e insinuación de su contenido. Apenas pasados cien años unprestigiosogaldosista como Gullón parece retomar allá donde dejara Don Benito ciertas líneas de Cánovas, el último episodio nacional: “Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve”. El problema político, con tristeza perenne en el árbol español, resulta de florecida actualidad a tenor de las últimas elecciones europeas y la catarata de sucesos que si no han provocado directamente, han favorecido. Bien instruido en la tradición cervantina y galdosiana, Gullón propone con extrema verosimilitud una muy divertida y provechosa (prodesse et delectare que pedía ya el clásico Horacio) sátira política con turbador carácter premonitorio a la luz de los recientes hechos. Además, se lee de cabo a rabo con ese efecto hipnótico y balsámico que otorgan sólo las buenas lecturas.
La líder de un partido periférico Partido Ciudadanos Independientes, Pepa Benavides, en un brillante y duro discurso con la clase política española muestra la profunda insatisfacción del pueblo y la desconexión con los problemas ciudadanos de los dos grandes partidos, que no van más allá de una “pelea de gallos”. Benavides apunta hacia una Europa de los ciudadanos, con mayor igualdad social. Semejante razonamiento alcanza cierta notoriedad y cala en buena parte de la ciudadanía que soporta los más duros latigazos de la crisis. Un grupo de abogados y activistas ciudadanos, tras escuchar el discurso de marras, sensato e ilusionador, proponen a Pepa un plan de acción política ambicioso apoyando al PCI con la gestión de las redes sociales y la maniobra política. La popularidad de la protagonista crece por momentos y los dos grandes partidos intentaran acercarla a susdistintasveredas con carantoñas. El desencanto popular en las calles,reflejado convomitivo furor a las redes sociales, junto al bloqueo a la hora de formar Gobierno tras las elecciones obligana proponer eso que muchos barruntaban o aconsejaban: iniciar una segunda transición con verdadera savia nueva.
Todo en la novela apunta hacia delante, no hay distracciones ni rodeos gratuitos o maniqueísmos de otras literaturas de receta. La concisión y organización de escenas es de soberbia planificación; los personajes caracterizados con exactas pinceladas a través de su forma de vestir, de actuar y de hablar. Además, la narración, coronada de agudezas lingüísticas, argumentales y de pensamiento, tiene escenas soberbiascomo la de arranque con excepcional descripción del Congreso y su fauna política o aquella del teleférico donde la protagonista aprenderá una lección reveladora..Alejada de tesis, la novela admite distintas lecturas para desvelar esa realidad que intenta reflejar. Quizá una de las más valiosas sea aquella por la que “el tiempo se mide por las oportunidades no por el calendario”.
Moncloa está escrita a pie de calle, nos interpela tanto como nos sacude y nos hace reflexionar junto a los personajes,amén del encasquillado problema político, sobremultitud de cuestiones colindantes (la politización del terrorismo y los medios de comunicación, la precarización del Estado del bienestar y con mayor profundidad, si el fin justifica los medios). En fin, literatura como exploración para auscultar el pulso verdadero de nuestra sociedad con actitud crítica y reflexionar sobre sus males centrales. En estos tiempos en los que la mesa de novedades literarias reúne una inmensa hojarasca pasajera es una felicidad topar con Moncloa pues como toda buena literatura, aparte de entretener, permite ahondar y vivir con mayor intensidad algunos de los problemas vitales de nuestra realidad española.